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España España · Madrid
Voto de Servadac:
8
Drama Peter Egerman (Robert Atzorn) comete un horrible crimen: viola y estrangula a una prostituta. Del caso se ocupa el psicoanalista Mogens Jensen (Martin Benrath), pues él ya le había confesado en su consulta su deseo de asesinar a su mujer. A través de una investigación policíaca narrada en forma semidocumental, se va reconstruyendo el inquietante retrato del asesino, un hombre frustrado, sobre todo por el fracaso de su matrimonio, cuya ... [+]
23 de septiembre de 2006
43 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Retrato complejo y estremecedor de un psicópata de libro -o como transitar, sin despeinarse, por los oscuros recovecos de la mente. La primera escena (rodada en tonos rojos, milimétrica en su composición, con precisos encuadres llenos de expresividad, brutal y sin sangre y un tanto psicodélica) deja muy a las claras cuál va a ser la textura de la narración. A partir de ahí, Bergman despliega su inmenso talento para reconstruir, en clave de reportaje negro y blanco, el antes y el después de la secuencia inicial. No todos los episodios resultan igualmente logrados –la carta escrita por el asesino no convencía al propio director-, pero el conjunto es escalofriante. El guión, magnífico, con unas líneas de diálogo excelentes, que, a menudo, suenan voluntariamente a falso (¡el juicio clínico del psiquiatra!, ¡oh!, ¡tan plagado de tópicos!, ¡ah!, ¡tan bien urdido! ¡uf!), poniendo de relieve los aspectos visuales de la película. ¡Qué hermosos resultan los planos cortos y frontales por parejas, cuando habla el personaje que se encuentra en segundo término! ¡Y la intervención del amigo homosexual de los protagonistas, tan lúcida y sutil! Todo transcurre en un sofocante ambiente cerrado e interior, dando pábulo a un desasosiego que nos impulsa a pensar en lo que es capaz de hacer un ser humano modélico si se dan las morbosas condiciones adecuadas. Después de ver la película, uno deambula por las calles recelando de todos los viandantes. En manos de Ingmar Bergman, el mismísimo conejito de Pascua podría resultar temible. Con esta cinta, queda demostrado que el genio del maestro sueco también funciona en alemán, ¡qué miedo!
Servadac
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