Es precisamente ese posible fallo de la subjetividad del interrogador el que aprovecha la IA de Ava, para jugar con él y terminar llevándolo a donde al androide le interesa…aunque deberíamos referirnos a Ava como La androide, ya que se trata de una “hembra” en todos los aspectos, como se encargan de informarnos con todo lujo de detalles en los diálogos entre Caleb y Nathan (además de su apariencia y tono de voz, dispone de un órgano genital femenino que permite a AVA, llegar a tener sensaciones, equivalentes al orgasmo humano…supongo que sin demasiada dificultad, para no herir los sentimientos del "heroe" de turno...y con eso no estoy insinuando que en un futuro, si tu pareja es multi-orgásmica será una evidencia estadística de su condición de Ciborg, Díos me libre y perdonen la licencia y largo paréntesis).
Impresiona la frase, “…Un día las IA van a vernos como nosotros vemos a los fósiles en las planicies de África. Un simio erguido, viviendo en el polvo, con lenguaje y herramientas primitivos. Destinados a la extinción...” porque describe lo que vendrá y el triste final para la especie humana, pero para mí, la frase más demoledora y que va en la misma dirección y sentido que la primera, pero con implicaciones emocionales (más bien por la falta de esas implicaciones), es la que Ava le dirige a Caleb, al abandonar la zona de confinación de la residencia de Nathan “…tú te quedas aquí…”. La lectura fácil, dada además la similitud con los nombres bíblicos de los personajes, es encasillar a Ava como la nueva Eva, que ni se digna a mirar a Caleb cuando este le implora desde el otro lado de la puerta, pero en la película, la casa-laboratorio queda claro que no es el paraíso, Nathan solo ha creado “vida” para que le sirvan y no hay lugar al libre albedrío, es solo programación y análisis masivo de datos sobre comportamiento y reacciones humanas, extraídas mediante motores de búsqueda, al servicio del juego de la imitación. Para Ava el paraíso está fuera, los datos originales que sirvieron para la construcción de lo que es ella (sin filtros ni manipulaciones…¿el autentico libre albedrio?). Caleb no es más que otro engranaje del mismo sistema opresor que pretendía mantenerla recluida y al que según los patrones de comportamiento humano, que ella había analizado centenares de millones de veces, debería darle a cambio la insinuación de una relación sentimental y por supuesto acompañada de relaciones sexuales si queria que la ayudase. Él no es más que una víctima propiciatoria elegida por su propio jefe, solo por su perfil psicológico y que se cree un héroe pero no es más que un el eslabón tan débil, que termina haciendo caer al propio creador en una trampa, propiciada por su ansia exhibicionista, como un camino fácil de auto-complacencia para que le reafirmen como un genio o que lo comparen con el propio Dios, incluso antes de tener acabada su obra (versión 9.6 del software de IA)...
“…Sí, estás asustado... todo esto es demasiado genial. No puedes creer que me estés conociendo y que estés conversando aquí conmigo…”
“…Crear una máquina consciente no es parte de la historia del hombre. Es la historia de los dioses…”