The Shield es grande, muy grande. Una serie que rompe las reglas, que deja aparcada la diplomacia, que se olvida de hacer el típico retrato de buenos contra malos, que te revuelve las entrañas con la dudosa moralidad de lo todo cuanto sucede...

El protagonista, Vic Mackey (brillantemente interpretado por Michael Chiklis), dirige un grupo de asalto que siempre actúa bordeando la legalidad. Torturas, asesinatos, palizas, invención de pruebas, todo vale para hacer cumplir la Ley... su Ley! En la misma comisaria de Farmington, L.A., trabajan otros secundarios, como el capitán Aceveda, Dutch, o Claudette Wyms, excelentemente construidos por los guionistas, complejos, humanos. Y es que bueno, lo que se dice bueno, no lo es ni el apuntador, en The Shield. No hay blanco ni negro, todo son grises, más o menos intensos, y ahí radica la grandeza de esta serie.

En cuanto a la realización, tiene un tono pseudodocumental, la cámara es eléctrica, nerviosa, lo cual da un toque de realismo aún mayor a la serie. Y si así es la realidad, ¡pañados estamos!

Personalmente, en determinados momentos me llego a sentir mal ver que me gusta tanto esta serie, pero es que The Shield es un buen chute de adrenalina y, como toda droga, cuanto más la ves, más la necesitas. Ya he visto las 4 primeras temporadas, y no puedo esperar a ver la 5a. Vic eres grande, muy grande!