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España España · valladolid
Críticas de Juan Mati
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
6
16 de octubre de 2012
26 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El ladrón de palabras” es una historia de historias, un famoso escritor presenta una novela, en la cual presenta a otro escritor que sin merecerlo, ha alcanzado el éxito literario plagiando un manuscrito anónimo que encontró por casualidad, el verdadero escritor de dicho manuscrito, aparece a su vez para contar su historia, la historia que dio vida a las palabras y que cuenta como un joven se enamora durante la Segunda Guerra Mundial.
El reparto de la película cuenta con nuevas y viejas estrellas de la gran pantalla, en el papel protagonista, Bradley Cooper, el cual está recientemente casado con Dora Jansen (Zoë Saldana), el escritor que presenta la novela, Clay Hammond, es el de sobra conocido Dennis Quaid, cuya mayor fan aunque ocasiones parece casi mas una acosadora que una fan, es Daniella (Olivia Wilde), y por último pero no menos importante, el siempre increíble Jeremy Irons, en el papel del anciano. Sin embargo, a pesar de este más que respetable reparto, la película parece en ocasiones quedarse a medias, contar tres historias a la vez en 102 minutos desde luego que no es sencillo, pero intentar contar demasiado, puede llevar a que al final se cuente demasiado poco, el papel de Jeremy Irons, revestido de gran importancia, prácticamente se reduce a dos frases, Bradley Cooper que además del protagonista, es el “chico guapo” de la película, solo tiene que sonreír, o consolar a su mujer en determinados momentos, y el papel de Olivia Wilde, es seducir a Dennis Quaid. Lo mejor de la película, sin duda alguna, las miradas al pasado durante la guerra, la historia que dio lugar al libro, el pasado del anciano, Ben Barnes y Nora Arnedezer, transmiten en sus momentos verdadera pasión, alegría, tristeza o rabia, son desde luego, los momentos más intensos de la película, cuando nos hacen creer que el amor lo puede todo, pero que la obsesión también lo puede destruir.
La fotografía que marca la película es sencilla pero efectiva, una calle de New York o una gran escena en Central Park entre Bradley Cooper y Jeremy Irons, cuando nuestro protagonista conoce al anciano y toma verdadera conciencia de lo que ha hecho, o un café parisino de la época donde los dos jóvenes se ven por primera vez.
En definitiva, “El ladrón de palabras” es una película entretenida, pero genera unas expectativas que no consigue satisfacer del todo, los momentos mas intensos de la película son los que nos muestran en el tráiler, y cuando terminamos de verla, a mi parecer, tenemos la sensación como ya dije antes, de habernos quedado a medias.
Juan Mati
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7
28 de septiembre de 2012
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero que se puede decir de la última película de Cedric Kahn es que es, ante todo, una película realista, que trata de forma perfecta como los poderes económicos asfixian a los más necesitados que luchan por mejorar su calidad de vida, o simplemente sobrevivir a una realidad que cada vez les resulta más cuesta arriba.

El amor, el drama y la economía se mezclan de forma perfecta para lugar a esta película, la relación entre la madre soltera de un niño de nueve años (Slimane Khettabi) y camarera llamada Nadia (Leïla Bekhti) y el cocinero, Yann (Guillaume Canet), comienza con una paradoja en su primer diálogo, «sin experiencia no hay trabajo y sin trabajo no hay experiencia», tras su rápido enamoramiento, deciden embarcarse en un arriesgado proyecto de abrir un restaurante. Su euforia pasa rápidamente a desesperanza cuando se dan cuenta de que no pueden hacer frente a los múltiples créditos que han pedido lo que termina desencadenando la separación de la pareja, cuando ella decide aceptar un trabajo en Canadá para ganar más dinero e intentar solventar la solución.

Es en este punto donde podemos decir que comienza la verdadera relación de la película entre Yann y el niño, Slimane, el personaje alrededor del que gira toda la película, que se ha quedado con él hasta que pueda ir con su madre a Canadá. Es una relación llena de contrastes, vemos escenas dramáticas o negligentes entre ellos mientras discuten o el niño duerme en una discoteca mientras Yann está de fiesta y escenas donde Yann lo lleva dormido en brazos o bromean en la cama con un amigo que ronca.
En este punto, en la que su situación es totalmente desesperada y casi no tienen ni para vivir, Yann se da cuenta por fin de que de nada sirve nadar a contracorriente, o intentar obtener una ayuda bancaria o de los servicios públicos, así que decide ir a Canadá para reencontrarse los tres de nuevo e intentar vivir una vida mejor.

Me remito finalmente al primer párrafo, la historia de esta película es ficción pero tiene claros tintes de realidad, la situación que viven los protagonistas es la que viven cada vez más personas, la fotografía que nos muestra la película en ocasiones es real, no construida, verdaderas casas okupas con familias, suburbios y una calidad de vida que raya en la pobreza.

