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Críticas de PADRE FLANAGAN
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Críticas 31
Críticas ordenadas por utilidad
9
1 de marzo de 2011
23 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta casi increíble que esta película tenga ya la friolera de 81 años. Al acabar de verla he comprobado que efectivamente fue rodada en 1930 (Oscar a la mejor película en aquel año, totalmente merecido), pero a no ser por la fotografía y el movimiento acelerado de los extras en algunas escenas (propio del cine mudo) nadie lo hubiera dicho.

No sólo es que es una joya cinematográfica desde cualquier punto de vista, repleta de aciertos: la historia que se cuenta ante todo, de cómo la ingenua exaltación patriótica del principio se transforma paulatinamente en decepción y en una larga lucha por sobrevivir; la excelente recreación de la lucha y la vida en las trincheras; las aterradoras escenas de batallas; el espléndido montaje; la sucesiòn de escenas conmovedoras ; la contención de los actores, cosa también insólita en un momento en el que el cine todavía rebosaba de actuaciones exageradas, reminiscencia del cine mudo y sin embargo aprovechando toda la riqueza visual y narrativa de ese mismo cine ... Además de todo eso, es también, en su espíritu, muy moderna para su tiempo, sobre todo si se compara con muchas otras películas de guerra posteriores.

Inútil insistir sobre el mensaje central de la cinta, desarrollado a lo largo de dos horas y pico de metraje. Precisamente el convertir a los antiguos (y futuros, aunque entonces nadie lo sabía) enemigos en los protagonistas de la historia subraya aún más el sinsentido de todo conflicto (luchamos contra ellos, los matamos con nuestras propias manos, y sin embargo son seres humanos como nosotros, con sueños y esperanzas, con tan pocas ganas de morir como nosotros mismos). No son meras palabras, por mucho que las hayamos oído repetir una y otra vez. Basta ver la película, imaginarte que estás allí, ahí en medio de las trincheras y el barro, los piojos y las ratas, los bombardeos incesantes y la muerte omnipresente, recordar que además aquéllos que os matan y a los que matais son exactamente como vosotros y sufren lo mismo que vosotros, y te darás cuenta que es así.

Y sin embargo el impacto y la consiguiente reflexión que causara en su momento en los espectadores no parece que sirviera, a la postre, de mucho (en vista de que en menos de diez años ya estuviera la Humanidad metida de nuevo, y con renovado entusiasmo, en otra guerra, ésta mucho peor y mucho más cruel y salvaje que la anterior), por lo que cabe preguntarse por un lado hasta qué punto tiene capacidad el cine (o cualquier otro medio de expresión) en influir en el público, y por el otro, qué capacidad tiene el ser humano de aprender de lo que ve, lee o escucha.

La generación que vio la película y luego hizo la Segunda Guerra Mundial parece que no aprendió nada. Pero es que ni las posteriores y, visto lo visto, la nuestra tampoco.
PADRE FLANAGAN
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7
29 de abril de 2011
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me llevé una gran sorpresa cuando hace muchos años vi por primera vez esta película, al enterarme de que estaba dirigida nada menos que por Cecil B. DeMille, del que hasta entonces su nombre había sido sinónimo de las grandes epopeyas bíblicas por las que era conocido. Descubrí entonces que, desde los gloriosos tiempos del cine mudo, había sido el abanderado por excelencia del cine espectáculo en estado puro, y un narrador de primer orden. Así, me encontré con una larga lista de títulos en la que, además de Moisés, Sansón y las persecuciones a los cristianos en la Roma de Nerón, había historias de piratas, aventuras medievales, fastuosos melodramas circenses, epopeyas bélicas y, como no, westerns superespectaculares que se salían de las pantallas de los cines.

