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España España · Las Palmas
Críticas de Echedey Rueda
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Críticas 55
Críticas ordenadas por utilidad
7
7 de octubre de 2022
83 de 106 usuarios han encontrado esta crítica útil
Juan Diego Botto ha dado el salto a la dirección cinematográfica con un ejercicio de realismo social al estilo Ken Loach. Sin embargo, a pesar de lo peliagudo del tema central de esta película, los desahucios, En los márgenes no tiene el tono de algunas películas de Loach y evita toda tentación de ideologizar su película para centrarse fundamentalmente en aquello que le da sentido a la película: sus personajes.
Unos personajes que no responden a una creación de unos guionistas como instrumentos para contar una historia, sino a una traducción en pantalla de personas de carne y hueso que cada día viven, precisamente, en los márgenes de una sociedad de consumo y deshumanizada que algunos, quizá para acallar su conciencia, llaman del bienestar.

Y de eso, de sacudir conciencias, se encarga Juan Diego Botto, primero escribiendo el guion y después con la cámara. El guión, construido como una especie de vidas cruzadas, va presentando a una serie de personajes en lo que inicialmente podría parecer una película coral para que, a medida que avanza la película, ocuparse fundamentalmente de tres personajes a los que dan vida tres actores que hacen auténtica magia con sus interpretaciones. Si extraordinaria está Adelfa Calvo, lo de Penélope Cruz Luis Tosar es de otro nivel. Ambos juegan en otra liga.

No puedo hablar demasiado del argumento, baste decir que Penélope Cruz es una madre de familia trabajadora en un supermercado a la que están a punto de desahuciar por no poder afrontar la hipoteca; que Luis Tosar es un abogado dedicado a trabajar en asuntos sociales, uno de esos hombres que pretende que los días duren más de 24 horas, llegar a todas partes y cada noche descubre con amargura que solo tienen 24 y que todo se le ha quedado a medias y que Adelfa Calvo es una viuda a la que también amenaza un desahucio.

Si acaso, podría hablarse de un cuarto personaje trascendental, el de Raúl (Christian Checa), hijo de la pareja de Luis Tosar, que quizá sea el único que se escape del naturalismo general y obedezca a un fin dramático concebido en el guión, el de manejar la sacudida de conciencia que la película pretende en su naturaleza.

Puede parecer que Juan Diego Botto esté tremendista, pero no creo que nadie que alguna vez haya pisado un comedor social lo acuse de eso, tampoco quienes hayan presenciado el desahucio de una familia o quienes conozcan de primera mano las necesidades de la gente que vive en barrios humildes.

Desde el inicio de la película, en el que puede verse la filmación más naturalista de una secuencia con una niña que recuerdo, que incluso parece que no está actuando, hasta el emocionante final, toda la película transcurre sin caídas de ritmo ni tiempos muertos, algo que, sin duda, obedece, a un acertadísimo montaje que intercala cada una de las historias con buen tino y acertado sentido en la narración de la misma.

El guión dosifica la emoción hasta llevarla a los momentos culminantes de las tres historias que terminan con sutileza para cerrar una película honesta y poniendo en mayúsculas las interpretaciones de sus intérpretes, en particular de Penélope Cruz y Luis Tosar.

Puntuación: 7 sobre 10
Echedey Rueda
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5
22 de diciembre de 2023
71 de 83 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apenas han pasado 10 años desde el estreno de 'El hombre de acero' y ya toca despedirse para siempre del DCEU. Este universo de superhéroes estuvo muy marcado por la figura de Zack Snyder, pero a la hora de la verdad sus mejores películas están firmadas por otros directores. Por mi parte, tengo bastante claro que 'Aquaman' es una de sus aventuras más conseguidas, por lo que siempre quedaba la esperanza de que fuese a suceder lo mismo en el caso de 'Aquaman y el reino perdido'.

No obstante, la película dirigida por James Wan tenía mucho en su contra. Desde los rumores de múltiples cambios por al vaivén creativo de DC hasta los rumores de que Warner no quería contar con Amber Heard pero no le quedó otra que seguir contando con ella. Todo eso sin olvidarnos de que hace tiempo quedó claro que era el último clavo en el ataúd de este universo cinematográfico. Eso seguro que ha hecho mella en el interés del público, y seguro que tampoco ayuda el hecho de que sea claramente inferior a su predecesora. Eso sí, ofrece unos mínimos de entretenimiento y diversión por los que tampoco conviene defenestrarla.

