Lo interesante es la falta de visión maniqueista, es decir no hay bueno ni malos. Incluso podría funcionar como una radiografía de los encuentros personales en situaciones desafortunadas, lugar donde la naturaleza humana es impredecible. La gran virtud de los personajes -y los actores- es que nunca llegas a odiar o amar a alguno; el argumento emocional no permite hacer juicios de valor. En el momento que convergen los tres personajes en escena, se forma un ambiente de soledades que impera en adelante junto a sentimientos de confusión, desesperanza y nostalgia; ninguno de ellos vuelve a ser el mismo, es está la verdadera tragedia del film. Tres mundos es una cinta introspectiva que no pretender nada más que logra una atmósfera blue, un respira hondo al salir de la sala. Asumiría que esto se debe a la fácil identificación con cualquiera de los tres personajes, pero vas más allá, infiero es producto pensar en lo fácil que es cambiar la vida de alguien o algunos de un momento a otro. No hay inocentes, no hay culpables. Lo único que queda son interconexiones de tres universos atados por un traspié humano.