En Sitges lo tuvieron claro, por lo que esta pequeña maravilla recibió el premio a la mejor película, director y fotografía. Quizás sea esta la primera película finlandesa que he visto en toda mi vida, y vaya manera de sorprenderme. Surgida a raíz del éxito de dos cortometrajes (de versión obligada y disponibles en Youtube), Jalmari Helander nos ha regalado una fascinante, divertida y cruel relectura de Santa Claus. Con una duración perfecta (75 minutos), una soberbia fotografía e interpretación de todo su elenco y, sobre todo, un fascinante virtuosismo visual tras la cámara, nos encontramos ante el principio de una más que prometedora carrera en el cine de género fantaterrorífico. ¿Y si Santa Claus no fuera ese gordinflón adorable amante de los niños? ¿Y si en lugar de darles regalos, los azotara hasta hacerlos sangrar para luego devorarlos? Para saberlo, "Rare Exports: A Christmas Tale".

Hay que ser un auténtico enfermo mental (amén de muchas otras cualidades como pederasta, violador, torturador, psicópata y un largo etcétera) para disfrutar de algo como ésto. Violaciones de recién nacidos (lo de recién no es un decir por decir), del propio hijo del protagonista por él mismo, mutilaciones varias y basura similar.

Hubo un tiempo en el que en el cine de acción se subrayaba el hecho del más difícil todavía, el llevar una secuencia hasta el límite de lo nunca visto; ahora sucede ésto mismo con esa moda infecta cuasirealista porno-gore que nos inunda. Después de asquerosidades varias como Martyrs uno pensaba que era imposible repugnar y revolver los estómagos y las mentes de personas normales y honestas con salvajadas aún mayores, ¡FALSO!. Llega un miserable de Serbia, probablemente de la tropa de Milósevic (¿dónde si no puede llegar un ser humano a maquinar semejantes aberraciones mentales?), y consigue poner en pie una salvaje agresión, a cualquier persona honrada, como ésta. Tipos como el Spasojevic deberían tener una orden de alejamiento, no ya de cualquier niño o mujer, sino de la humanidad entera.

Aunque no me cabe la menor duda de que habrá multitud de enfermos mentales, despiadados y asesinos que disfrutarán de esta bazofia, me gustaría preguntarles: ¿alguno de vosotros le pediría a Srdjan Spasojevic (el creador de esta purulencia) que cuidara a sus hijos mientras se acercaba un momento a hacer unas compras al Mercadona?

Esta magnífica serie de acción, argumentada sobre una tupida red de sólidos valores morales, nos enseña cuál es el mejor medio para resolver cualquier problema, la violencia. Un hombre de gran carácter y suma honestidad que derriba OeNeGés a golpe de patada giratoria, cubriendo de escupitajos la sede de la ONU en cada episodio y mirando por encima del hombro (de los dos al mismo tiempo) a todos aquellos ultradefensores del diálogo por el diálogo. ¡Albricias mil, hosanna, y un millón de aleluyas para el último gran héroe de acción! Desde Texas a tu alma directo y sin atajos, a golpe de puño rugiente y doliente. ¡Viva Chuck Norris!

Horrenda, absurda, aburrida, estúpida y de una cursilería pseudopacifista que ofende. Es como si el guión hubiera sido escrito a cuatro manos por Zapatero y Obama y lo hubiese pasado a limpio Leire Pajín y Bibiana Aído.

Roland Emmerich es el mejor director de trailers de Hollywood, de eso no cabe duda, pero a la hora de plasmar media idea en imágenes manteniendo una mínima coherencia argumental, se demuestra absolutamente incompetente. Además, hablando como estamos haciendo, de una película de 160 millones de presupuestos (el doble de 'Objetivo: La Casa Blanca', ésta tremendamente entretenida), uno esperaría encontrarse con unos efectos y secuencias de acción sin parangón, pero no, el CGI del que dispone esta película lo podríamos haber hecho en nuestros dormitorios una tarde de lunes y no habría mucha diferencia; por no hablar de las horribles transparencias de la misma.

En definitiva, un horror absoluto que ha sido vapuleado por la taquilla mundial, con razón.

Absolutamente mediocre, carente de sentido (la caída del personaje que interpreta Josh Brolin por una noticia en una página web es completamente absurda), irreal, y un sinfín más de descalificativos podrían subrayar esta ínfima, fútil, incomprensible, idiota y anodina producción. Oliver Stone, que hace mucho olvidó que su propósito en la vida no es extender el socialismo chavista a lo largo y ancho del mundo, ha convertido uno de los mejores malvados de la historia del cine, en un tierno, suave y blandito osito de peluche. De una gran película centrada en la avaricia, el dinero, los negocios y un inframundo turbio y descarnado, hemos pasado a un bodrio infumable para cualquier mente medianamente despierta, una película que hará las delicias de todos aquellos que hayan disfrutado con masturbaciones mentales como "Sexo En Nueva York 2" y "Come, Reza, Ama". Wall Street 2, en lugar de ser subtitulada como "El Dinero Nunca Duerme" debería haber elegido el más hermoso y espiritual de "En Busca de la Felicidad (y si es con la familia, mucho mejor)".