La película es muy buena, así, sin tonterías.
No os dejéis engañar por aquellas críticas que la suspenden y la puntúan peor que a Torrente.
Sobre gustos no hay nada escrito, pero a veces se niegan las evidencias.
Y es evidente que la fotografía es sensacional.
Y es evidente que la banda sonora es muy buena.
Y más evidente aún, que la pareja principal tiene química, y que al menos el oscar de Emma, lo podéis dar por asegurado, si no caen los de los dos actores, que habrá que verlo.
La historia que nos cuentan no es novedosa, pero se acopla como un guante a los números musicales.
Las dos horas se pasan sin pestañear y nos dejan escenas difíciles de olvidar.
El final es brillante.
Indispensable verla en el cine, donde se aprecia infinitamente mejor el colorido con que Chazelle ha impregnado la cinta, su cinemascope que no lo es, pero que lo parece.
Disfrútenla.

Acaba de comenzar la cuarta y última temporada de esta serie sueco-danesa y al contrario que la mayoría de este "cine" por capítulos, el nivel de la misma no para de subir. El paisaje urbano del norte de Europa se respira en cada toma, las tramas de las distintas temporadas están muy bien conseguidas, cine negro escandinavo, fiel reflejo de las grandes novelas policíacas con las que suecos, noruegos, finlandeses y hasta daneses nos están deleitando en este siglo XXI.
Transmite siempre un realismo al que no estamos acostumbrados, las escenas policíacas no siguen el cliché de presentarnos a los agentes de policía como héroes, sino como personas corrientes que intentan hacer bien su trabajo, con sus miedos, problemas, adicciones y sus aciertos claro, quizás, lo que "True detective" intentó pero no consiguió del todo.
Los personajes principales son quizás lo mejor de la serie, mención especial para la actriz Sofia Helin, dando vida a la detective Saga Noren, con un asperger de manual, que construye un personaje asombroso, la serie entera gira a su alrededor, ella es la que te lleva y te trae, la que te emociona y la que te hace reír y sufrir.
La serie es una auténtica desconocida en España, una pena, pero si tenéis la posibilidad de verla no os va a defraudar.

Casi dos horas de cine aburrido, nada que ofrecer, ha ganado el oscar a la mejor película de 2016 sin destacar absolutamente en nada y lo que es más grave, apeando de la estatuilla a la magnífica La La Land, a la cual no le llega ni a la altura del betún.
Pero ojo, no es que lo diga yo, o lo digan otra personas en sus críticas, los datos están ahí, no interesa a los espectadores, que casi le han dado la espalda en las taquillas, los internautas la obvian como si no existiese, mientras su película rival copa el youtube de imitaciones a cualquiera de sus escenas.
Nadie habla de ella, porque ni es blanco, ni negro, ni tinto ni tiene color.
Por mucho que he rebuscado en “Moonlight” no le encuentro las cualidades que algunos dicen que tiene.
La película no es mala, pero por favor, es un fraude considerarla la mejor de 2016.

Una película interesante, muy bien rodada, perfectamente ambientada y con una pareja principal en estado de gracia, sobre todo Nina, que está como siempre, perfecta.
Lástima que falten algunos giros en el guión para dar credibilidad a la premisa principal del relato, para haber completado así, una película sobresaliente, porque ese es el gran problema, no te terminas de creer la situación y haz de comulgar con ruedas de molino para seguir adelante con la historia, aunque siendo justos, situaciones más inverosímiles ocurren diariamente, donde la realidad supera a la ficción.
La nota de crítica, que a mi entender tendría este film estaría entre el 6 y el 7, entre otras cosas porque hay momentos en punto muerto que no aportan nada, tiene altibajos, pero claro, todo ello sin contar con esos minutos finales, que te pillan con la guardia baja, y que irremediablemente, te van a tirar como un vendaval inesperado, todos los palos del sombrajo.
Su final es memorable, verdadero cine, verdadero dolor, en él conviven la vida y la muerte, el miedo y la cobardía, la maldita guerra y la maldita posguerra y mucha, mucha vergüenza.
Un final antológico, no dejéis que nadie os lo cuente, ni siquiera en voz baja.