A la hora de abordar una crítica de Hoosiers prima mi amor por este deporte sobre mi pasión por el celuloide. Hoosiers es ante todo una película de baloncesto; me atrevería a decir la única que realmente versa sobre este deporte, pues en títulos posteriores el basket no es más que el "Mcguffin", hablando en términos hitchcockianos, para narrar una historia. En Hoosiers el baloncesto soslaya otros discursos; es la fuerza vinculadora de la historia, no un mero telón de fondo para abordar otras lides. Es el baloncesto el que aporta hondura y decoro al carácter de Gene Hackman, el que sustenta el devenir de su vida; es el baloncesto el elemento a partir del cual se describen las historias de todo un grupo humano en un pequeño pueblo de Indiana (para quienes no lo sepan, uno de los estados norteaméricanos con mayor tradición e idiosincrasia baloncestística), un grupo de personas cuyos caminos se encuentran en un vértice espacio-tiempo, a través de su amor por un deporte.
Tras el encuentro, Hoosiers adquiere connotaciones épicas. El equipo de un pequeño pueblo de Indiana que sólo cuenta con 7 jugadores protagoniza un bello periplo deportivo que lo conducirá a las más altas cotas. Sin embargo la hazaña deportiva se enfoca desde el prisma de lo humano, convirtiéndose el relato en un elogio a los valores que rodean a este deporte; el amor por el baloncesto guía a Hackman y sus chicos, quienes a través del esfuerzo, el sacrificio, el conocimiento, la voluntad y algo de fortuna como no, llegan a convertirse en algo más que ídolos.
Quien realmente conozca en profundidad este deporte, reconocerá a Hoosiers como una gran película de baloncesto...Quién lo probó lo sabe.

Obra monumental èsta de David Lean, basada en la no menos monumental novela de T.H Lawrence, "Los siete pilares de la sabiduría". Un soberbio Peter O´toole secundado por dos colosos de la gran pantalla como Omar Sharif y Anthony Quinn encabezan un reparto de lujo en la que es el culmen cinematogràfico de David Lean y sin lugar a dudas una de las mas grandes aventuras narradas en la historia del celuloide. El argumento es de una rabiosa actualidad e invita a una concienzuda reflexión acerca de un mundo el de hoy en el que las desavenencias entre Oriente y Occidente parecen abocarnos a un futuro incierto.
Brillante la partitura de Jarre con su ya mítico leitmotiv del desierto que llega a erigirse como el personaje principal del film y la fuerza transformadora que sustenta el decoro de los personajes.
Parte del rodaje se llevó acabo en España, en Sevilla en concreto, donde David Lean encontró en los Reales Alcázares y la Plaza de España las localizaciones idóneas para ambientar esta película inolvidable.
Una obra maestra sin desperdicio,cima de la narración clásica...Cine con mayúsculas.

Idiotizarse es un ejercicio de poder. Un grupo de individuos, retoños del welfare danés, deciden romper con sus vidas burguesas, útiles, para convertirse en memos deficientes a modo de catársis existencial. Una mujer topa con semejante elenco y al unirse a ellos encuentra la evasión para su realidad sangrante. Explícito y ultrarrealista ejercicio de Lars Von Trier, que ilustra las inquietudes personales de un autor independiente, si por independiente entendemos la consideración pautada de algo que no entendemos sin vaselina o no nos provoca la risa fácil. Sin duda un guiño Dogma que será del gusto de todos aquellos que entiendan el cine como algo más que dos horas en las que no pensar en nada. Recuerda, has nacido en Ultramemia.

Lo cierto es que pese a que el guión está lleno de licencias narrativas que permiten avanzar a una trama un tanto inverosímil, la historia resulta interesante en un principio. Jagger lo clava de 'madame', pero no tanto un afectado García y un poco creíble Coburn. El desenlace resulta demasiado predecible, y desentona con el registro melodramático de una cinta que bien podría ser un telefilm de no contar con un reparto de empaque...No así, invita a la reflexión sobre las posibles escapatorias profesionales que ni siquiera nos hemos planteado en estos tiempos de vacas flacas; en cualquier antro de Malasaña nos podría estar esperando Mick Jagger para ofrecernos cuantiosas sumas por donar nuestro príapo a la causa de las mujeres maduras acaudaladas.