Tras ver por segunda vez esta película y una vez que a Almódovar le ha llegado la coronación imperial definitiva con el advenimiento del Oscar por "Todo sobre mi madre", "Carne trémula" me ha producido una doble alegría: 1) me ha parecido mejor película de lo que me pareció a primera vista; 2) me ha reafirmado en mi opinión de que es un film clave en la filmografía almodovariana, la película-puente de un estilo y un cine más espontáneo, nitidamente atrevido, directamente transgresor, con un punto cursi y de desgarrado melodrama a un cine y un estilo más elaborado, complejo y trabajado, más arriesgado por ello todavía, pero de una madurez que lo hacen más accesible y, con el tiempo, más sólido.
La primera media hora de "Carne trémula" es soberbia: un prólogo en su mejor tradición roto por otros veinte minutos que son el nacimiento de ese nuevo estilo, dónde Almódovar combina tonos y ritmos, reinventa genialmente una genial secuencia del "Ensayo de un crimen" de Buñuel, plantea y abre una historia con fascinantes lazos de unión/desunión entre cinco personajes (desigualmente interpretados: correctos Rabal y Neri; el resto magníficos) e invita al espectador a una película más apasionada que apasionante, que decae y tiene altibajos, pero muy explicativa de su nuevo e indispensable cine, un film que combina con más fortuna que desacierto, desgarro, dolor, amor, pasión y sexo. Y que estoy seguro, crecerá en importancia con el paso del tiempo, pues pese a no ser de lo mejor del manchego, sí es de los más importantes. Y "Todo sobre mi madre", para mí, es la confirmación temporal de ello.