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Voto de yesterday:
9
Drama Roslyn Tabor (Marilyn Monroe), una joven que llega a Reno (Nevada) para divorciarse, conoce a un viejo vaquero (Clark Gable) y decide quedarse unos días en su cabaña. Poco después, él encuentra en las montañas una manada de caballos salvajes y decide capturarlos para vender la carne, contando con la ayuda de un vaquero especialista en rodeos (Montgomery Clift). (FILMAFFINITY)
23 de septiembre de 2011
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una escena de 'Vidas Rebeldes', uno de los protagonistas cuenta como podemos seguir viendo el brillo de una estrella aunque ésta haya muerto hace cientos de años. Algo parecido ocurre con esta película, que nos permite seguir viendo el brillo de una estrella, en este caso del celuloide, muchos años después de su muerte. Hablo de Marilyn Monroe. La 'tentación rubia' está espléndida en esta obra maestra de John Huston, y no solo físicamente, que también, sino interpretativamente. Alrededor de la estrella orbitan una serie de satélites encarnados por Clark Gable, Montgomery Clift y Eli Wallach. Tres hombres que hablan, sienten y aman a Marilyn. ¿Quién no?

Estos personajes son 'The Misfits' (Los Inadaptados), a los que habría que sumar a una secundaria de lujo, Thelma Ritter. Monroe es una recién divorciada en busca de afecto; Gable, un cazador de caballos salvajes que quiere mantener su libertad; Clift, un joven que sobrevive a duras penas jugándose la vida en los rodeos; y Wallach, un amargado viudo que necesita una nueva mujer. Todos ellos están perdidos, sin un horizonte vital al que dirigirse y con graves traumas a cuestas. Es una película de tono crepuscular, y no solo por ser la última de Marilyn Monroe y Clark Gable, sino por la sensación de fin de una época que transmite.

Volviendo a Norma Jean, la minusvalorada actriz está más sensual (y sexual) de lo habitual, lo que provocó que la censura sacara la tijera (los numerosos cambios en el doblaje lo atestiguan), privando a los españoles de la época de una Marilyn en todo su esplendor. Mención especial para la escena de una solitaria Marilyn bailando borracha a la luz de la luna con un halo fantasmagórico y premonitorio a su alrededor y para otra en la que una exuberante Marilyn demuestra su capacidad para volver locos a decenas de hombres con algo tan inocente como una bola atada a una pala. Todo esto bajo la atenta mirada de Arthur Miller, su por entonces marido y además guionista de la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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