Thriller entretenido con una trama interesante, dónde los actores secundarios convencen más que Craig (el papel de Miller es insignificante). Sobran planos, la banda sonora es de viaje de final de curso y se echa en falta algo de humor. Algo de irreverencia en los inicios del director de la célebre "Kick Ass".

Viene a ser algo habitual encontrar, en la madurez de grandes directores, algún tipo de alucinación viejoverdística en ámbito burgués, con diálogos más o menos originales, que distraen de la osadía de intentar convencer que el alter ego del autor en pantalla, puede seducir una joven belleza mediante citas a autores y lustros de experiencia en la cama.

Chabrol saluda a Allen en varias ocasiones en este film lleno de estereotipos, aburrido y dónde sólo cabe destacar Sagnier, muy correcta y hermosa; y varios planos de buena factura, el plano final por ejemplo.

Un preámbulo delicioso de paseo por los locales de alterne neoyorquino, proxenetas con sentimientos, policías con excesos y strippers cercanas; para después mear a contraviento calzando en la historia un asesino en serie esperpéntico que no es digno ni del peor Van Damme. Ya se destaca en Ferrara esa capacidad de navegar a la deriva por buenas historias que al final preferirías que te las contara otro.

Humildad, ternura y emoción en la que quizás sea la mejor película con animal protagonista de la historia. A destacar la dirección de actores. Sin menospreciar su aportación al género "peliculas IceHockey ", que si bien no ensalza el espíritu colectivo, alejándose de la narcótica: "Somos los mejores", más bien defiende el: escoge bien la estrella de tu equipo, práctica habitual en el deporte norteamericano.

Como el grado de desilusión es alto, teniendo en cuenta que este Ocean's Eleven de ídolos de acción generaba tantas expectativas. Vamos a tratar de ser constructivos, fantaseemos con una segunda parte.

Mí querido Sylvester en caso de que, el exceso de esteroides o sus nietas le dejen reeditar, una propuesta tan excitante como realizar una cinta de acción como las de antaño con los héroes de antaño, aquí vienen algunas humildes propuestas sacadas de la simple observación:

1. Alguno de los lugartenientes tiene que morir. Recurso dramático básico en cualquier película de acción que se precie. Recordemos por ejemplo El Substituto (The Substitute 1996) encabezada por Tom Berenger.

2. Tiene que haber sexo. Es ridículo que el único contacto físico con una actriz sexy sea un abrazo. Y la edad no lo justifica ya que usted este es el tipo que nos hizo creer que podía tumbar en un ring a un chaval de 25 años en Rocky V. Recordemos risueños la estupenda escena de sexo de Jean Claude Van Damme con Rosana Arquette en Ganar o Morir (Nowhere to run 1993).

3. Sin ser necesario, es recomendable que se fume y que salgan insultos originales. El último boy scout (The Last Boy Scout 1991) es una obra maestra en este apartado.

4. Y como mínimo lo que nunca debe faltar es un combate final con el malo, especialmente si este es Eric Roberts. Le recuerdo una de las suyas: Cobra (1986), eso sí que es un combate final como Dios manda, a base de ganchos y hachas.

Mención aparte merece el apartado del humor de frase rápida y viril otro componente fundamental que esta cinta intenta conseguir sin éxito, parece como que Arnold les advierte de ello en su cameo estupendo, voz autorizada en el tema sin duda.

Nunca molestó, se tolera sin indignación, licencias como que: salten trozos de cuerpo en primer plano, el chiste machista, el paternalismo a los países pobres o el uso de armas como prolongación del pene de su dueño, siempre y cuando se haga de una forma correcta. Siendo justos, el tópico de introducir cierta profundidad a la carnicería que está a punto de suceder, The Expendables lo cumple con creces en el monólogo de Rourke sobre Kosovo.