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España España · Barcelona
Voto de Almasy:
5
Drama España, finales del siglo XIX. Una poderosa compañía inglesa obtiene una concesión para explotar durante 30 años las minas de Riotinto, en Huelva. Blanca Bosco, una niña de nueve años, y su inseparable amiga inglesa Kathleen, sobrina del director británico, son testigos de las miserables condiciones de vida de los trabajadores, entre los que abundan niños, y de la terrible contaminación atmosférica. Cosechas, ganado, árboles, ríos, pero ... [+]
9 de septiembre de 2007
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El corazón de la tierra nunca debió ser llevada al cine, en cambio sí hubiera sido una gran serie de televisión si sus responsables se lo hubiesen pensado mejor, sobretodo porqué habría habido minutos suficientes para desarrollar todos los personajes y para darle un sostén a la relación entre Sandino Moreno y Guillory que no llega a cuajar a pesar de que se supone que son amigas de la infancia, llega un momento en que ambos personajes no tienen lazos de unión a pesar de todo lo que han vivido y es no es lógico, además de que se dejan de lado muchos aspectos que hubiesen podido dar más jugo al guión como el evidente lesbianismo de Guillory. En general es una película insuficiente a nivel de guión, como ya se ha dicho, los personajes masculinos son demasiado estereotipados y en cuanto a la contienda tampoco está reflejada de manera demasiado realista. En cuanto al trabajo actoral, cualquier asomo de talento se ve ahogado por ese pésimo doblaje y ese baile de acentos que producen risa más que otra cosa; Guillory es quizás la que asume mejor su personaje, sabe a lo que se enfrenta, todo lo contrario que la Catalina Sosina Moreno que se limita a hacer su repertorio habitual de mohínes sosos y caras de pan que le valieron una inmerecidisma nominación al Oscar hace un par de años, vamos un cactús tiene más expresividad que esa mujer. Lo mejor acaba resultando la espléndorosa dirección de fotografía y los decorados y el vestuario, por mucho que se haga difícil imaginarse a una maestra de escuela con tanto poder adquisitivo para comprarse esos modelazos y asistir a fiestas de alto copete, pero eso ya debe ser otra historia ¿no?...
Almasy
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