Quinta entrega de la saga galáctica más famosa, con perdón de "Star Wars". Quizás sea la más floja de todas, pues no aporta ninguna novedad y su desarrollo es poco interesante.

William Shatner se animó a dirigir el filme, al igual que hiciera Leonard Nimoy con la tercera y la más que solvente cuarta parte, pero a Shatner no le salió tan bien como a su compañero de reparto, pues el presente filme vuelve a caer en la peligrosa monotonía con la que comenzó la segunda parte de la saga, fruto de la escasez de ideas y de la poca experiencia de Shatner como director.

Esta vez, la Enterprise va al encuentro de Dios. Tema nada baladí y bastante delicado, pero el desarrollo del filme no logra despertar el interés a pesar de un tema tan espinoso.

Como en toda la serie, se fomenta la amistad y el compañerismo, sobre todo entre Kirk (Shatner), Spock (Nimoy) y McCoy (Kelley), los cuales protagonizan una de las mejores escenas de la película: la de su excelente comienzo.

Exclusivamente para fans.