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Voto de La Taverna del Mastí:
3
Ciencia ficción. Terror Durante un viaje en el espacio rumbo a un remoto planeta al otro lado de la galaxia para colonizarlo, la tripulación de la nave 'Covenant' descubre una señal proveniente de lo que creen puede ser un paraíso inexplorado, y que resulta ser un mundo oscuro y hostil... Secuela de "Prometheus" (2012). (FILMAFFINITY)
24 de septiembre de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Según la definición oficial, una película es una obra de arte cinematográfica, la cual narra de una manera audiovisual, una historia o un hecho. Partiendo de este concepto, pienso que lo más importante a la hora de juzgar una película es el guión. Da lo mismo si es complejo o sencillo, si hay muchos o pocos personajes, si pertenece a tal o cual género... nada de ello es primordial más allá de que esté bien estructurado, tenga coherencia y sea interesante. Todo lo demás son complementos que ayudan a mejorar (o enriquecer) la cinta en cuestión.

Empiezo diciendo esto porqué la película que nos concierne, "Alien Covenant" tiene un guión pésimo; y por lo tanto, la convierte en una película pésima... ¡¡¡Así de simple!!! No hay por donde coger ni la historia ni los personajes; ni siquiera con pinzas. De todos modos, vayamos por partes.

"Alien Covenant" es la sexta película de la saga oficial de "Alien" (sin contar con los dos spinoffs de "Alien vs. Predator"), siendo al mismo tiempo, secuela de "Prometheus" (Id., 2012) y precuela de "Alien el octavo pasajero" (Alien, 1979), ambas dirigidas por Ridley Scott. Ya en "Prometheus" se nos planteaba el mito de Prometeo (como bien reza el título); es decir, aquella osadía de los hombres de hacer las cosas divinas, en este caso sobre la creación de la vida. En el presente filme es el androide el que juega a ser Dios, primero eliminando a su creador y luego creando a la forma de vida perfecta. Esa personalidad que adquiere el androide (que se considera a si mismo perfecto, al igual que el David de Miguel Ángel, de ahí su nombre), viene explicado en el prólogo, que personalmente me ha recordado (salvando las distancias) a la célebre "habitación blanca" de la obra maestra de la ciencia ficción por excelencia: "2001: Una odisea del espacio" (2001: A Space Odyssey, 1968) de Stanley Kubrick. En esta fantástica escena inicial vemos al androide, interpretado por Michael Fassbender, entablar una conversación con su creador (encarnado por Guy Pierce) sobre la vida, Dios y quién es el que ha creado al creador. En cierto sentido, las cuestiones que plantea el filme en su inicio son muy interesantes; sin embargo, se trata de un espejismo, ya que Ridley Scott vuelve a tropezar con la misma piedra.

En primer lugar, excluyendo el personaje de Michael Fassbender (ya desarrollado con anterioridad en "Prometheus" y bien introducido en ésta a través del prólogo, como os he indicado en el párrafo anterior; los demás personajes no están presentados de manera adecuada, simplemente irrumpen en escena. No hay ningún arco dramático trazado en el filme, hecho que ocasiona que no sientas ningún tipo de empatía con ninguno de ellos. A su vez, cabe agregar que existen un puñado de vídeos cortos colgados en internet, los cuales te presentan a los tripulantes de la nave Covenant. En ellos, Scott nos recomienda verlos para poder entender mejor la película; algo que a decir verdad me chirría bastante. Cualquier aficionado que se presenta en una sala cinematográfica, o se dispone a disfrutar de una película en la comodidad de su casa, no tiene la necesidad de ver vídeos previos, visionar otras películas o leer la novela en que se basa... para entender mejor la trama en cuestión. Simple y llanamente hay que ver la película y punto. Esto es algo que, como he dicho, me molesta bastante y hace que el filme pierda puntos. Terminando el pequeño inciso, es pertinente señalar que los cintados vídeos complementarios son: "The Crossing", "La última cena", "Meet Walter" y "Advent" (los tres últimos dirigidos por Luke Scott, hijo de Ridley).

Por otro lado, desde que esos deslavazados personajes hacen acto de presencia, empiezan a tomar decisiones absurdas, incoherentes y completamente estúpidas. Por ejemplo, echar al traste la misión principal en pos de explorar temerariamente un planeta acabado de descubrir; romper una cuarentena a los dos minutos de iniciarla con el peligro aún presente; meter las narices (literalmente) dentro del huevo alienígena porque el villano ha asegurado previamente que no hay peligro; y muchísimas más que no escribiré para no destripar la película. Todo ello conforma un disparate de proporciones bíblicas.

Aunque hay que mencionar que la puesta en escena, así como los efectos visuales son notables; de igual modo que la tensión 'in crescendo' en el último tercio del filme, en el que se podría destacar la escena (vista en el trailer) de la ducha, en el que nuestro viejo amigo alienígena hace acto de aparición. Además, su clasificación R ha permitido que en las muertes no hayan escatimado, mostrando escenas delirantes y sangrientas. No obstante, a pesar de su magnífico prólogo, el gran esfuerzo de Michael Fassbender y la brillante factura técnica, no es suficiente para levantar una película desastrosa y disparatada.

En definitiva, viendo la mediocridad en la que se ha instaurado la trayectoria de Ridley Scott en los últimos 7 años, exceptuando "Marte" (The Martian, 2015) que se podría entender como su canto del cisne, el cineasta que otrora nos regalara obras tan maravillosas como "Los Duelistas" (The Duellists, 1977), "Alien: el octavo pasajero", "Blade Runner" (Id., 1982), "Thelma & Louise" (Id., 1991) o "Gladiator" (Id., 2000), entre otras... ha perdido prácticamente todo su talento, así como aquella particular minuciosidad que atesoraba a la hora de confeccionar cada una de sus películas.
La Taverna del Mastí
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