Es una pena que su buen arranque acabe cayendo en los clichés de cualquier largometraje de terror mediocre. No obstante, ese certero comienzo, el original enfoque dentro del explotado “found footage” y ciertas escenas capaces de perdurar años en la retina logran que se haya convertido en unas de las más destacadas películas de terror de culto en la última década.
spoiler:
Me da rabia porque su prometedor comienzo acaba cayendo en los clichés de cualquier largometraje de terror mediocre. No obstante, aunque hasta yo me sorprenda de la nota que le doy, voy a intentar resaltar no sólo mi disconformidad, sino también lo que la ha convertido en una destacada película de terror de culto de la última década.
Comencemos por el enfoque. El, en muchas ocasiones, mal explotado, “metraje encontrado”. Dentro de la típica incursión en manicomio (Grave Encounters) o la enésima entrega de Paranormal Activity, toma un camino más original: un documental acerca de la enfermedad de Alzheimer a través de una anciana (Deborah Logan) que combina la vida cotidiana de ésta, sus primeros síntomas e información externa como esquemas, imágenes radiológicas, entrevistas médicas, etc. que logran la credibilidad necesaria para un buen resultado en este subgénero de terror. Bien ahí.
Pero Deborah no es la “típica” enferma de Alzheimer. Y es en los minutos de ese descubrimiento donde más he disfrutado, de esos primeros 30-45 min., verdaderamente inquietantes. Incluso empecé a sentirme incómodo estando solo en mi casa mientras la veía. Pero a partir de ahí es donde la película empieza a torcerse.
En primer lugar, el guion empieza a tirar de convencionalismos: casual desaparición de niñas años antes, rituales macabros, temblores en la casa cuando uno se acerca a Deborah… lo típico. Se podría haber tomado otro rumbo mucho mejor. Más original. O, si no, más sutil que eso. Un rumbo que siga dejando al espectador con la intriga, que se siga preguntando por qué, sin que la historia caiga en lo que se espera de una película de terror actual estándar.
Por otro lado, detalles como meter banda sonora sin ton ni son en un “found footage”… como que no. El tema serpientes no está mal, tampoco vamos a criticarlo todo, aunque sigue siendo repetitivo y, a veces, cansino.
Lo positivo: el ya mencionado comienzo que, a mí al menos, me dejó con la miel en los labios; escenas potentes que logran quedar grabadas en la retina, no sólo la del famoso gif de la película (fue uno de los motivos que me hizo verla, así que, efectiva, es); y el hecho lograr reponerse (más o menos) a ese engorroso cúmulo de clichés en el tercio medio del filme.
En resumen: da para un buen rato, da para rememorarla y comentarla, tiene sus aciertos, pero fracasa en convertirse en una gran película de terror. Muy a mi pesar, eso sí.