Probablemente, para quien haya descubierto antes el actual refrito de Battlestar Galactica: notables FX, el conseguido dramatismo de unos personajes muy logrados, y un desarrollo espectacular e inteligente que casi logra la factura perfecta, donde todo es más complejo y matizado, verá en la original el paradigma de space opera simple y desfasada. Aunque no estará falto de razón, no dejaría de ser una visión muy parcial, que infravaloraría una enorme serie.

Primero, hay que situarla en el tiempo, contextualizar las circunstancias para ser objetivos con el gran valor de la primigenia Battlestar Galactica. Una vez hecho ésto: Sí, comparadándola con la de nuestro siglo, es visualmente más pobre, la solemnidad del discurso general argumental es más elemental, y bla, bla, bla; pero no hay que olvidar que, habiendo sido superada en muchos aspectos, sigue siendo un ejemplo de sólido ejercicio argumental, la historia tiene un discurso elaborado y el ritmo fluye como en pocas series.

El sabor añejo y la mirada entrañable, sólo son añadidos que hacen de Battlestar Galactica 78, una de las mejores series de ciencia ficción de siempre (aun siendo mejorada).

Basket Music la vi 18 veces en un año. No precisamente por la calidad (cuestionable) de la película, sino porque era un enamorado del baloncesto (y lo sigo siendo).

Ésta, no tiene mayor interés que las actuaciones de algunas leyendas del deporte de la canasta, pero que es un maravilloso deleite freak para los que estamos enamorados del baloncesto y del cine cutre.

Huelga decir que, para disfrutar una película como ésta sin ser amante de este tipo de producciones, es imprescindible tener un desarrollado sentido del humor y pocos prejuicios, pero también es importante remarcar que no todo es chabacanería y sinsentido en esta cinta: la música negra que acompaña la absurda idea de la película, es realmente divertida, y las escenas que tienen el baloncesto como principal protagonista, son una fantástica y bien rodada sucesión de jugadas y malabares de jugadores míticos del basket profesional.

En definitiva: Una Blaxploitation surrealista, cómica y hortera; un despropósito que jamás invitaría a ver a nadie que no fuese fanático del baloncesto y/o las películas disparatadas, pero que se torna absolutamente recomendable para quienes disfrutamos con estas "rarezas".