Esta película, si pretendo valorarla según mi escala de valores, ha sido todo un despropósito.

El argumento trata sobre... somos lesbianas. Sí, pero "no sin mi pene".

Reincido en lo que han dicho muchos, es conservadora, y lo peor: manipuladora. Va de liberal y afianza unos estereotipos repelentes para alguien que forme parte del colectivo homosexual.
No estaría mal que se obligara a los cineastas a contratar a un sociólogo cuando se va a hacer este tipo de películas que normaliza ideas deformes sobre la realidad.
No sólo es un disparate, sino que como clasificada en género comedia, personalmente no me ha hecho ni p. gracia.

Este director es el rey de los dramas familiares. Experto en enmarcar cada acción de los personajes dentro de sus sentimientos; nada se queda sin soporte, todo acto y palabra transita y progresa acorde a las contradicciones y relaciones de los intérpretes.
Hay que saborearlo poco a poco porque lo que ocurre en su cine no es pura superficie. Historias singulares que excavan en las emociones de los individuos y entonces, te agitan y te enredan. Palpas la esfera envolvente y te vuelves creyente y cautivo de sus dilemas, acabas por querer relamer sus propias heridas.

El pasado siempre vuelve, todo cambia y todo queda.

Es malilla tirando a mala... De vez en cuando entretenida... Casi siempre aburrida y larga... todo así, muy en puntos suspensivos, con ganas de que llegue el final y lo enmiende.
Diálogos forzados, plastificados, y una idea floja para mi gusto, ¿media película dándole vueltas al tema del tatuaje? que si casualidad sí o casualidad no.
Angie Cepeda me gusta como actriz, basta que tenga esa interpretación tan enérgica e intensa para que salgan los típicos comentarios de que parece de telenovela latinoamericana. (Volvemos a lo de siempre con las "españoladas". Es latinoamericana, ¿de dónde quieren que parezca? Eso es precisamente lo que le da su identidad a la hora de actuar, y me parece genial).
Lo que me ha quedado claro es que al director le apetecía verla como la trajeron al mundo, a toda costa y en cualquier momento y postura, eso sí.

Es una de esas películas que, aunque se desarrolla sin grandes sobresaltos, simple y llanamente te encandila con su ternura. Es sencilla y sincera.
Parte de los respectivos puntos de vista de unos niños; y es que a veces las cosas son menos rebuscadas de lo que las queremos ver, y sólo las diferentes perspectivas nos muestran su significado.
Flipped carece de fuegos artificiales, y se nutre de la humanidad que reside en los personajes. Es en películas como ésta en las que valoras la belleza de lo simple (que suele ser lo más importante), convertido en amor hacia tu familia, hacia tu primer amor o hacia un árbol... Y para ello se sirve de la visión pura y honesta de unos niños, como no podía ser de otra forma.
No apto para personas que busquen grandes aventuras, este es otro tipo de película.
A mí me ganó y me hizo sonreír durante un buen rato, como un flechazo en el corazón.

Me ha parecido una sencilla delicia, una obra de arte de estar por casa, de las que se disfrutan en silencio y sosegadamente, dejándote contagiar de su tímida ternura.
Entresijos familiares que se sienten cercanos; ni guiones grandilocuentes ni acontecimientos pomposos, simplemente una historia contada desde dentro de casa, trasladándote a ese salón en el que cenan entre miradas, inseguridades y sonrisas. Como la lente que captura un retrato familiar, o una cena hecha con afecto.