Guste más o menos, lo que está muy claro sobre 'Aquaman' es que se trataba de un pasatiempo enloquecido en el que muchísimas cosas podrían haber salido mal. Hay espectadores que la catalogan como poco menos que un desastre, pero para mí esa falta absoluto de miedo al ridículo acaba jugando a su favor y te lo puede pasar en grande siempre que te dejes llevar por el cóctel imposible que propone. Pues bien, 'Aquaman y el reino perdido' es un desbarajuste aún mayor, con la pega de que solamente llega a funcionar a ratos.

Una cosa que sí tiene clara Wan en 'Aquaman y el reino perdido' es que se trata de una película cuyo principal foco está en explorar esa tumultuosa relación entre hermanos por parte de Jason Momoa y Patrick Wilson. Un poco al estilo de lo que ya hizo Marvel con Thor y Loki en 'Thor: El mundo oscuro', la película juega con una alianza improbable que en otras manos podría haber llevado a una sobrecarga dramática. Aquí lo que sucede es que se convierte en la base para los momentos más divertidos de la función.

Desde la escena de la fuga hasta esos cinco minutos en los que 'Aquaman y el reino perdido' se convierte de repente en una monster movie, la química entre Momoa y Wilson, mucho mayor a la que el primero mostró con Heard, impulsa la película hacia delante y nos deja varios momentos divertidos que encajan muy bien con lo que ya propuso la primera entrega. Habrá quien diga que es imposible tomárselo en serio, pero es que Wan apuesta en todo momento por un disparate relativamente controlado, incluyendo ese arranque un tanto ridículo que muestra las dificultades como padre del protagonista y reduce a la mínima expresión la presencia de Mera, que incluso llega a dar la sensación de ser más la compañera de piso de Arthur que su mujer.

Ahí es verdad que nunca sabremos con exactitud lo que sucedió con Heard, pero lo que sí es evidente es que su peso en 'Aquaman y el reino perdido' se ha reducido a poco más que la mínima expresión. Y digo poco más pese a que apenas tendrá una decena de líneas de diálogo porque es aún más llamativo el pobre uso que se hace de Nicole Kidman. No sé si es que salía muy caro contar más días con ella, pero lo cierto es que a la hora de la verdad el tercer personaje con más peso en la trama es el de Randall Park, que no deja de ser el colaborador arrepentido del villano principal de la función.

Todo ello aliñado con esa esquizofrenia digital de la que ya hacía gala su predecesora, con algunos momentos que realmente logran ser impresionantes, pero también otros en los que canta a la legua que estamos viendo simplemente un muñeco generado de forma regulinchi por ordenador. La cuestión es que Wan apuesta por la desfachatez a todos los niveles, y eso es que algo que depende completamente de que el espectador lo compre o quiera arrancarse los ojos.

Sin embargo, hay un factor clave que la distancia de 'Aquaman', y es que aquella también eran muchas cosas diferentes unidas de forma dejémoslo en curiosa, pero aquí el desparrame es absoluto e incluso en los momentos más inspirados, brilla con menos intensidad. Sí se nota que detrás de las cámaras hay alguien con talento para darle un mayor ímpetu a lo que sucede en pantalla, pero el guion se siente como un pegote en el que ir metiendo cosas sin parar porque parece que molan. Y a veces sucede, pero el factor de éxito es inferior al deseable.

Por último, 'Aquaman y el reino perdido' ignora por completo que es la película final del DCEU. Esto podría ser perfectamente la aventura de un superhéroe que no conoce a ningún otro personaje de esas características. No sé hasta qué punto eso fue una decisión meditada desde el principio, pues era algo que ya se podía decir de la primera entrega, pero deja una sensación extraña como cierre del mismo. Porque además lo último que vais a ver del mismo es una broma en forma de escena post-créditos. Que Marvel pueda acabar con uno es algo que me encaja, pero con DC queda raro, porque además la película en ningún momento se siente como un final.

