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España España · Barcelona
Voto de Ignacio:
10
Drama Inglaterra, siglo XII. Drama histórico en el que se narran los enfrentamientos entre Enrique II Plantagenet, rey de Inglaterra, y Thomas Becket, que llegó a ser canciller y después arzobispo de Canterbury (desde 1162). Las desavenencias entre ambos comienzan cuando en 1164 (Constitución de Clarendon) el rey lleva a cabo una reforma del sistema judicial que reduce substancialmente las prerrogativas de la Iglesia.(FILMAFFINITY)
16 de diciembre de 2008
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia que nos presenta este drama histórico es una de las maravillas más preciosas del mundo. Un hombre, Thomas Becket, se enfrenta a si mismo por escoger entre su amor a su rey o su amor a Dios.
La interpretación de Richard Burton deja a un lado al borracho Marco Antonio de Cleopatra para convertirse en el magnífico santo inglés que desafió a Enrique II. Burton interpreta de manera magistral, una vez más, a un personaje atormentado por sus decisiones (tal como lo había hecho en La Túnica Sagrada o en Alejandro Magno) y que no puede dejar a un lado ni su obligación para con la monarquía ni su obligación hacia el clero inglés.
Junto a Burton encontramos al magnífico Peter O'Toole, que demuestra poder ser algo más que Lawrence de Arabia en un papel de borracho y fiestero que le iba como anillo al dedo. No podemos olvidar que años más tarde volvería a interpretar a Enrique II en la también magnífica El León en Invierno.
Estos dos magníficos actores nos muestran una historia dentro de la historia, la de la ambición y la del hombre que la destruye. Santo Thomas Becket es un auténtico símbolo del catolicismo inglés y una auténtico martir para la Iglesia de Roma, ya que antepuso su deber como arzobispo a su deber como amigo.
A la historia que nos narra la película la apoya el vestuario. Una mitras y unos ornamentos magníficos alrededor de los obispos y una realidad en los banquetes genial, verosímil por encima de todo, cuando vemos a Becket discutiendo con Enrique II sobre el nuevo invento refinado de los florentinos: el tenedor.
"Sirve para llevarse las viandas a la boca.
- entonces se manchará el tenedor.
- se puede lavar.
- También las manos, no le veo utilidad"
Esta es sólo una pequeña muestra del genial guión de la película que no deja de mostrarnos situaciones cómicas en la figura del rey, un rey que puede ser tan divertido como implacable con aquellos que le van en contra.
Allí esta Thomas Becket, en la carne de Richard Burton, para mostrarnos la vida del santo que cambió su amor al rey por su amor a Dios.
Ignacio
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