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España España · Valencia
Críticas de Halman
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
6
25 de agosto de 2016
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Daniel Radcliffe nos muestra cómo ha madurado como actor en el primer largometraje de Daniel Ragussis, que además de dirigir, escribe y coproduce su ambiciosa opera prima. Años después de Harry Potter, Radcliffe ha conseguido dejar atrás su encasillamiento en ese papel y se ha centrado en proyectos que realmente le entusiasman sin importar el presupuesto, como Horns (2013) o la esperada Swiss Army Man (2016). El reparto lo completan, entre otros, la nominada al Óscar y ganadora de un Grammy y un Globo de Oro Toni Collete (El Sexto Sentido, Pequeña Miss Sunshine), Nestor Carbonell (Perdidos, El Caballero Oscuro) y Sam Trammell (True Blood).

Centrándonos ya en este thriller policíaco, Radcliffe interpreta a Nate Foster, un agente del FBI que es convencido por una superiora (Toni Collette) para que deje atrás su trabajo de oficina y se infiltre en el movimiento neonazi con el objetivo de evitar un atentado. De una manera muy brusca, el guión avanza demasiado rápido y a los 20 minutos ya vemos al protagonista con estética skinhead e integrado en el grupo de extrema derecha.

Uno de los puntos fuertes es la tensión generada durante casi toda la película por las situaciones que vive el protagonista. Al vernos sumergidos tan rápidamente en el mundo de la infiltración en bandas criminales, no podremos respirar tranquilos durante ningún momento puesto que el peligro a ser destapado es constante y, visto el estereotipo en películas del mismo tipo, casi inevitable.

Sin embargo, decantarse por la tensión constante hace que el film caiga en los topicazos de los thrillers policíacos y aparta la ideología neonazi que se puede ver en la primera mitad del metraje. Este abandono de la caracterización del movimiento skinhead llega a momentos donde tanto los neonazis cómo los antifascistas son caricaturizados por todos sus estereotipos. La película consigue el objetivo de entretenernos pero no aporta nada nuevo a los largometrajes de infiltración.

La actuación de Radcliffe es lo mejor de la película. Su papel protagonista en Imperium no era una prueba fácil para mostrar que ha superado el papel por el que se ha hecho famoso ya que quizá el contraste era demasiado grande. No obstante, el rol de niño bueno que interpretaba en Hogwarts ayuda a que el cambio entre Harry Potter y el neonazi en el que supuestamente se convierte sea más vistoso y consigue demostrar que es un gran actor con una infinidad de posibilidades. Harry Potter se ha hecho mayor.
Halman
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6
3 de julio de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Green Room es el tercer largometraje del joven director Jeremy Saulnier. Tras Murder Party (2007) y Blue Ruin (2013), el realizador americano dirige y escribe un thriller de terror que poco tiene que ver con sus dos anteriores proyectos. A diferencia de sus dos primeras películas, Green Room es el primer film con un reparto literalmente estelar: el actor fallecido poco después del estreno de la película en España Anton Yelchin, conocido por su personaje en Star Trek, ejerce de protagonista mientras que Patrick Stewart, que también tiene un importante papel en la saga intergaláctica, es el principal antagonista en este nuevo proyecto.

En Green Room, los miembros de una banda de hardcore punk tocan en un local neonazi y, tras presenciar un asesinato de una chica, son encerrados en el backstage para que se resuelva el incidente. A partir de ahí, los jóvenes vivirán junto a una amiga de la fallecida una pesadilla de la que pocos saldrán con vida. El grupo de extrema derecha, liderado por el dueño del lugar (Patrick Stewart), tratará de eliminar a los testigos del crimen de cualquier forma posible.

Sin duda, el principal punto fuerte de Green Room y sobre el que no puedo ser objetivo es la muestra de la cultura hardcore de los 80 y 90. Los fanáticos de la música hardcore y punk, entre los que me incluyo, disfrutarán a lo largo de toda la película con los guiños a grupos simbólicos de este estilo como las camisetas de los protagonistas de Dead Kennedys y Minor Threat o las alusiones a grupos como Cro-Mags, Misfits o Fugazi. El clímax para estos fans llegará con la cover de Nazi Punks Fuck Off que hace el imaginario grupo Ain’t Rights frente a un grupo de enfurecidos neonazis.

Otro de las fortalezas de la película es que va al grano: a los diez minutos de metraje los protagonistas ya se encuentran en el local de extrema derecha y las cosas tardan poco en torcerse. Esta fórmula es perfecta para películas de este tipo ya que el introducir a los personajes no genera mucho interés al espectador más allá de identificarlos y empatizar con ellos. Sin embargo, esta prisa por ver escenas sangrientas hace que algunas acciones de los personajes resulten ilógicas e tengan una pizca de humor negro.

Al meter tan rápido en situación al espectador, Green Room logra crear una atmósfera asfixiante a la altura de las circunstancias. Con el concierto de Ain’t Rights, las pintas de los neonazis y la negociación una vez ya captivos, el espectador sufrirá la tensión y el miedo por los que pasan los jóvenes. No obstante, Saulnier no sabe mantener esta atmosfera irrespirable y sobre la mitad de la película pasamos de sufrir como los personajes a ser meros espectadores de la acción, que se convertirá en la típica situación del ratón y el gato.

