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España España · Madrid
Críticas de PFO
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
8
15 de marzo de 2007
20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
··········Además de contenida, discreta, la historia me parece muy triste. Es una felicidad continuamente aplazada, disfrutada de a pocos momentos, en la dosis justa para continuar esperando la siguiente. Y sin embargo...

··········Pese a que, vista en Europa del sur, en 2006, esta forma de comportarse en Japón, en 1942, pueda parecer desastrosa, fallida como forma de amar, de ser familia, es inevitable dejarse contagiar de la mirada generosa, cariñosa de Ozu hacia sus personajes, hacia ese padre que entre el deber y el querer se queda siempre con la obligación, cuajando en ella, en el orden, en la norma, su amor. Transformando la pulsión que parece que debiera ser incontenible, ilimitada, desbordada, del amor al hijo –y más al hijo sin madre, sin hermanos- por el amor sacrificado de asegurar el futuro, de disciplinar, hacer crecer a la fuerza. Aprender a decirle a tu hijo “no llores, no llores” y conseguir que no se te hiele la sangre, que todo se aplace, se limite, se restrinja.

··········¿Pero es eso lo que necesita un chico? Sin embargo, Ozu, que va mostrando a pinceladas cómo el crío va creciendo (desarrollando como un abeto sus capacidades, podando como un bonsai sus sentimientos), no hace una historia de rebeldía, o de amargura, de resentimiento por todo el cariño no mostrado, sino la lenta asunción de la norma, del poder de la regla social, el despacioso aprendizaje de disfutar siempre a poquitos, a sorbos, de no saciar jamás un sentimiento.

··········Es Japón, es 1942. Por tanto es la guerra del emperador dios. La película no la muestra, y es cierto que lo que se cuenta coincide con la idea que podemos tener de la educación japonesa incluso hoy en día. Pero me interesa que está ahí, la guerra como la culminación de la exigencia del poder a los individuos: la abdicación de cualquier ética individual y la entrega del todo (o sea, matar y morir: la guerra). Qué funcional resulta este amor-bonsai, esta contención, la disciplina de los sentimientos.

··········El amor -el más estable, el más perenne: el paternal o maternal- es una fuerza demasiado potente y desordenada como para dejarla libre en sociedad.

··········Aparte de eso, supongo que la película puede resultar premiosa o incluso aburrida a quien no vaya con unas pacientes ganas de ver.
PFO
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6
7 de julio de 2007
26 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es algo general, pero pongamos el diario ABC como ejemplo: “La extraña peripecia de un alemán en Mallorca, acusado de un terrible delito, se convierte en una reflexión sobre la culpa y el remordimiento”. Pero, ¿quién se inventa las sinopsis?, si no han visto la película, ¿por qué no parten de la web oficial o del press-book de la distribuidora o, no sé, por qué no preguntan? No hay tal, ni acusación de terrible delito, ni remordimiento, ni me parece a mí que quepa ninguna reflexión sobre la culpa.

Para mi visión de la película (que, leyendo a los autores, tengo que reconocer que resulta ser superficial o directamente errónea), los dos temas principales son la cesión del individuo a la presión de la necesidad de elegir entre integrarse en el grupo o ser maltratado por éste. En este sentido, escoger Mallorca es paradigmático –si el tópico de su hostilidad inicial es cierto-, y se hace hasta la broma de los dieciséis jueces de un juzgado que comen el hígado del ahorcado como prueba (¡si se es capaz de pronunciarlo!) de integración.

El otro tema es una historia de amor –de enamoramiento, quiero decir-, unilateral, irresoluta, que lleva a tomar una decisión sobre el único cadáver humano de la historia, y que quizás es de lo que más me gusta... no gustándome demasiado.

En cuanto a las formas, un piano que me gustaba mientras iba marcando un ritmo especial, me fastidia un poco cuando remarca una acción más tensa. Me gusta mucho la luz (tan invernal, en Mallorca) y la desasosegante manera de filmar los movimientos (¿era eso?, ya no lo sé, pero desasosegante y hermoso) y las casas.

Me gustan mucho las dos chicas y el Miquelet, en esa frontera de la torpeza mental. Menos Brendemühl, porque ya desde el principio de la película anda el tipo casi sin más sentimiento que el de estar asustado. Podría pensarse que es por su conocimiento parcial del castellano y probablemente nulo del catalán, pero resulta que cuando habla en alemán con su patrón tiene también ese gesto tenso de no estar seguro de si se le entiende o de si él comprende correctamente lo que le dicen. Cierto que luego me va implicando más, hasta que al final me pierdo un poco en qué siente respecto a su enamoramiento.
PFO
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En el hoyo
Documental
México2006
6,7
337
Documental
8
29 de mayo de 2007
20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
··········Se supone que esta cámara cercana, que charla con los trabajadores que construyen “El segundo piso”, la super M-30 de Ciudad de México, les acompaña en las pausas de comida y en el transporte, pero también en la ascensión a contrapesos y tirantes de vértigo del puente, .... se supone, digo, que retrata la dignidad de estos obreros de la construcción, constructores de la moderna catedral para la adoración de los tres millones de automóviles, sus historias personales, su orgullo de trabajadores que saben su oficio.

··········No puedo evitar ver continuamente otras cosas. La espantosa falta de medidas de seguridad, obreros saltando entre el tráfico, pisando junto a pozos, mal atados en alturas, aislados en zanjas que una tormenta inunda de agua y tierra. Y, en paralelo a ese abuso básico de que el trabajador ha de exponer su vida para maximizar los beneficios de las constructoras, sus relatos no me parecen ejemplos de dignidad, sino efecto de falta de conocimientos y de cultura, de falta de educación y de posibilidades. Cierto que algunos de los ferrallistas sienten el placer de ser especiales, poseedores de una capacidad (trabajar contra el vértigo) y de un saber hacer que les hace un poco orgullosos.