UNION PACIFIC fue, en ese sentido, como lo había sido poco antes BUFFALO BILL, el no va más del cine del Oeste: una grandiosa superproducción que contaba, en forma de espectacular epopeya, la construcción del ferrocarril que unió el Atlantico con el Pacífico a través del continente americano. No falta de nada: cientos de extras, ciudades de madera y lona a lo largo del tendido del ferrocarril, veloces cabalgadas, trenes que cruzan la pradera a toda máquina soltando imponentes columnas de humo por las chimeneas, locomotoras que descarrilan, ataques de indios y de forajidos, peleas y tiroteos, un triángulo amoroso que sólo la muerte logra romper y resolver, barras y estrellas y un ímpetu narrativo y un aliento épico como muy pocos narradores han logrado alcanzar y no digamos superar.

Sin duda, vista hoy, le sobran y faltan muchas cosas, no en vano han pasado más de 70 años y el mundo y la conciencia que tenemos del mismo es muy diferente de la que los espectadores tenían entonces. El triunfalismo tipo "Viva America y los americanos somos los mejores" rebosa no ya en cada escena, sino en cada fotograma. No hay la más mínima duda sobre la grandeza y el destino manifiesto del pueblo americano a la conquista de un continente y del mundo. Ninguna duda de que el gran capital y la llamada expansión de la civilización son una promesa de un futuro y un mundo mejor. Los indios son tontos y malvados porque se resisten a los blancos que atraviesan y mancillan su territorio. El espíritu crítico brilla no ya por su ausencia, sino que en esta película es literalmente inconcebible.

No deja de ser curioso que esta forma de ver el western, que llega a su cenit con esta película, lo hace el mismo año de 1939 (qué increíble año aquél) en el que el maestro de maestros John Ford rompe los moldes del género con una mirada y tratamiento radicalmente distintos, por no decir opuestos, a los que representaba apoteósicamente DeMille, con LA DILIGENCIA, con la que el western alcanza (y de qué manera) su mayoría de edad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
PADRE FLANAGAN
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5
19 de abril de 2011
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Típica película de aventuras del Hollywood de los años 30, a cargo de Gary Cooper, personificación del héroe por excelencia (con permiso de Errol Flynn, naturalmente).

Ni que decir tiene que lo que se cuenta en la película tiene muy poco que ver, por no decir nada, con la vida y hazañas del célebre viajero y comerciante veneciano Marco Polo, salvo que viajó hasta China y que hizo muy buenas migas con el emperador mongol Kublai Khan. Lo demás es una aventurita doblemente exótica (por su lejanía en el tiempo y en el espacio) en una China totalmente fantasiosa que no responde tampoco en nada, o en casi nada, a lo que conocemos sobre aquel país y aquella época, ni siquiera a lo que el auténtico Marco Polo nos contó en su célebre "Libro de las Maravillas" por el que es conocido. Probablemente los guionistas de la película no se molestaron siquiera en hojear ese libro, y, partiendo de tres o cuatro tópicos, dejaron rienda suelta a su imaginación.

De hecho, el Pekín que vemos aquí (totalmente de cartón piedra, eso sí muy vistoso) está construído a base de toda la parafernalia orientalizante típica del cine de serie B de la época (en la que no falta ni el pérfido visir árabe salido de las Mil y una noches -naturalmente interpretado por Basil Rathbone- con un foso de tigres en sus aposentos donde arrojar al héroe). Es decir, no se limita a introducir elementos pseudochinos, sino de toda Asia en general. Un amigo me dijo hace tiempo que la película le recordaba al Capitan Trueno; disiento, la China del Capitán Trueno, igualmente irreal, era muchísimo más convincente que ésta.

La figura de Marco Polo no es, pues, más que una mera excusa para rodar una historia de aventuras al uso, y nada más. Lo cual por supuesto no tendría más importancia si nos encontráramos con una película entretenida repleta de exotismo, aventura, humor, intrigas, amoríos, luchas, persecuciones y todo lo demás, y nos mantuviera entretenidos hora y tres cuartos sentados a nuestra butaca (o a nuestro sofá, ya que hace mucho que estas películas las vemos sólo en la tranquilidad del hogar).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
PADRE FLANAGAN
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6
7 de marzo de 2011
22 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos ante un western decididamente atípico, rodado en una época en la que el género había entrado en crisis y no tenía muy claro qué dirección tomar.