El nuevo trabajo de Jeremy Saulnier no aporta nada demasiado novedoso al género más allá de la mezcla de terror con una lucha entre dos ideologías que, cabe decir, podría haber sido reflejada más claramente en pantalla. Sin embargo, es una película con mucho ritmo donde todo está planeado y donde el espectador sufrirá en sus propias carnes la tensión bien creada. Saulnier logra consolidar su filmografía con actores de renombre pero manteniendo la filosofía del cine independiente americano que le caracteriza. Sea como sea, el espectador se divertirá con el buen thriller de superviviencia que es Green Room, y esto es lo que cuenta en este tipo de películas.
Halman
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3
13 de junio de 2016
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es ninguna sorpresa que el creador de Hostel (2005) y de la que fuera su primera película, Cabin Fever (2002), trata de innovar en cada película que dirige. Después de El Infierno Verde (2013), homenaje a Holocausto Caníbal (1980) donde una tribu de salvajes se merienda a un grupo de jóvenes despreocupados, Eli Roth apuesta por otro género clásico de los 80 y 90: el home invasion.

Toc Toc nos cuenta la historia de Evan (Keanu Reeves), un arquitecto y padre de familia feliz que vive en su chalet a las afueras de Los Ángeles. Después de que su esposa y dos hijos se vayan a pasar el fin de semana a la playa, dos chicas jóvenes se presentan sin previo aviso en la casa esa misma noche con la excusa de necesitar ayuda puesto que se han perdido. A partir de ahí, Evan pasará de estar en el paraíso a vivir un infierno en muy poco tiempo.

Los elementos están claros: un hombre que vive en harmonía con su familia en su lujosa casa y dos exuberantes jóvenes que se presentan dispuestas a hacerle la vida imposible. Todo parece estar listo para otra película con el distintivo de Eli Roth: situaciones macabras, tripas y mucha sangre. Por si las expectativas fueran pocas, las similitudes con Funny Games (1997) son prometedoras.

Sin embargo, todo se tuerce en el momento en el que aparecen Bel (Ana de Armas) y Genesis (Lorenza Izzo). Y no es que sea por ellas, que también, sino que la situación se vuelve totalmente disparatada, con momentos que llegan incluso a la absurdez. Para agravar las cosas, no hay ni una situación repulsiva en toda la película. El único rastro de sangre lo encontramos en una cicatriz anterior del protagonista, lo que hará que los fans del gore se pregunten qué ha sido del director que torturaba y desmembraba a su reparto.

El estreno de Ana de Armas en Hollywood no podía ser más prometedor: un actor consagrado como Keanu Reeves, un director con estilo propio y al alza y una actriz chilena que ya ha trabajado anteriormente con Roth con la que poder compartir idioma. Poco queda ya del actor que interpretó a Neo, protagonista de la trilogía The Matrix. El Keanu Reeves actual parece recién salido de la escuela de interpretación de Nicolas Cage; sus alaridos y su expresividad (que brilla por su ausencia) nos hacen querer teletransportarnos a Zion por muy mal que estén las cosas por allí. Además, el papel otorgado a las dos mujeres exige únicamente una cara bonita y un mínimo de conocimiento para interpretar a dos chicas que en momentos parecen rozar la locura. La verdadera prueba de fuego de Ana de Armas en Hollywood la veremos en Blade Runner 2 (2017), donde deberá soportar la presión de participar en la secuela de una de las mejores películas de ciencia ficción de todos los tiempos.

No todo iba a ser malo en una película de Eli Roth. Pese a poseer travellings con cámara al hombro típicos del género siguiendo al personaje por la casa como si de un videojuego se tratase, la película no cae en el susto fácil y previsible con el que estos planos suelen acabar. Por el contrario, estos breves planos secuencia ayudan al espectador a construir un plano mental de la casa para que no se pierda en las escenas de acción posteriores. Algunos planos también nos muestran con aparente facilidad el mensaje de la película. Los cuadros y las fotos de la familia colgados por toda la casa contrastan con las acciones que están sucediendo frente a cámara. La idea de la película es clara: somos animales y, como tales, nos movemos por instintos primitivos.

Toc Toc bien podría haber sido la opera prima de cualquier director. Es una película que pese a tener una situación inicial y un mensaje interesantes, abandona sus pretensiones demasiado pronto para dejarse llevar por situaciones repetitivas con escasa intriga. Para disfrutar de un buen home invasión de 2015, mejor visionar El Regalo (2015), con la que compartió protagonismo en el Festival de Sitges. En Toc Toc, se echa muchísimo en falta cualquier signo del director que a inicios del siglo revolvió más de un estómago con las escenas de las películas mencionadas al principio. Tras el visionado, sólo cabe añadir una cosa que podría haber evitado esta película: ¡No las dejes entrar, Evan!
Halman
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