Una Vida Mejor es una buena película, los actores están realmente creíbles en sus papeles, la fotografía está perfectamente lograda y la música, que tiene una aparición escasa en la película, encaja de forma exacta en las situaciones en las que se la requiere. Por todo esto, si lo que se busca es disfrutar de un poco de drama, algo de romanticismo y un clara y acertada crítica a la situación económica neoliberal imperante en la sociedad actual, Una Vida Mejor es la película a elegir.
Juan Mati
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7
5 de enero de 2013
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La protagonista de la historia se sumerge en un mundo fantástico para buscar a un acróbata, “The Aearlist”, del que se enamora instantáneamente tras verle actuar. La lucha por encontrarse el uno al otro los conducirá a adentrarse en multitud de espectáculos maravillosos que les mostrarán un mundo de completa magia y fantasía.

El director Andrew Adamson se une al siempre reconocido James Cameron para llevar a la gran pantalla los espectáculos del famosísimo “Circo del Sol”.
Una chica que se encuentra disfrutando un día en el circo se enamora al momento de uno de los acróbatas, sin embargo, este cae durante una de sus acrobacias y cuando ella intenta ayudarle los dos son engullidos por la arena de la pista. Allí vemos que están separados y se encuentran en una especie de desierto con varias carpas y cada una de ellas representa una especie de mundo diferente dentro de los cuales nuestros jóvenes enamorados lucharán por encontrarse.
Con esta sensación de estar a medio camino entre el cine y el teatro, nos conducen mediante una imagen perfectamente cuidada y un 3D muy logrado, por esos diversos escenarios de fantasía donde descubriremos personajes de apariencia inverosímil o contemplaremos acrobacias imposibles, espectáculos de fuego, bailes bajo el agua y batallas increíbles, que en unas ocasiones nos divertirán y otras nos dejarán con la boca abierta preguntándonos como es eso posible.
La cinta prescinde en todo momento de la palabra hablada pues transmite absolutamente todo lo necesario mediante las representaciones acrobáticas, los gestos de aquellos personajes que vamos encontrando y la banda sonora, de la cual hay que decir que es maravillosa y con la cual el director hace un pequeño homenaje a una banda como “The Beatltes” incluyendo varias de sus canciones, tales como, “All you need is love” o “Lucy in the sky with diamonds”.
Si solo tuviera que sacar un pequeño pego a la película sería el hecho de que al ser una película que pretende representar el teatro, se pierde un poco la emoción y la tensión del mismo, donde los saltos, giros y acrobacias que se contemplan se están viendo en directo y donde un pequeño error puede ser fatal.
A pesar de esto, “Cirque du soleil. Mundos lejanos” es una maravilla para la vista, una película hipnótica que te atrapa durante una hora y media y te hace creer, como cuando éramos niños, que la magia y los mundos de fantasía existen de verdad y que con ellos podemos olvidarnos durante un breve espacio de tiempo de todo lo demás que nos rodea.
Juan Mati
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8
12 de febrero de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con esta película, Pablo Larraín pone fin a la trilogía que narra o trata toda la dictadura pinochetista, el ascenso al poder mediante el golpe de estado reflejado en la película “Post mortem”, la época mas violenta de la misma tratada en “Tony Manero” y finalmente el principio del fin con este nuevo largometraje.
La cinta, rodada con cámaras de la época para que se difumine la línea que separa la parte de ficción grabada y las imágenes reales de archivo, nos lleva a los últimos coletazos de la dictadura chilena, cuando el régimen vio la imperiosa necesidad de legitimarse frente a la comunidad internacional y se vio obligado a convocar un plebiscito que significaría finalmente su caída, o al menos, el principio de ella.
El protagonista de la película, René (Gael García Bernal) es un publicista producto de la época que le ha tocado vivir y del capitalismo impuesto en el país. Después de una época en el exilio en México, se presupone que a causa de sus padres, ha vuelto a Chile y trabaja para una compañía de publicidad.
Una vez convocado el referéndum se establecen unas franjas horarias y un tiempo de quince minutos para las opciones del “SI” a la continuidad de Pinochet o del “NO”, en este punto debido a un viejo conocido, René se convierte en el máximo encargado de diseñar la campaña publicitaria del “NO”, mientras que su jefe (Afredo Castro) que parece un firme defensor del régimen será el que lleve la campaña del “SI”.
La campaña de René, es completamente opuesta a la que realizan los defensores de la dictadura, ya no solo ideológicamente lo cual es evidente, sino que mientras que éstos aluden a la miseria y la penuria que vivía el país durante el gobierno anterior y solo muestran imágenes grises y de necesidad, René desarrolla una brillante y optimista campaña basada en la alegría de los chilenos en vez de en el terror, incluso llega a inventarse que en el símbolo de la campaña, un arcoíris, están representados todos los grupos parlamentarios opositores, con el fin de convencer a los líderes de los mismos de la necesidad de esta forma de publicidad.
Por otro lado, René tiene que lidiar además con una, no sabemos muy bien si ex mujer o ex pareja (Antonia Zegers), muy activista que es detenida a menudo y a la que siempre se ve obligado a sacar de la cárcel, en parte por amor, pues como ya digo no conocemos muy bien la naturaleza de su relación, y en parte por el hijo que ambos tienen en común pero del que se encarga habitualmente nuestro protagonista.
Además, conforme se acerca la fecha del referendo marcada en el calendario, las amenazas o los intentos de intimidación se producen alrededor de René y el grupo de trabajo encargado del “NO”.
Finalmente, y como creo que todo el mundo conoce como acaba la historia o al menos que se acabó con la dictadura, en los últimos minutos vemos como al principio se intentaron ocultar o distorsionar los resultados del referéndum, que daba una clara victoria a la opción del “NO” o que algunos generales parecía que daban de lado Pinochet cuando su derrota ya era segura cuando poco antes celebraban la victoria aún antes de conocer los resultados.


