Realizada a mayor gloria de Rob Schneider, Este cuerpo no es el mío guarda grandes paralelismos con Dos rubias de pelo en pecho (White Chicks), realizada posteriormente y con la que comparte entre otras cosas la típica escena de guerra de baile entre grupos de chicas rivales. Si bien aquí el cambio de cuerpo entre una de las chicas más populares del instituto y un ladrón de medio pelo se realiza gracias a unos pendientes mágicos, lo que sirve de excusa para que Schneider despliegue su colección de irritantes tics y amaneramientos. Lo mismo hace su amigo Adam Sandler, aunque por fortuna sólo parece brevemente. No así Anna Faris (con un parecido increible a... Britney Spears), protagonista femenina y cuya interpretación resulta menos indigesta que la de sus compañeros antes mencionados.

El caso es que Jessica (Rachel McAdams) tendrá que descubrir la manera de regresar a su cuerpo, ahora transformado en el del ladrón (Rob Schneider). Para ello contará con la ayuda de sus amigas e incluso de alguna enemiga, dejando por el camino malos chistes relacionados con el cambio de sexo (para mayor deleite de Schneider una de las bromas más recurrentes gira en torno al tamaño de su entrepierna) y una retahíla de humor burdo y escatológico, ventosidades incluidas.