Lo más llamativo es que casi la totalidad de la acción se desarrolla en un escenario único y cerrado, un fuerte aislado y asediado cuya guarnición está compuesta por la escoria del ejército, y en la que incluso los oficiales que la mandan están destinados en ese lugar como castigo; a ellos se suman los pasajeros de una diligencia que se refugia allí de los indios. La interacción y las tensiones entre los diferentes personajes, todos ellos, civiles y militares, un hatajo de perdedores en una u otra forma, y la espera del ataque inminente del que nadie espera salir con vida, conforman el argumento.

Curioso el papel protagonista de Rod Taylor como pistolero (fue un actor competente que encajaba bien en papeles muy diversos, aunque nunca me lo había imaginado protagonizando un western), pero los que se llevan de calle la función son John Mills en el rol del amargado comandante y, sobre todo, el siempre formidable Ernest Borgnine haciendo de sargento duro pero en el fondo buen tipo.

Gordon Douglas es un profesional eficiente, pero la falta de presupuesto canta mucho, pues el fuerte se nota demasiado que es un simple decorado en un estudio cerrado (aunque eso contribuye a reforzar la sensación de claustrofobia de la historia) y el lienzo de muralla que se muestra y desde el que disparan los soldados es siempre el mismo (como si los indios sólo atacaran por un lado) y apenas mide unos pocos metros; en esos pocos metros es donde se muere todo el mundo. Los exteriores (algo casi esencial en un western) son casi inexistentes, y el fuerte nunca aparece visto desde fuera; al parecer tampoco había presupuesto para levantar un pequeño decorado en el desierto.

Se pueden hacer muy buenas películas con cuatro perras si se cuenta con la imaginación y el talento necesarios. CHUKA podía haberlo sido, pues el guión es bastante sólido, con una dirección que hubiese sido capaz de darle más brío a la historia, más fuerza a las escenas, más garra a los diálogos y a los personajes y, también, con unos decorados más imaginativos.

En todo caso, una película curiosa que se deja ver bastante bien.
PADRE FLANAGAN
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7
7 de marzo de 2011
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si esta película tiene un defecto es que su acción arranca directamente en medio del período más dramático de la Revolución Francesa (y por eso mismo el más cinematográfico), es decir el del Terror, sin siquiera un texto introductorio que permita situar al espectador. Como consecuencia, éste puede encontrarse desorientado y no entender en un principio qué es exactamente lo que está pasando, si bien la información que la acción le va transmitiendo le ayudará a ir comprendiendo el momento histórico que se describe. Naturalmente, lo tendrá más fácil si tiene cierto conocimiento previo del periódo en cuestión. En ésto, DANTON no es muy diferente de otras obras de Wajda, como la reciente KATYN, aunque también se asemeja al cine político de Costa-Gavras (Z, LA CONFESIÓN, ESTADO DE SITIO), lo cual no es casualidad pues nos encontramos ante una película que conjuga drama histórico y análisis político.

Todo gira en torno al enfrentamiento entre las dos facciones de los radicales revolucionarios jacobinos, dueños del poder tras haber abolido la monarquía y haber guillotinado a Luis XVI y a María Antonieta, facciones personificadas en sus dos líderes, hasta entonces íntimos amigos y paulatinamente enemigos irreconciliables: Robespierre y Danton. El primero es el hombre fuerte del nuevo gobierno, tan fanáticamente defensor de los principios democráticos (libertad, igualdad, fraternidad) y de la pureza revolucionaria que paradójicamente, para preservarlos de sus enemigos, recurre al engaño, a la censura, a la tiranía y al terror, enviando a miles de personas a la guillotina. Danton, por su parte, idolatrado por las clases populares cada vez más hostiles hacia Robespierre, tiene la lucidez de advertir y denunciar el rumbo criminal que ha tomado la revolución (un rumbo del que él también es parcialmente responsable), y se dispone, con sus partidarios, a combatir a Robespierre.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
PADRE FLANAGAN
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