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Voto de El ermitaño:
10
7,4
1.271
Documental Documental sobre la vida cotidiana de los habitantes de las islas de Aran. Muestra la lucha diaria por la supervivencia, el enfrentamiento entre el hombre y la naturaleza y, sobre todo, la dureza del trabajo en la mar, realizado por unos hombres que consideran que morir ahogado es el tributo obligatorio que hay que pagar al monstruo del mar. Se centra en las tareas cotidianas de una familia de isleños: hacer hoyos en la roca viva y ... [+]
11 de enero de 2008
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Robert J. Flaherty es, históricamente, el padre del documental como género, con una fecha, 1922, y una obra de arte, "Nanuk, el esquimal", que trata del mundo esquimal y sus problemas. Este primer film fué realizado sin ayuda de nadie. Flaherty, un intuitivo que obra por inspiración, fué su productor, director, montador y operador, todo en uno. Flaherty es un viajero que recorre el mundo con su cámara al hombro, un artista solitario de exquisita sensibilidad, un creador auténtico que, con escasísimos medios económicos y técnicos, convive con amor y curiosidad con el pueblo que trata de captar.
Su mejor realización, el documental más clásico del cine, punto de partida y espejo ejemplar del nuevo género es, sin duda, "Hombres de Aran". Aran, una isla irlandesa en la bahía de Galway, es el escenario donde Flaherty pasa dos años conviviendo con los isleños, observando y rodando.
"Hombres de Aran" representa la eterna lucha del hombre contra una naturaleza hostil. Es la tragedia de la isla sin tierra, azotada por crueles ventiscas y en la que el hombre ha de arrancar al mar, en una lucha cotidiana y necesaria, lo que es imprescindible para su vida. Cada imagen de la película es un buen equivalente de estrofas poéticas, ligadas con maestría, inspiración y sensibilidad supremas. El mar, furioso, atacando las rocas. El espectáculo duro del isleño golpeándolas para recubrirlas de algas y plantar, sobre ellas, sus cultivos, las blancas gaviotas deslizándose sobre las olas de espuma. La pesca de animales peligrosos. Y los tipos eternos: el hoimbre, la mujer, el niño. A Flaherty lo que, de verdad le importa, es el hombre. Las tres figuras son tan humanas como míticas: el hombre es la lucha diaria por la vida; el muchacho, la esperanza del mañana, y la mujer, con su humildad sumisa y con una dulzura siempre serena, parece una figura con dimensión bíblica.
El ermitaño
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