Escalofriante y terrible crónica de los inicios de la cruenta guerra de Siria, realizada en base a simples vídeos de teléfonos móviles a los que una cineasta kurda y un cineasta sirio residente en París dan forma y montan para ofrecer una obra maestra tan brutal como necesaria, tan dolorosamente real como arrebatadora en su plasmación de una guerra civil/metáfora de un mundo habitado por seres inhumanos, estúpidos y suicidas. El planeta está recorrido por el odio, por la sangre, por la falta de cordura. Estamos ante una combinación de imágenes y palabras perfecta, un poema negro rescatado de la noche más oscura (solo superada ahora mismo por el genocidio israelí al pueblo palestino) por las benditas flores de Omán. Veánla. Y esas flores, pese a todo, quizás incuben una nimia esperanza. Maravillosa.