Película cruda y realista, basada en una novela de Hubert Selby, la cual inspiró también a Darren Aronofsky para la creación de su obra maestra Requiem por un sueño (encontrareis seguro similitudes con algunas de las escenas de ésta).
Parece mentira que existiera tal situación de marginalidad en aquellos tiempos por la tierra de "la libertad" donde la pobreza, el crimen más inhumano, y la prostitución estaban a la orden del día y a la vista de todos.
La fotografía deja que desear, pero el guión y las interpretaciones son notables.
Película a mi parecer influenciada por el cine indie de los 70, puede llegar a impactar a los más sensibles, pero que no se deben perder los amantes de largometrajes como Requiem, Taxi driver, Teniente corrupto, o Buffalo 66.

Un saludo

Poquísimas son las películas que nos llegan cada año y que verdaderamente merezcan la pena del país con la industria que irónicamente más material exporta al resto del mundo.

Ésta es una de esas excepciones, la obra de Tamara Jenkins sabe llegar al espectador desde el principio. Una pelicula sutil, “delicada” e ingeniosa que a pesar del tema que abarca tiene un trasfondo de positivismo y de vitalidad que contagia a quien la presencia.

John (Philip Seymour Hoffman) y Wendy (Laura Linney) son dos hermanos cuya relación se ha visto deteriorada con el paso de los años y la distancia hasta tal punto de apenas conocerse el uno al otro. Un día Wendy recibe una llamada, su padre (Philip Bosco), el hombre que les atemorizó e infligió malos tratos durante su infancia está enfermo, en la calle y depende de ellos para vivir sus últimos días dignamente.
Este acontecimiento hace que los hermanos tengan que reencontrarse y reabrir las heridas del pasado que les han llevado a ser kienes son, a la vez que afrontan como pueden el duro golpe de ver morir a su padre paulatinamente.

Si bien el argumento puede parecer poco original, Jenkins se encarga de escribir un guión elocuente y divertido (Nominado al Oscar al mejor Guión Original); que dará mucho que pensar e invitará a reflexiones existenciales tras su visionado.
Todo esto unido a una excelente fotografía y la magistral interpretación de sus protagonistas hacen de esta película, una experiencia recomendada para todos los amantes del septimo arte.

Un saludo.

Con unos destellos magistrates de storytelling, e interpretaciones solidas, con alguna estelar como la de Daniel Mays, la ambiciosa White Lines nos lleva por un paraíso de sensaciones psicodelicas que junta todos los cliches de sol, fiesta, sexo, drogas y música en Ibiza.

El guion, irregular, con multiples agujeros e incluso con escenas nonsense, cuenta con una profundidad magistral, llevandote por el camino de los excesos mas superfluos en un extremo, con momentos de clarividencia existencial y una espiritualidad genuina en el otro.

No se debe de subestimar el hándicap al que Alex Pina se enfrentaba para afrontar un projecto de tal escala en dos idiomas, habiendo respetado con precisión hasta el ultimo detalle, y logrando entreverar el español y el ingles con una sutileza ejemplar.

Esta lejos de la perfección, pero te consigue atrapar de principio a fin.