··········Pero, en general, lo que veo es lo contrario. Los piropeadores y miradores obscenos necesitados de probar en grupo su virilidad; el bajito –tan parecido a Sarkozy- cautivado por la idea de que quien trabaja con ahínco triunfa; el de pocas luces que ha tenido que abandonar su vida en las bandas mafiosas; el camionero que se siente poderoso e insultante porque conduce una máquina a quien ningún utilitario osará no ceder el paso; la vigilante nocturna mística, capaz de creer que es el diablo quien exige el tributo de almas cuando se construye un puente.

··········Y, claro, Brecht. "Tebas, la de las Siete Puertas, ¿quién la construyó?/ En los libros figuran los nombres de los reyes. / ¿Arrastraron los reyes los grandes bloques de piedra?/ ..."

··········No sólo me gusta la imagen de esa cámara que charla amistosa con ellos. El juego que se hace en el hermoso paseo aéreo final sobre el puente, con el sonido, incorporando a la música algunas de las frases de ellos, convirtiéndolas en un ritmo, tan funcional al trabajo, tan desposeídas de verdadero pensamiento personal. La prueba de la humillación, de la desposesión.
PFO
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La silla de Fernando
Documental
España2006
7,3
2.615
Documental, Intervenciones de: Fernando Fernán Gómez
8
15 de marzo de 2007
21 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
··········Ochenta y cinco minutos de película, sin más variedad que ocasionales pequeños cambios de orientación de la cámara, de un señor charlando de sus cosas podrían ser muy aburridos. No lo son.

··········Es difícil estar de acuerdo con muchas de las cosas que dice Fernando Fernán-Gómez. Es más, seguro que a él le molestaría que lo estuviéramos. Da la sensación –placer de anciano- de jugar a epatar a los burgueses diciendo cosas incorrectas. Da igual. Es muy agradable oírle contar las cosas, sin asomo de divismo, con la naturalidad de un abuelo. A cambio, muchos minutos están llenos de banalidades.

··········Siendo absolutamente simple, me gusta mucho cómo está hecha. Pese a ser un rodaje de más de un día (hay una herida en la cara que aparece o no), la posición es la misma. La camisa salmón (como su cara rubicunda), la pared tras él verdosa oscura, y una pared borrosa más allá, también verde (como los ojos). Una sensación armoniosa. El plano es siempre el mismo: corta la frente de Fernán-Gómez y a cambio mete en cuadro la garganta, el cuello de la camisa. Es lo que mirarías en una conversación con un hombre más alto que tú. Se le deja hablar todo el tiempo, no hay que soportar a nadie yendo de entrevistador estrella, pero si hace falta para que se entienda una frase suya oír al interlocutor, tampoco se cortan. La conversación, ‘capitulada’ con fotos hermosas y la voz de Enrique Morente. En fin, algo muy agradable.

··········Una curiosidad: en los títulos de crédito, bajo el epígrafe “equipo técnico”, hay cinco nombres entre los que están Gustavo Salmerón y Natalia Verbeke. Divierte imaginar que llevar conocidos como técnicos haya sido una argucia para no molestar al viejo león.
PFO
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5
15 de marzo de 2007
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
··········La apuesta, por lo visto, era hacer una película de cine negro ambientada en un Instituto. Eso le da una cierta antinaturalidad; no parece razonable que lo que va sucediendo sea más o menos habitual en la secundaria, incluso en la yanqui, que probablemente llega a una edad mayor que la española.

··········Como ejercicio de estilo, minimaliza los elementos: elimina los ‘adultos’ (sólo dos personajes de otra edad, de los cuáles sólo uno tiene importancia en la trama, como presión externa), y elimina la ciudad (las calles están desiertas, en las pocas ocasiones –en el instituto- en que hay movimiento, éste es mínimo y desenfocado). En mi opinión eso le quita un poco del aspecto de cine negro, para que parezca más una construcción del tipo de ejercicio mental (quién ha hecho qué, cuándo y por qué).

··········Tampoco los diálogos están a la altura del género. Se intenta, especialmente en la relación del protagonista con las chicas, pero no creo que funcione mucho.

··········Sí que son muy propios del género el protagonista (a falta de gabardina, un cuerpo largo, de hombros cerrados y manos en los bolsillos crea una sensación parecida; a falta de sombrero que dé sombras al rostro, una melena que cubra parte del gesto), el salto de las palabras a la violencia tanto proyectada del protagonista afuera como recibida por él (este chico se pasa la película cobrando; al menos queda reflejado en su cara de <i>ecce homo</i> y en su malestar físico, un poco de realismo se agradece, normalmente en el cine de acción los golpes dejan de tener efecto cinco minutos después de sufridos), lo malas que son las mujeres, el prurito profesional de dedicarse al caso más allá de lo que es razonable. Y la cuestión moral, claro: la ética del detective (aquí del chaval de instituto) no puede coicidir con la de policías y jueces, a los cuáles se esquiva y que no participan en la trama salvo al final, como invitados y sólo en la banda de audio, pero ha de tener algún valor sólido que el público comparta con facilidad. En este caso: la venganza. Si al principio de la película el protagonista parece respetar la decisión de quien fue su chica, y continuar enamorado en la distancia, luego parece dejarse llevar sólo por celos y venganza.

··········Y la trama, claro. Con la complicación de “El sueño eterno”; sólo falta un cadáver de origen indeterminado. Llega a ser tan complicada de seguir que, como en las películas más chuscas, hay un momento cerca del final en que el protagonista tiene que explicar a alguien todo lo que ha ido descubriendo (“empezaré desde el principio”).
PFO
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