Aunque el título traducido al español de esta película noruega sea ‘Desvío’, tengo que decir que, en ningún caso, es un desvío de los tradicionales slashers tanto europeos como americanos, en otras palabras, ni el inicio, desarrollo o finalización del filme innova algo nuevo al género, es más, es predecible desde los primeros minutos.

La estructura de los antagonistas es principalmente una copia de ‘La Matanza de Texas’ (The Texas Chainsaw Massacre), ya que éstos se componen de una familia de psicópatas que vive alejada de la sociedad, es más, uno de ellos es policía, al igual que en película mencionada anteriormente. A su vez, la película, tiene rasgos de ‘Las Colinas tienen Ojos’ (The Hills have Eyes) o incluso ‘Camino Sangriento’ (Wrong Turn). Empezando por los protagonistas, un grupo de adolescentes que acaban por escoger un desvío equivocado que les lleva a vivir una pesadilla- muy propio de este tipo de slashers como ya nos dice el propio título.

También cabe destacar la falta de una explicación o motivo de los antagonistas, ya que en ningún punto de la película se desvela el ‘por qué/para qué’ de los 'secuestros', lo que deja con indicios de que el guionista no ha sabido desarrollar la trama o simplemente se ha quedado sin ideas, eso sí, con sus cortos 77minutos hay que decir que se ha quedado más que sobrado de tiempo.

Aun así, hay que decir que la película no ha contado con un mal presupuesto como para ser una película europea, y más, para ser de este tipo de género; ya que posee una medianamente decente puesta en escena, además de la actuación de los personajes, que han cumplido con una creíble interpretación que ayuda a ‘digerir’ mejor este filme.

Conclusión: Aunque mantiene el suspense sin dejar margen para pensar en el absurdo trama, ‘Detour’ es demasiado predecible y no cumple con las espectativas de un buen slasher y, por tanto, en mi opinión, no merece el ‘pasable’.

Trzaskalski nos cuenta la historia de Edi (Henryk Golebiewski), un colector de chatarra que vive en una fábrica abandonada junto a su compañero tartamudo, Jureczek (Jacek Braciak). Cada mañana al amanecer, emprenden un viaje empujando su carreta a través de las calles de Lodz en busca de chatarra y resíduos que luego venden en la chatarrería. El poco dinero que ganan, lo gastan en alcohol en una taberna de mala muerte para escapar de los problemas diarios.

Un día, unos mafiosos locales comerciantes de vodka- conocidos como los Hermanos- emplean a Edi para que se haga cargo de la educación de Princesita- la hermana de 17 años de los Hermanos- ya que Edi es un hombre muy leído, y al ser feo, saben que no habrá tentación para la chica.

Sin embargo, la mala suerte cae sobre Edi cuando Princesita queda embarazada y Edi es acusado de haberla violado. Es entonces cuando comienza la verdad filosófica de un hombre que tiene que lidiar con las duras consecuencias y las sangrientas venganzas de los Hermanos enojados.

A pesar de las circunstancias, Edi no se queja sobre su mala suerte. Acepta su destino y trata de seguir adelante. El protagonista de Trzaskalski no siente odio, ya que incluso si se gana la vida recogiendo chatarra y notoriamente bebe todas sus ganancias, es un hombre muy sabio e inteligente. Con esto, podemos ver que el personaje es el ejemplo de que la posición social, la riqueza o la educación no necesariamente tienen una influencia sobre el tipo de personas que somos. Incluso es una evidencia de que un hombre de simple reflejo es más digno a ayudar, ya que gracias a su difícil vida, conoce su verdadero valor.

Trzaskalski también hace hincapié a la idea de que cada uno de nosotros, incluso un hombre borracho tumbado en la acera, es un misterio que puede esconder una sorprendente historia de la vida. Igual que Edi, un hombre pobre y sencillo, que ve en la literatura un momento de respiro que le ayuda a distanciarse de una vida que no marcha exáctamente como él desearía. Y como dice Edi en una escena- hablando sobre sus libros: ‘’Lo abres y lo lees, si no lo entiendes, lo lees otra vez. No cambia nada, sólamente uno mismo. Porque la vida va hacia delante, pero a los libros siempre puedes volver’’.

También hay que destacar la excepcional la fotografía del cinematógrafo, Krzysztof Ptak. Por un lado, con la mezcla de colores oscuros y tristes, anima al espectador a entrar en un mundo desolador de la vida cotidiana de la ciudad. Por otro lado, nos muestra el encanto idílico del pueblo, lleno de verdor, flores y colores vivos. Y sin olvidar, el frecuente uso de secuencias largas para mostrarnos las vidas de los chatarreros de una forma más realista y cercana al espectador.

‘’Edi’’ representa el mundo tal y como es, donde lo más importante es la persona como individuo. Su vida es importante, simplemente porque es su vida. Tanta gente que conocer, tantas historias que contar, tantas palabras importantes que expresar.
Al fin y al cabo, ‘Edi’ es un buen ejemplo de que una simple pero buena historia, un director inspirado, unas actuaciones sobresalientes, y no necesariamente un presupuesto alto, pueden dar vida a una pequeña joya del cine independiente - que permanecerá por mucho tiempo en nuestra memoria.

‘Metropia’ - Una animada de género iniciado en los años 70’ que combina el cine negro con la ciencia ficción- Tech Noir.

Centrándonos en las características del Tech Noir tomando como base esta película de Tarik Saleh, podemos observar el predominio de la tecnología, y concretamente, el miedo a que ésta tome el control sobre nosotros. Hablamos de un ambiente alienante donde la humanidad depende de la tecnología, en el caso de ‘Metropia’, de las redes de metro, la propaganda televisiva y, la ‘ droga azul’ a la que está adicta la sociedad.

En cuanto a la estética, ‘Metropia’ es un filme visualmente duro en el que predomina la oscuridad y frialdad de los entornos, en la mayoría de los casos aislados de la ciudad, llena de edificios destruidos, la propaganda visual, y además, una sensación del lento paso del tiempo.

La localización de la película nos situa en una Europa no muy lejana, donde predomina la claustrofobia y la representación del progreso por parte de la tecnología.

Otro punto clave es la distopía, una utopía perversa donde la realidad tiene lugar en una sociedad opuesta a la ideal, es decir, una alienación del espacio y el caos, frecuentemente emplazada en un no lejano futuro, como es el que caso de ‘Metropia’. Todo ello dominado por la corrupción de la grande empresa que dominan a la sociedad de la ciudad, con la exlotación de la industria y la visión apocalíptica del consumerismo.

Pasando a los personajes, podemos ver al protagonista (Roger), que encarna a individuo silencioso y débil entre las masas de la sociedad, con falta de sentido de identidad personal, controlado por el totalitarismo y la monotonía de la ciudad que vive para el trabajo como reemplazo para la familia. En cuanto al personaje femenino (Nina) podemos ver los rasgos comunes de la femme fatale, una mujer que persigue sus propios objetivos que intenta conseguir a través de su belleza y carácter manipulador. El tercer personaje que llama la atención es el dueño de la gran empresa que controla la ciudad y las redes de metro (Ivan Bahn). Un hombre poderoso y rico que posee los medios para controlar a la sociedad y, por tanto, el que cumple el papel del antagonista.

Al fin y al cabo, Tarik Saleh consigue con ‘Metropia’ representar el género Tech Noir con sus principales características y no defrauda en absoluto ni en el trabajo artístico ni en la puesta de escena de esta sorprendente película de animación danesa.