Al final lo mejor que puede ofrecer 'Aquaman y el reino perdido' es una aventura más o menos divertida en la que eleva el nivel de caos, algo que también se nota en una gran batalla final que se siente un tanto acelerada (y donde además se desaprovecha una oportunidad para incluir un chiste que tenían a huevo). ¿Es una buena película? Para nada, pero sí puede llegar a ser lo suficientemente entretenida como para que uno no se arrepienta de haberle dedicado dos horas de su tiempo.

Puntuación: 5 sobre 10
Echedey Rueda
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8
22 de diciembre de 2022
56 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un mundo lleno de arriesgadas aventuras, el Gato con Botas ha agotado ya ocho de sus vidas, con lo que sólo le queda una por vivir. Y eso le da un miedo horroroso. De modo que huyendo del Lobo Feroz decide abandonarse y esconderse de cualquier peligro en la casa de la madre Luna, un inmenso hogar para gatos. Sin embargo, por cosas del destino se enterará de la existencia de un mapa que conduce a la legendaria Estrella de los Deseos. Si consigue llegar hasta ella, podrá recuperar su número de vidas y volver a ser la leyenda que era. Le acompañará un raquítico perro que ha conocido en la casa de Luna y una vieja conocida, Kitty zarpas suaves.

Formidable secuela de 'El Gato con botas', de nuevo con el gran Antonio Banderas poniéndole voz y estilo al gatuno protagonista, un personaje muy simpático que procede en origen de la saga de Shrek (algunas referencias hay al ogro verde).

DreamWorks demuestra estar en plena forma y parece recuperar así laureles de antaño, de modo que Walt Disney va a tener que ponerse las pilas si quiere mantener su hegemonía en la animación. Desde luego aquí el director Joel Crawford (Los Croods: Una nueva era), da en todo el blanco con esta película de aventuras que raya a gran altura e incluso supera al film original con una trama trepidante (memorable la larga secuencia inicial) que resulta muy equilibrada en cuanto a acción, humor, personajes, tema de fondo y salero a la hora de contar las hazañas de los personajes. Como curiosidad resulta chocante la cuestión del número de vidas, pues en España siempre hemos hablado de que los gatos tienen siete vidas y aquí en cambio (como al parecer en el mundo anglosajón) se habla de nueve. En cualquier caso, la escena que narra la pérdida de esas vidas gatunas es verdaderamente graciosa.

En la concepción de la historia de "El Gato con botas: El último deseo" repite Tom Wheeler, pero el equipo de guionistas se refuerza con ideas frescas gracias a Paul Fisher (Los Croods: Una nueva era) y Tommy Swerdlow, responsable éste de filmes familiares de peso, como 'Elegidos para el triunfo' o 'El Grinch.'

Saben entre todos lograr un guión muy entretenido que, además de llevarnos a través de varios escenarios, a la superación de peligros y a imaginativos combates con diferentes villanos, ofrece también el clásico viaje interior del héroe, que aprenderá la lección más importante: valorar la vida que se le ha dado. Claro que para ello es imprescindible la inclusión de magníficos personajes suplementarios como Kitty zarpas suaves y Perro, un chucho raquítico que poco a poco irá adquiriendo importancia en la trama y también en el corazón de los felinos protagonistas.

Por supuesto estamos ante una película con numerosas escenas llenas de humor, sin las cuales 'El Gato con botas: El ultimo deseo' perdería su sello de identidad. Es impresionante la capacidad de Banderas para trasladar su caradura deje andaluz a Gato, un héroe que también aquí tendrá su contrapartida dramática al tener que enfrentarse con sus mayores miedos y con pruebas muy poderosas, como en la escena de los reflejos con sus vidas pasadas. Los guionistas aderezan la historia del personaje de Perrault con numerosas referencias a otros personajes o motivos de cuentos clásicos (especialmente con la participación de Ricitos de oro y los tres osos).

Visualmente El Gato con botas: El último deseo es primorosa, con un aparato animado que equilibra las últimas técnicas más realistas de tres dimensiones con dibujos más estilizados en 2D –que tan buen resultado han dado en 'Los tipos malos o 'Spider-Man: Un nuevo universo' y que aportan así sensaciones más afectistas cuando la acción es prioritaria, como en las vibrantes escenas con el malvado Lobo Feroz o en la larga secuencia final, con sensaciones que acerca al espectador a los dibujos animados clásicos.

