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Nueva Zelanda Nueva Zelanda · Jaen
Voto de capacitivo:
5
Bélico. Drama En 1942, la ciudad rusa Stalingrado sufre un terrible asedio por parte de las tropas alemanas. Película coral en la que se muestran los horrores de la guerra a través de las vicisitudes de un grupo de soldados alemanes que llegan a Stalingrado tras disfrutar de un permiso en Italia. La batalla de Stalingrado fue, sin duda, una de las más sangrientas de la Segunda Guerra Mundial. En ella murieron más de un millón y medio de soldados. Una ... [+]
27 de agosto de 2009
30 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine, a partir de la segunda guerra mundial, nos ha bombardeado con un mensaje maniqueo sobre lo que ha sido, especialmente sobre lo que era el ejército nazi. Siempre nos han pintado a los soldados como seres robóticos, que cumplían órdenes sin plantearse dudas. Para el cine, los soldados adoraban matar judíos, no les temblaba el pulso cuando había que ejecutar una familia entera o exterminar un pueblo entero. Torturaban sin pestañear, y el Führer era su dios.

Las razones de este hecho son simples. Por una parte, remarcar las masacres ocurridas durante esa guerra, para que nunca se olvide. Por otra, no mojarse colocando soldados alemanes buenos en las películas, para que estuviera bien claro quienes eran los malos y no fuera a ser confundido el mensaje, que se vendía menos.

Creía que tantos años después de la guerra, todo el mundo se habría dado cuenta de que no todos los alemanes eran nazis, ni todos xenófobos, ni todos malvados.

Esta película tiene como única función afirmar que los soldados alemanes eran humanos. Sufrían, se cagaban encima de miedo, se asqueaban por las decisiones del Führer, tenían corazón. Por otra parte, exculpa al soldado por cumplir órdenes, mostrando cual era el castigo por mostrar piedad. Además, no se olvida de remarcar que muchos, sí eran nazis y sí despreciaban el resto de razas.

Veo la sensación de culpa, pero también veo la reafirmación de una sociedad que fue obligada a actuar así. Un, ¡ojo! ¡Que nosotros somos humanos! ¡Que el demonio existió! ¡Ya ha muerto! Pero así, gritando, una y otra vez, hasta que te cansa. Tantos millones en una película que se resume en una frase: “somos como todos”. Tremenda reconstrucción de la batalla, tantísimos extras, bombas y demás cacharrería bélica para recordarnos algo que todos deberíamos saber. Pero como siempre queda algún tarugo que no lo sabe, mejor se lo damos masticado y durante dos horas para que luego diga:

- Pobres soldados, si es que en Alemania había de todo.
capacitivo
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