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Voto de La Taverna del Mastí:
9
Drama. Romance Ann tiene 23 años, dos hijas, un marido que pasa más tiempo en paro que trabajando, una madre que odia al mundo, un padre que lleva 10 años en la cárcel, un trabajo como limpiadora nocturna en una universidad a la que nunca podrá asistir durante el día... Vive en una caravana en el jardín de su madre, en las afueras de Vancouver. Esta existencia gris cambia completamente tras un reconocimiento médico. Desde ese día, paradójicamente, Ann ... [+]
26 de agosto de 2017
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Según CIMA (Asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales) asegura que apenas un 8% de las películas que se producen en España son dirigidas por una mujer, un hecho que desde mi punto de vista es totalmente cierto; aunque actualmente esté cambiando la tendencia, debido a asociaciones como la citada anteriormente y a la política democrática del siglo XXI, en la vasta historia del cine español cuesta encontrarse con filmes realizados por el sexo femenino.

Una de las cineastas más destacadas y prolíficas de nuestro cine es Isabel Coixet, y que de modo coincidente, es una de las socias fundadoras de CIMA. Esta cineasta nacida en una ciudad de la provincia de Barcelona y curtida en el mundo de los videoclips musicales y spots publicitarios de televisión, se caracteriza por realizar intensos melodramas psicológicos, claramente enmarcados dentro del cine de autor, en los que se tocan temas tan dispares como la enfermedad, el amor o la cultura japonesa, entre otros.

"Mi vida sin mí", estrenada en 2002, es posiblemente la obra cumbre de su filmografía, en la cual nos relata la historia de una mujer de 23 años llamada Ann, que vive a duras penas con su marido y sus dos hijas pequeñas en una caravana, alojada en el jardín de la casa de su madre. Trabaja de noche limpiando una universidad, teniendo una existencia que se desarrolla de forma anodina y deprimente. Se podría afirmar que vive una vida que quizás no ha elegido, y mucho menos soñado; sin embargo, la acepta sin rechistar y se entrega en cuerpo y alma por el bienestar de su familia.

Tras un reconocimiento médico, le diagnostican una enfermedad terminal, hecho que propicia un cambio permanente en su rutinaria y gris existencia. Lejos de hundirse y sumirse en la más profunda depresión, así como someterse a cualquier tipo de tratamiento, el citado cáncer le hace abrir los ojos, pues se da cuenta de las posibilidades que tiene la vida y de lo bello que es vivir. Guiada por tal impulso, escribe una lista con las cosas que desea realizar antes de morir.

Sin duda, se trata de un tema bastante arriesgado porque puede caer en el cliché fácilmente. Nuestra protagonista elabora una pequeña lista de cosas que va cumpliendo una por una; no obstante, la película no está abordada de la manera convencional, como por ejemplo "Ahora o nunca" (The Bucket List, 2007) de Rob Reiner, que su visionado solamente queda justificado por la calidad interpretativa de sus protagonistas, unos fantásticos Morgan Freeman y Jack Nicholson. En "Mi vida sin mí", Anne no le cuenta a nadie que va a morir, guardando el secreto en lo más profundo de su ser, propiciando que el filme nos muestre como afronta la enfermedad de forma interna y personal. En este sentido, cabría reseñar que la influencia del drama asiático es latente, caracterizado generalmente por relatar historias de corte romántico, intimistas, dramáticas y con un halo de tristeza tremendo. Que esta opera prima de Coixet se desmarque de las constantes que rigen el cine más occidental la convierten en una cinta interesante y por descontado, recomendable.

Por otro lado, es necesario puntualizar que una de las constantes de la filmografía de Coixet es trabajar con actores y actrices internacionales; de hecho, en "Mi vida sin mí" trabaja con Sarah Polley, Scott Speedman y Mark Ruffalo, entre otros; de Sarah Polley cabe destacar que es el alma mater de la película, pues realiza una grandísima interpretación, en la cual dota al personaje de una naturalidad y sensibilidad inusitada, siendo frágil y fuerte a la vez; habría que decir también que en lo referente a Mark Ruffalo (otro de los actores antes citados) me ha gustado especialmente interpretando a ese amante clandestino de nuestra protagonista, que es ajeno a la cruda realidad, y cuya historia de amor se podría afirmar que se asemeja a una representación onírica de la misma. Su conmovedora historia nos emociona y nos hace reír a partes iguales, hasta su anunciado trágico final.

Me ha encantado la inclusión del clásico de los Beach Boys "God only Knows", que se convierte en el tema principal de la película y se encuentra muy bien integrado, ya que su estribillo dice: "God only knows where I'll be without you", que traducido al castellano vendría a decir: Solo dios sabe que sería sin ti. También es digno de mención el potente inicio, con una Sarah Polley empapada bajo la lluvia, mientras su voz en off nos presenta a su personaje, siendo un instante verdaderamente hermoso, poético y repleto de magia. A continuación me gustaría plasmar el instante en un pequeño inciso, para poder comprobar de primera mano toda la belleza poética de ese inicio tan magnético e impresionante: "Ésta eres tú. Con los ojos cerrados, bajo la lluvia. Nunca imaginaste que harías algo así, nunca te habías visto como… no sé cómo describirlo, como una de esas personas a las que les gusta la lluvia o que pasan horas contemplando el mar o una puesta de sol. Seguro que sabes de qué gente estoy hablando, o tal vez no. Da igual. A ti te gusta estar así, desafiando al frío, sintiendo cómo el agua empapa tu camiseta y te moja la piel, y notar cómo la tierra se vuelve mullida bajo tus pies, y el olor y el sonido de la lluvia al golpear las hojas. Todas esas cosas que dicen los libros que no has leído. Esta eres tú. Quién iba a pensarlo.. tú."

Después de "Mi vida sin mí", realizaría la notable "La vida secreta de las palabras" (2005), con Tim Robbins, Julie Christie, y en ella repetiría con Sarah Polley, papel por el que fue multi-premiada en los Goya, contando con una premisa probablemente un tanto más ambiciosa en su discurso; aunque sería pertinente señalar que no llegó a alcanzar la excelencia de esta fascinante obra maestra que nos concierne.
La Taverna del Mastí
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