Puntuación: 8 sobre 10.
Echedey Rueda
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5
22 de marzo de 2024
35 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde su estreno, la primera ‘Cazafantasmas’ ha echado raíces en la cultura popular hasta el punto en el que se ha creado cierta expectación por cada nueva entrega que resulta irreal. Remakes, secuelas y recuelas en la que todo el mundo espera ver la película que defina a su generación o al menos reencontrarse con la sensación que generó la primera película todo el mundo, algo tan divertido y sorprendente como esa experiencia irrepetible de 1984.

Sin embargo, el uso y abuso de la marca ha dejado claro que hace tiempo que no se debe esperar que aquello vuelva a repetirse porque ni ya el producto es propio de esta época. Ni siquiera ‘Cazafantasmas: más allá’ sirvió como una recuperación del espíritu original. Pero quizá no necesiten ser más que esos correctos, simpáticos y funcionales entretenimientos de viernes noche y no la experiencia cambiavidas que en algún momento alguien decidió que deberían ser. Por ello, ‘Cazafantasmas: Imperio Helado’ no es más que una digna secuela de ‘Más allá’.

Hay una serie de ventajas con respecto a la anterior, puesto que recogemos a los personajes que ya conocemos y nos han presentado ya en pleno funcionamiento en Nueva York en el local de los Cazafantasmas originales en la estación de bomberos, donde tienen toda su base de operaciones. Una entrada in media res, tras una introducción en el pasado bastante siniestra, que nos meten de lleno en sus misiones en activo en plena gran ciudad, dejándonos ver que toda la familia Spengler ya ha ya ha vivido unas cuantas aventuras juntos, como los originales.

La reubicación en Manhattan deja unas cuantas escenas de inicio bastante interesantes, sin embargo, ese esfuerzo inicial de saltar pasos vuelve a convertirse en una nueva introducción a una situación diferente en la que tenemos un posible nuevo villano, una preparación y desarrollo que se toma su tiempo en explicar una nueva mitología, una serie de elementos que se han construido cuidadosamente.

Hay un orbe que podría formar parte del universo ‘Hellraiser’, hay una leyenda animada sobre una vieja escultura en altorelieve deliciosa, un uso de los fantasmas para avanzar en la trama muy divertido —homenaje a Christine incluido— y bastantes añadidos a la mitología de los Cazafantasmas en nuevas instalaciones con sorpresas que podrían haber sido una buena reinvención real de la franquicia. El exceso de personajes no molesta porque crea una dinámica coral festiva pero sí que hace que desarrollo se atasque puesto que va preparando para para algo más grande que cuando realmente empieza a suceder no va a por todas.

No hay un clímax a la altura de todo lo que hemos estado viendo y la promesa se queda en una pequeña batallita, un aperitivo que no se corresponde a la construcción minuciosa que hemos visto, por lo que el conjunto funciona como una anécdota más de los Cazafantasmas, que se resuelve, es entretenida, pero no arriesga. Una vez se absorbe esa decepción inicial quedan dos horas que pasan volando, muy bien equilibrada en cuanto a bromas, criaturas y nostalgia, quizá algo carente de acción.

Hay nuevos artilugios retro, más espectros, baños de ectoplasma y algunas notas de humor negro interesantes. Para los adictos o los que odian la nostalgia, las recuperación de los miembros originales se resume en una especie de cameos extendidos; el que quiera ver a Bill Murray como Venkman tendrá un par de gags a la altura, pero no esperen que tome un papel relevante, aunque ver a Dan Aykroyd, el creador de todo el embrollo, volviendo a recitar sus explicaciones en la tercera edad es entrañable, en un retrato de los investigadores de lo paranormal adecuándose a la era social media no muy distinto que el que nos ofreció Berto Romero en ‘El otro lado’.

‘Cazafantasmas: imperio helado’ funciona pues como un entretenimiento familiar con notas de tabasco y pimienta, personajes que funcionan muy bien (Podcast vuelve a hacer su humor de lógica infantil, en el buen sentido) dentro de la particular combinación de terror y corazón que tiene la marca de Gil Kenan en cada fotograma, para lo bueno —el atrevimiento dentro de un producto para todos los públicos de ‘Monster House’— y para lo malo —entender el cine de terror como un producto para todos los públicos de su descafeinada ‘Poltergeist’—, pero en el panorama estratificado por edades de hoy tiene cierto valor.

