Resulta cuanto menos chocante que las actitudes que toman las tres protagonistas de la cinta nos resulten casos aislados, al menos esa fue mi impresión: "Estas mujeres se mojan, se involucran, no pasan del tema o miran hacia otro lado como el resto". Creo que ahí radica una de las granes críticas ocultas de este documental, cómo nos hace ver a través de estas tres figuras femeninas cómo si todo el mundo aporta en su círculo cercano, se involucra, e intenta hacer algo por los demás, la sociedad avanza y mejora.

Si bien la coyuntura del crecimiento del consumo de heroína y sus consecuentes sobredosis que se plantea viene dada, según nos narran, por la gran actividad obrera de la mayoría de los habitantes de la ciudad y su abuso de calmantes o drogas legales para paliar los dolores de su trabajo físico, no hay que olvidar que también se evidencian otros problemas dentro de la sociedad rural americana que llevan a sus ciudadanos a consumir este tipo de droga. Tenemos el caso de las chicas jóvenes que entran en la prostitución, aunque no nos aclaran por qué o qué empezaron a consumir en un primer momento, incluso un joven ya rehabilitado que afirma consumir(imaginamos que drogas en general) desde los diez años.

En general, es un buen documental, correcto en su ejecución, pero que realmente aporta algo diferente por las historias, reales y cercanas que nos presentan, y por la calidad humana de las tres protagonistas. No deja de llamarme la atención la gran reivindicación feminista que hay detrás, diría que en el 80% de la cinta sólo podemos ver a una o varias mujeres en pantalla, y eso es estupendo.

Dejo una última reflexión, y es que me llamo mucho la atención el programa que lleva a cabo la jueza, esa manera de controlar, conocer y acercarse a la gente que está sufriendo problemas, baches, dentro de una sociedad pero que no por ello hemos de convertirlos en delincuentes habituales, creo que es un sistema extrapolable y muy interesante para ahondar en ello.