La sombra de Quentin Tarantino y su magistral Los odiosos ocho (2015) es alargada.
El planteamiento burdo que ahora nos propone Clara Bilbao consiste en enfrentar a un grupo desigual de personajes burdamente trazados en un lugar cerrado y hostil donde irán cayendo uno a uno, en una encrucijada de decisiones y con amenazas internas y externas.
Se recurre de nuevo a la Guerra Civil como forma de justificar una situación que a poco lleva al espectador más a que a desear la conclusión inmediata de la película. A pesar de un elenco más que interesante, donde destaca la recuperación de Óscar Ladoire, por contra el siempre brillante Antonio de la Torre parece actuar a desgana, aunque el resto de intérpretes cumplen de sobra con sus cometidos. Otro aspecto negativo será la música fuera de lugar de Mastretta, frente a aciertos de decorado o vestuario.
Una película a evitar.

Aunque aquí no era el director, si se nota su guión. John Hughes es el rey de la mejor comedia adolescente de los 80s. El Club de los Cinco y 16 Velas forman, junto a esta Chica de Rosa, un trío de joyas de la comedia juvenil más inteligente. Inolvidables selección de temas pop rock y aportación de Jon Cryer. Curiosos James Spader y Annie Potts y un Andrew McCarthy absolutamente insulso.

Aunque la carátula lleve a engaño, con ese título horroroso en nuestro país, así como la foto de la chica con poca ropa, la realidad es que The Sure Thing (título real), resulta ser una genial road movie romántica y cómica al mismo tiempo.

Ambos protagonistas son adecuados, en especial Cusack, además respaldados por un buen ramillete de secundarios, entre los que destacan un joven Tim Robbins así como la veterana Viveca Lindfords.

Antes ya se ha visto la clásica historia de dos seres opuestos que no se aguantan, al menos ella huye de él, y con el trato la cosa va mejorando.. no es nada original. Pero Reiner logra que las situaciones, las desventuras, resulten tiernas y divertidas, y nos hace cómplices de ellas.

The Sure Thing es una pelicula excepcional que merece la pena revisar de vez en cuando.

Propuesta cómica y comercial que gira en torno a la encrucijada vital del paso a la madurez y el hecho de no querer afrontarlo.
Un filme divertido y sin complejos a la hora de buscar el gag y determinados guiños en cuanto al cine (el maletín y la tirita en la nuca de Pulp-Fiction), la música urbana (artistas referenciados), las corrientes callejeras (y las tribus urbanas), el cómic y el relevo generacional. Con un reparto variopinto y resultón, Matusalén cumple de sobras el cometido de divertir, a pesar de presentar situaciones y personajes al filo del ridículo.
Pero todo espectador que se deje llevar pasará un rato hartamente entretenido, con espacio para alguna risa e incluso carcajada, así como el descubrimiento de todo un argot rapero-musical.
Para pasar un buen rato, pues se agradece además el nivel de frikismo de su director.

Bueno, estoy dividido.
Por un lado este documental aporta valiosas declaraciones de archivo, algunas poco vistas, de artistas como John Barry, Louis Armstrong, Marvin Hamlisch, etc
Por otro lado, más que un documental que celebre los 60 años de la franquicia, parece un promocional encubierto del magnate, empresario y todopoderoso Hans Zimmer.
Dejan en el tintero bandas sonoras básicas como 007 Alta Tensión (1987) o Licencia para Matar (1989), vamos, que a Timothy Dalton y a Michael Kamen los ignoran descaradamente. Tampoco dan nada a Bill Conti y demasiado a las últimas y terribles canciones de la saga.
Queda al menos patente que John Barry es el creador del sonido Bond y que todos le deben pleitesía, aunque algunos lo olviden.
David Arnold también merecía mucha mas atención (y no tanta un músico tan equivocado en la saga como Thomas Newman, aunque han hecho bien en olvidar al horrible Eric Serra) y se desaprovecha el cameo final de John Barry en 007 Alta Tensión (craso error).
Una lástima que el gran Michael Kamen no haya sido incluido en las declaraciones (existen y son impagables) y que el temazo de Gladys Knight para Licencia para Matar no aparezca.

En definitiva, curioso, interesante, pero muy mejorable.