Admiraba a Kenneth Branagh desde Mucho ruido y pocas nueces. Ví esta película por primera vez cuando salió en VHS (ya hace tiempo de aquello) y llevaba años buscándola para comprarla en tiendas especializadas, internet, mercadillos de rarezas... era imposible. Por fin lo conseguí (y no fue fácil, porque no es una película conocida) y me volvió a fascinar.

La transformación de esta obra, oscura, en un estallido de color es fantástica. La rapidez de sus diálogos, la interpretación de sus personajes, la adecuación y el respeto del texto original, la ambientación y la fotografía hacen de ella una obra maestra.

De hecho, es una lástima que esté tan infravalorada y que sea tan poco conocida por el público en general, pues sería una buena manera de acercar a este maestro de la literatura a las masas.

La primera escena de Alatriste me sobrecogió en el asiento del cine. La ambientación era fantástica y, además, original. Las batallas de la película me parecieron muy bien llevadas a cabo, además de que creo que es la primera batalla con armas de fuego tan bien planteada. La fotografía, como ya han dicho muchos, recuerda a los cuadros de Velázquez y es, por tanto fantástica.

Sin embargo, la película tiene dos problemas básicos. En primer lugar el guión, pues al intentar resumir cinco libros en uno (y ya vamos por el sexto) los personajes y sus relaciones pierden profundidad, la España del XVII que fielmente refleja Reverte queda solamente pincelada y los escenas quedan inconexas en un error garrafal de guión y ritmo argumental. En segundo lugar los personajes. Viggo, interpreta a un Alatriste muy expresivo, pero con un acento imperdonable (si a Banderas no le dieron papeles que no fueran de latino en cine americano hasta que no habló un perfecto inglés, no veo por qué a Viggo hay que perdonarselo). Blanca Portillo fue un desatino ya que no daba al personaje ni la fuerza ni la malignidad deseada. Unax no dejaba de ser un jovenzuelo inseguro y Echanove hizo un papel brillante.

Sin embargo, llega el turno de las mujeres y me hago varias preguntas: ¿Por qué María de Castro tiene tanta relevancia si no escenifican los problemas del corral de comedias? ¿Por qué no hay noticias de Caridad la Lebrijana? y sobre todo, ¿QUÉ LE OCURRE A ANGÉLICA DE ALQUÉZAR? ¿le han oscurecido y alisado el pelo para sacarle de sus rizos dorados y sus tenebroso ojos azules toda su maldad? ¿Por qué aparece como amante fiel de Iñigo, y no se menciona su relación amor-odio?

No comprendo esta manía de Yañes de aplanar estos personajes de bulto redondo que dan calidez y sentido a una historia, que si bien es de aventuras, como han dicho algunos, es sobre todo humana y de recreación histórica. Son estos dos úlimos factores los que más he echado en falta.

No entiendo como Reverte la autorizó y afirmó que es la primera vez que no destrozaban una novela suya en el cine...

Cuando comienza la película con un concurso de orgasmos, piensas : "Es divertido, pero ¿cuánto pueden alargar esto?". Obviamente no toda la película puede ir en torno a los orgasmos, las causas que obligan a su fingimiento...
La película aprieta las tuercas: todos fingimos, todos hemos aprendido a fingir para salir adelante en la sociedad. Las chicas tienen que jugar a las muñecas, les tiene que gustar maquillarse y llevar tacones, tienen que estar monas, comportarse bien y sentarse con las piernas juntitas. Los chicos juegan con camiones o al fútbol, no lloran, son valientes. Tenemos los roles muy bien repartidos, y nos ajustamos a ellos.

El punto clave de todo esto es que todos escondemos nuestra otra mitad en mayor o menor medida, ocupados de clasificarnos como hombre-mujer y a partir de aquí el resto de binomios: de izquierdas-de derechas, rico-pobre, Barça-Madrid, playa-montaña, etc.

La película es una clara defensa para romper las etiquetas que tanto le gustan a las sociedad para identificarnos. Nunca somos una sola cosa en concreto: somos "personas".

Una protagonista patética se enamora de un guaperas neutro. Lo anuncian a sus padres y se casan. Esa es toda la trama. Ningún sobresalto, ningún momento de tensión ningún... punto de sabor.

Insípida. Esa es la palabra que mejor define esta estafa de película. Inexplicable su éxito. Ni siquiera es digna de ser llamada comedia romántica.