Los superfluos diálogos sacados del armario de los clichés de Hollywood, la ausencia de sentido común y cohesión característica del, por otro lado, repetitivo argumento, el desmesurado vacío que transmiten los protagonistas y la innecesaria parafernalia futuro-tecnológica, derivan en una película incoherente, soporífera y cargante.

La continua incorporación a la saga de bestias de la interpretación como Naomi Watts, Jeff Daniels o Kate Winslet, no hacen sino acentuar la carencia de un guión consistente. De nuevo, los grandes estudios de la industria, pecan de exceso de fe, al confiar el éxito del filme en la ya irritante y sobre-explotada formula de los millones, y no en la carente originalidad de la obra.

Nos encontramos ante un documental de Netflix en el que se nos presenta a un asesino por episodio que se encuentra (o se ha encontrado) en el corredor de la muerte.

Con un pretexto simple, una acertada dirección y producción, y el clásico remake del crimen del protagonista del episodio a través de escenas desenfocadas y pasadas a cámara lenta, se logra contar la historia del asesino en cuestión de manera cautelosa y jugando siempre con el orden de las declaraciones de los participantes en el documental.

Todo esto permiten al espectador entender como el ser humano puede llegar a situaciones tan extremas, viéndose entre la espada y la pared.

Si bien se trata de una idea original y atractiva, con un elenco muy acertado cuya química suma puntos al filme, y con una estética llamativa; el argumento, aunque acertado, sufre de una falta de profundidad en el desarrollo de sus personajes, que impide al espectador simpatizar con los mismos.

Esta falta de un esclarecimiento más detallado, sumado a la brevedad de la película, dan la sensación de que los autores de la misma no tenían muchas esperanzas puestas en el éxito de su mencionada originalidad. Esto supone que el espectador abandone la sala impresionado, pero deseando haber podido ver algo más de lo que esta singular obra podría haber ofrecido.

Comienzo esta crítica haciendo saber al lector que jamás he probado este juego, razón por la que me centraré en el aspecto cinematográfico, dejando de lado el posible éxito/fracaso de la adaptación.

Si bien la idea del cruce y batalla entre razas resulta poco original pero factible, el argumento sobrecargado con aburridas tramas secundarias y personajes planos y molestos, unido a una muy pobre interpretación del principal reparto, convierten el filme en algo absurdo e irritante.

La ausencia de sentido común de la que hace alarde el guión, materializada como disparatados diálogos e incoherentes agujeros argumentales, originan en el espectador grandes ansias por que la cinta toque a su fin, no sin antes lamentar la decisión de haber entrado en la sala.

Finalmente requieren de una mención individual los efectos especiales, cargantes y poco cocinados, que derivan en un insano dolor de cabeza; y la interpretación de Paula Patton digna, como mínimo, de los premios Razzies, si bien no existen premios peores.

Tarantino nos muestra su concepto de western una vez más. Sangriento, lento y largo como es, el filme no logra la magia conseguida con Django Unchained, presentándonos una peculiar y original historia, caracterizada por un muy acertado reparto, pero que se prolonga por demasiado tiempo con excesivos diálogos (a veces entretenidos). Esto sumado a una falta de acción, hacen de la cinta algo meramente entretenido y no asombroso como suele ser el caso.