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Voto de Servadac:
7
6,6
5.102
Drama
Dos colegialas descubren que la prostitución es el modo más fácil y rápido para conseguir el dinero deseado para ir a Europa. De este modo, una se encarga de buscar a la clientela y la otra de vender su cuerpo, y ambas se inician en un negocio tan lucrativo como peligroso... (FILMAFFINITY)
4 de enero de 2008
66 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tres personajes, tres secciones, tres cuentos morales e inquietantes que son uno.
===
1) Vasumitra o La sonrisa de Buda
Psicología extraterrestre. Amor y adolescencia, en femenino.
"Todos los clientes de Jae-yong son despreciables" (*)
===
2) Samaria o El evangelio según Kim Ki-duk
Amor constante, más allá de la muerte (como en el soneto de Quevedo). El dilema del padre. Espejo y simetría.
"Todos los clientes de Jae-yong merecen ser salvados" (*)
===
3) Sonata o […]
El coche y su viaje vertical.
"Padre, ¿por qué me has abandonado?" (*)
===
(*) Fragmentos del diario apócrifo de Yeo-jin
===
1) Vasumitra o La sonrisa de Buda
Psicología extraterrestre. Amor y adolescencia, en femenino.
"Todos los clientes de Jae-yong son despreciables" (*)
===
2) Samaria o El evangelio según Kim Ki-duk
Amor constante, más allá de la muerte (como en el soneto de Quevedo). El dilema del padre. Espejo y simetría.
"Todos los clientes de Jae-yong merecen ser salvados" (*)
===
3) Sonata o […]
El coche y su viaje vertical.
"Padre, ¿por qué me has abandonado?" (*)
===
(*) Fragmentos del diario apócrifo de Yeo-jin
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
[Cuaderno de apuntes]
- Cine exprés: Sólo 13 días de rodaje.
- La cinta, en mi opinión, va de menos a más.
- La composición de los planos es marcadamente fotográfica.
- Kim Ki-duk tiene un serio problema con la música (no con el sonido). Lo que le hacen a Chopin es de juzgado de guardia. ¡Malditos sintetizadores de herbolario!
- El manejo magistral del fuera de campo emparenta al director con algunos de los grandes minimalistas europeos (Bresson, Kaurismäki).
- Las escenas de sexo se eliden. A lo sumo, presenciamos el antes y el después.
- La violencia sí se nos muestra, aunque, las más de las veces, fuera de cuadro.
- No hay humor.
- Como en Tarkovsky, el agua es esencial.
El hilo narrativo, en principio, es cíclico: Los tres personajes (la amiga, la samaritana y el padre) visitan los mismos lugares y participan del rito de la ducha purificadora.
---> Jae-yong está más allá del sentimiento de culpa o de vergüenza. Es una iluminada.
---> Yeo-jin desea cerrar el círculo de la expiación. Deshace los pecados cometidos por Jae-yong, redimiendo, con ello, a los puteros pederastas, a sí misma y a su amiga del alma (y del cuerpo). Revelación y liturgia: “Yo soy la verdadera Yeo-jin.”
--->Para el padre, el camino es una espiral. Una espiral de violencia culpable y comprensible. Una espiral de la que intenta escapar en la tercera sección de la película.
Vasumitra (Jae-yong / Yeo-jin); Samaria (Jae-yong / Yeo-jin / Yeong-ki); Sonata (Yeo-jin / Yeong-ki). Como se echa de ver, es Yeo-jin quien vertebra el desarrollo de la historia.
El final (exceptuando el sueño azul de Yeo-jin) es, sencillamente, milagroso. Lírico, profundo.
Abierto. Igual que una pregunta sin respuesta.
- Cine exprés: Sólo 13 días de rodaje.
- La cinta, en mi opinión, va de menos a más.
- La composición de los planos es marcadamente fotográfica.
- Kim Ki-duk tiene un serio problema con la música (no con el sonido). Lo que le hacen a Chopin es de juzgado de guardia. ¡Malditos sintetizadores de herbolario!
- El manejo magistral del fuera de campo emparenta al director con algunos de los grandes minimalistas europeos (Bresson, Kaurismäki).
- Las escenas de sexo se eliden. A lo sumo, presenciamos el antes y el después.
- La violencia sí se nos muestra, aunque, las más de las veces, fuera de cuadro.
- No hay humor.
- Como en Tarkovsky, el agua es esencial.
El hilo narrativo, en principio, es cíclico: Los tres personajes (la amiga, la samaritana y el padre) visitan los mismos lugares y participan del rito de la ducha purificadora.
---> Jae-yong está más allá del sentimiento de culpa o de vergüenza. Es una iluminada.
---> Yeo-jin desea cerrar el círculo de la expiación. Deshace los pecados cometidos por Jae-yong, redimiendo, con ello, a los puteros pederastas, a sí misma y a su amiga del alma (y del cuerpo). Revelación y liturgia: “Yo soy la verdadera Yeo-jin.”
--->Para el padre, el camino es una espiral. Una espiral de violencia culpable y comprensible. Una espiral de la que intenta escapar en la tercera sección de la película.
Vasumitra (Jae-yong / Yeo-jin); Samaria (Jae-yong / Yeo-jin / Yeong-ki); Sonata (Yeo-jin / Yeong-ki). Como se echa de ver, es Yeo-jin quien vertebra el desarrollo de la historia.
El final (exceptuando el sueño azul de Yeo-jin) es, sencillamente, milagroso. Lírico, profundo.
Abierto. Igual que una pregunta sin respuesta.