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Voto de La Taverna del Mastí:
7
Drama Álvaro (Javier Gutiérrez) se separa de su mujer, Amanda (María León), una exultante escritora de best‐sellers, y decide afrontar su sueño: escribir una gran novela. Pero es incapaz; no tiene talento ni imaginación... Guiado por su profesor de escritura (Antonio de la Torre), indaga en los pilares de la novela, hasta que un día descubre que la ficción se escribe con la realidad. Álvaro comienza a manipular a sus vecinos y amistades para ... [+]
24 de marzo de 2018
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El síndrome de la hoja en blanco es el pánico a empezar algo, una parálisis psicológica inherente al principio del proceso creativo. Se llama así porque todo proceso creativo empieza con la nada, y en la mayoría (aquellos que involucran a escritores, pintores, creativos publicitarios, diseñadores gráficos e industriales…) empieza delante de una hoja de papel en blanco que queremos llenar con las mejores ideas. Pero al principio es la nada, y enfrentarnos a la nada, al vacío, causa angustia, miedo a que no se nos ocurra nada. No obstante, cabe decir que algunos han utilizado el miedo a la hoja en blanco como recurso narrativo (o excusa) para escribir sus relatos. Uno de esos autores es Javier Cercas, que para escribir "El móvil" se encerró a escribir en un piso de Barcelona, gracias a un préstamo que le hizo su padre que nunca devolvió. Cercas no había publicado una sola línea y tampoco conocía a nadie en el mundo editorial. Se podría decir que estaba él solo junto con la temida hoja en blanco. Aun así, terminó de escribir "El móvil", publicándose dos años después y treinta años después se ha llevado a la gran pantalla. Su director Manuel Martín Cuenca comentó sobre la adaptación de la novela de Cercas: "Es una novela corta que leí del tirón, la cerré, me reí de mí mismo y dije 'aquí hay una película'". El resto es historia, porque a pesar de tener menos de cien páginas, la trama da para mucho, ya que se trata de un absorbente thriller metaliterario que parece contener como en germen la obra entera de este novelista, hoy consagrado como uno de los grandes escritores europeos contemporáneos.

De entrada, se puede afirmar que estamos ante una propuesta diferente y peculiar, que elude con destreza y habilidad los cauces del cine convencional, para perderse en los tortuosos meandros del cine experimental. El filme atesora interesantes influencias al primer Polanski (el de "Repulsión" o "El quimérico inquilino" por citar algún ejemplo) con esos ambientes saturados y claustrofóbicos por los que se mueve nuestro enfermizo protagonista. Él no solo mira por la ventana como lo hiciera el personaje de James Stewart en "La ventana indiscreta" de Alfred Hitchcock, que acechaba por curiosidad y mero aburrimiento; sino que va un paso más allá, ya que él se dedica a espiar, a escuchar (e incluso los graba con su móvil), para luego manipular a los observados, siendo éstos ajenos al macabro juego urdido en la mente calenturienta de nuestro novelista.

La realidad observada y captada se convierte en carnaza literaria, con la finalidad de que su relato escrito rezume verdad por todos sus poros; sin embargo, su obsesión cada vez más desmesurada le hace tergiversar esa misma verdad, convirtiéndola en una ilusión que solo es real en la mente de nuestro protagonista; de hecho, Martín Cuenca juega con ello a través de los estupendos personajes secundarios, como por ejemplo el de Antonio de la Torre, que en algunas de esas reuniones y tertulias que tiene con nuestro protagonista llega a afirmar que esos mismos personajes sacados de la realidad están estereotipados, carentes de toda vida. Por otro lado, aunque la buena ficción se escribe con la realidad, ésta siempre supera a la ficción. Por lo tanto, la obsesión compulsiva de nuestro protagonista para conformar la obra literaria definitiva acabará por engullirlo, y posteriormente fagocitarlo con todas sus consecuencias.

A pesar de que su punto de partida es original, la calidad de la cinta se eleva exponencialmente debido a las portentosas interpretaciones de sus protagonistas, sobretodo el de un Javier Gutiérrez que le permitió arrasar con todos los premios habidos y por haber de esta temporada, como el Goya... y es que su encarnación vira entre lo heroico y el patetismo más cómico y ridículo, con algunas pinceladas diabólicas y angelicales, conformando uno de los mejores personajes masculinos vistos en una película española en mucho tiempo. De igual modo, está muy bien acompañado, con secundarios de lujo como una pletórica Adelfa Calvo (que también ganó el premio Goya a la mejor actriz secundaria), que interpreta a la portera del edificio, y un desatado Antonio de la Torre (que encarna al controvertido profesor de escritura de nuestro protagonista) que se desmarca del tipo de papeles comedidos que nos tiene acostumbrados.

Moviéndose constantemente en la cuerda floja entre lo irritante y la plenitud cinematográfica, "El autor" es una rara avis, una propuesta diferente y original que no deja indiferente a nadie, que nos enseña de forma directa y visceral, los peligros que puede entrañar el hacer realidad un sueño a toda costa. Ya lo dice el refrán, cuidado con lo que deseas.
La Taverna del Mastí
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