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España España · Salamanca
Críticas de rickenbacker
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
4
20 de enero de 2011
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decidí ver está película por dos motivos. El primero: Lucio Fulci fue en mis 'años bárbaros' de cinéfago indómito un referente básico en materia de casquería y muertos vivientes. El segundo: siento fascinación por la estética y los códigos hiperbolizados del spaghetti western. Me preguntaba cuál sería el resultado de colocar detrás de la cámara a un realizador con vocación 'terrorífica' filmando vaqueros en el Veneto. Un caso similar se dio con Sam Raimi al mando de la malparada "Rápida y mortal" pero, al contrario que Fulci, el americano realizó su pelícla de pistoleros una vez que se hubo despachado con los zombies y las motosierras; no antes de especializarse en el terror. Pues bien, vayamos al grano. La cinta comienza con una cacería humana en la que un hombre es perseguido a lo largo de unos verdes parajes por unos jinetes acompañados por una jauría de pastores alemanes. La presa termina siendo devorada por los cánidos en un riachuelo. Puro Fulci. A partir de aquí, desde los créditos iniciales hasta los finales, el italiano nos ofrece uno de los relatos peor contados de la historia del cine del Oeste, llegando a rivalizar en precariedad con algunos subproductos ibéricos del denominado 'chorizo western'. Es cierto que la perfección narrativa y formal nunca fueron sus puntos fuertes. El problema es que carece también de todos esos ingredientes que han hecho que el cine de este autor se convierta en objeto de culto: violencia gráfica extrema, atmósferas logradas, momentos de tensión… Tampoco son dignas de elogio, desde mi punto de vista, las interpretaciones actorales. A Franco Nero (que protagonizaría después un puñado de clásicos del spaghetti como "Django", "Los compañeros", "Keoma"…) le falta carácter y magnetismo en este film. Se salva, quizás, un papel secundario con cierta gracia y personalidad. Me refiero al chino confucionista, pesetero y pluriempleado (herrero, ebanista, sepulturero, pianista del saloon) que mientras toca y bebe leche en una jarra de cerveza utiliza su pipa como cerbatana en auxilio de la pareja protagonista durante una trifulca. Asumiendo todas estas carencias, me quedo con dos secuencias extravagantes que harán las delicias de los amantes de la serie B (tres, si contamos la mencionada pelea en el bar 'alla' Bud Spencer-Terence Hill). La primera nos brinda un duelo a latigazo limpio en medio de una fiesta al aire libre entre el prota y su némesis, con un dominio sobradamente superior de este último en el manejo del cuero y con la consiguiente humillación del pobre Tom Corbett, que termina hecho un 'ecce homo'. Y la segunda, un salto del susodicho, con pirueta incluida, desde un carromato en el tiroteo final (digna de Jackie Chan). En definitiva, a pesar de estos momentos perfectamente disfrutables, no está en el top 5 del director ni entre las mejores del (sub)género; ni siquiera entre las más violentas. Al menos lo intentó...
rickenbacker
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