En definitiva, “NO” es un largometraje que merece la pena ver si se quiere conocer un poco más la historia del final de una de las dictaduras que más víctimas se ha cobrado en Latinoamérica, además de mostrarnos lo importante que se ha vuelto la publicidad en política y el daño o el bien que puede hacer una campaña. Se nos muestra como se puede vender una ideología, en vez de utilizar un himno se utiliza un gingle que sea más atractivo para la mayoría, en vez de mostrar la crueldad existente, se muestra la otra cara de la moneda, la alegría de pertenecer al pueblo chileno.
Además nos introduce en un contexto social en el que parece que el país se está modernizando y abriendo al mundo, la empresa para la que trabaja René hace anuncios de bebidas del estilo a la Coca-Cola y de microondas, un invento que acaba de llegar al país y que tiene a todos asombrados. Y nos muestra también un contexto ideológico donde los opositores al régimen serán socialistas, socialdemocrátas, etc, pero nunca, nunca, serán comunistas pues parece que hay un verdadero “miedo” a ser llamado comunista y esto es algo que se utiliza de forma recurrente en la cinta y que producirá muchos y buenos momentos de risas.
Juan Mati
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6
5 de noviembre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ralf König: rey de los cómics nos lleva a la vida de este dibujante alemán, principal referente de los comics de temática gay. A la vez que vamos haciendo un pequeño recorrido por su vida, nos van desglosando parte de su obra, desde sus inicios, hasta los próximos proyectos en los que va a embarcarse. Esta película es principalmente un documental pero nos proporcionará, sin duda alguna, unos buenos ratos de risas.
Cuando uno habla de ver un documental, siempre se imagina algo de historia, naturaleza o sobre el reino animal, esos típicos documentales de la 2 que se ven justo después de comer y antes de quedarse dormido, sin embargo, cuando vas al cine a ver un documental sobre Ralf König, el famoso dibujante alemán de comics de carácter homosexual, no se sabe muy bien que esperar.Sin embargo, la sorpresa es mayúscula, la película trata la vida de este dibujante y a la vez hace un repaso por sus obras. Es extraño ver un documental sobre un personaje que no tiene una grandísima relevancia histórica, pero es más extraño aún que te cuenten como un chiquillo va descubriendo su sexualidad en el lago con unos amigos, sintiendo que le atrae más su propio género y viendo como se va desarrollando psicosexualmente.
Pero detrás de toda la vida sexual de nuestro protagonista, se nos habla de su trabajo, de los trabajos que le han llevado a ser una respetada figura del dibujo y dentro de la cultura homosexual. Sus obras tratan con una punzante ironía todo lo relacionado con la homosexualidad, temas tan controvertidos o comprometidos como un hijo diciéndole a sus padres que es gay, o un hombre «muy hombre» con el que intenta ligar un «mariposón». Con un humor mordaz nos muestra también los problemas de dichas parejas, que a nadie se le vaya a ocurrir que por ser dos hombres todo van a ser cervezas y fiestas, pues al igual las parejas heterosexuales, discuten, se gritan y por supuesto, se sienten atraídos por otras personas, como bien se demuestra en su obra Konrad and Paul.
Así que en definitiva, la película de Ralf König les gustará tanto a aquellos grandísimos fans que quieran conocer cómo ha sido su vida y el desarrollo de su obra, como a los que simplemente les gusten los cómics y quieran conocer la obra de uno de los referentes del dibujo alemán.
Y que nadie se llame a engaño, que todos su cómics sean de temática gay no quiere decir que sean solo para homosexuales o que solo ellos vayan a entender los chistes, cualquier persona puede hacerse con una de sus obras y pasar un rato agradable y divertido, es desde luego, muy recomendable.
Respecto a los detalles de carácter más técnico, la película está conducida de forma sencilla, con algunas entrevistas a amigos o a través de un fan que entrevista al protagonista, nos van mostrando su vida, y la fotografía nos muestra diferentes lugares en los que ha vivido, como su pueblo natal o Colonia, ciudad en la que actualmente reside.
Finalmente, vuelvo a mi conclusión anterior, este documental es para los mayores fans de Ralf König y también para aquellos que sientan la curiosidad de acercarse al mundo del cómic con una gran carta estética gay, en apenas hora y veinte minutos. Un tema, la homosexualidad, que muchas veces sufren de una tremenda incomprensión y que, a veces, se presenta rodeado de un halo de polémica.
Juan Mati
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