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El Salvador El Salvador · Klendathu
Voto de Especialista Mike:
10
Ciencia ficción. Fantástico. Terror Un científico se utiliza a sí mismo como cobaya en la realización de un complejo experimento de teletransportación. La prueba es un éxito, pero empieza a sufrir unos extraños cambios en su cuerpo. Al mismo tiempo, descubre que dentro de la cápsula donde realizó el experimento con él se introdujo una mosca. (FILMAFFINITY)
7 de octubre de 2010
35 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La mosca” es quizá la película más terrorífica que haya visto en el cine. Aunque creo que las hay con una narrativa visual más brillante y suspense mejor logrado. ¿Por qué la tengo tan alto?

Para empezar, “La mosca” concentra su fuerza en tres personajes, consistentes, ambiguos y dinámicos. Aparentemente claustrofóbica, “La mosca” es más bien una película intimista. El monstruo sólo parece existir para Seth Brundle (Jeff Goldblum). Verónica (Geena Davis) lo descubre de cerca en la intimidad de sus pesadillas. Y Stathis (John Getz) es testigo del horror por su relación con Verónica. El monstruo no existe para nadie más, ni siquiera como rumor público. La ciudad (hay contados exteriores) y sus habitantes no forman parte de la trama. El paranoico y sarcástico Stathis parece representar a los anónimos ciudadanos.

El carácter íntimo del monstruo sugiere la naturaleza simbólica de la película, donde el realismo está sujeto a la alegoría. Según sus palabras, a Cronenberg le interesaba desarrollar una metáfora sobre el envejecimiento y la muerte, a los que todos nos tenemos que enfrentar. Así, frente a su muerte como persona, Brundle-mosca sueña en convertirse en el “primer insecto político”, un sueño que le permite la ilusión de conservar su humanidad de alguna forma. Es irónico, porque no es lo político lo que define a Brundle-mosca como humano; sino el soñar que algo suyo perviva tras la muerte.

La humanidad del monstruo brinda un sostén para que el público pueda conmoverse. A partir de allí, “La mosca” es capaz de despertar emociones convencionalmente ajenas al género de terror. No sólo busca dar miedo. Teje un tapiz variado de emociones y hace pasar al público de una a otra en el momento oportuno (de asco a compasión, por ejemplo). En mi caso, ese tapiz me permitió involucrarme de una manera global, personal y profunda. También hizo posible para mí cierta experiencia de catarsis. De hecho, “La mosca” constituye una tragedia; y no una fábula moral como la predecesora de Kurt Neumann, el clásico sci-fi de los 50 con Vincent Price.

“La mosca” juega además con un concepto de terror poco habitual. No es un terror psicológico, porque la degradación física es explícita. Pero tampoco se ensaña en el gore. Aquí lo terrorífico no es tanto visual como conceptual: ¿Qué es más aterrador? ¿Que Seth se convierta en un monstruo o que pierda su humanidad? ¿Que la pierda de golpe o que la pierda concientemente? El alcance del horror es profundo, radical, sin concesiones: La desintegración de la naturaleza humana narrada en primera persona. A mí me ha angustia imaginar el resto: el éxito profesional de Seth, su amor con Verónica… Todo es fútil ante un proceso implacable y despiadado impuesto por la naturaleza.
¡La muerte, pues…!

Por eso, “La mosca” es quizá lo más terrorífico que haya visto en el cine.
Especialista Mike
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