Lo que no puede achacársele es que no tenga un guion bastante organizado para la cantidad de personajes que presenta, sin dejar nunca de atender a la protagonista de la anterior, una siempre carismática Mckenna Grace que desplaza aquí su papel de nieta freak de Spengler para entrar en plena ebullición de rebeldía adolescente y descubrimiento de su sexualidad, en un clásico amago de romance diverso dirigido a la generación Z que resulta lo más flojo del conjunto, no por lo diverso, sino por lo cursi y salido de culebroncito teen que podría ubicar esta secuela como un estreno directo a Netxflix.

Las apariciones de Slimer, la bibliotecaria, los marshmallows o los leones no aportan mucho pero tampoco afectan, pero en última instancia son un testamento del amor por el tono de la original y la propia inercia de la saga a mantener ciertos puntos de amarre que nunca se han ido, algo que se puede entender si has visto las maravillosas dos series de dibujos animados, que han influenciado tanto al remake como a estas dos secuelas y que suponen la plantilla clásica de caso de la semana para los cazafantasmas.

Cualquiera que acuda sin ánimo de ver algo llamado cambiar el cine 2024 encontrará en ‘Cazafantasmas imperio helado’ un nuevo capítulo de la serie correcto, simpático, disfrutable e inofensivo que, sin embargo queda un poco cojo a la hora de resolver las expectativas que ella misma crea.

Puntuación: 5 sobre 10
Echedey Rueda
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6
26 de abril de 2024
32 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Rivales' es la película más sexy del año. Zendaya se confirma como gran estrella en la mejor película de Luca Guadagnino desde 'Call Me By Your Name'.

Una demostración de que Hollywood todavía puede hacer muy buen comercial alejado de efectos visuales si se lo propone.

El merecido éxito de 'Call Me By Your Name' convirtió a Luca Guadagnino en uno de los directores a seguir por cualquier amante del cine. Sin embargo, sus siguientes largometrajes, sin ser para nada despreciables, no estuvieron a la altura, y la decisión de hacer una película como prometía ser 'Rivales' daba a entender que eso no iba a cambiar.

La sorpresa llegó cuando las primeras críticas apuntaban hacia la más que probable posibilidad de que 'Rivales' fuera una de las mejores películas de lo que llevamos de 2024. Una vez vista, no tengo del todo claro que la pusiese tan arriba, pero sí que se trata de una notable película romántica que logra mantener enganchado en todo momento al espectador. Y, por si la teníamos ya, la confirmación definitiva de que Zendaya es una de las mayores estrellas actuales de Hollywood.

Vais a escuchar mucho la palabra sexy a la hora de definir 'Rivales', ya que eso es algo que le interesa aquí muchísimo a Guadagnino a la hora de construir la relación entre sus tres protagonistas. La clave aquí no está tanto en quién se lía con quién como en una cuestión de química que lleva a dos grandes amigos a sentirse irremediablemente atraídos por la misma mujer.

Eso sí, el guion de Justin Kuritzkes, marido en la vida real de Celine Song ('Vidas pasadas'), huye de una aproximación más convencional a esa historia para introducir constantes saltos temporales que van completando todo lo que rodea alrededor de la final de un campeonato de tenis que enfrenta a los personajes interpretados por Josh O'Connor ('La quimera') y Mike Faist ('West Side Story').

Con ello no es que se busque tanto crear un rompecabezas como ofrecer una visión más pormenorizada de la evolución de la relación entre ambos y cómo ha afectado eso a sus vidas. Eso es algo que se puede hacer tanto a pequeños detalles -ojo por ejemplo al momento el que Patrick duda sobre qué hacer cuánto está revisando una app- como a través de gestos más grandes y directos.

La clave está en dar con el punto de equilibrio para que lo realmente importante siempre sean los personajes. Es cierto que el trío podría haberse desarrollado más, pero para ello se tendría que haber apostado por un protagonista claro, desdibujando por el camino al resto, y aquí eso es algo que Guadagnino nunca permite, ni siquiera por mucho que la verdadera estrella de la película sea Zendaya, quien también ejerce como productora de 'Rivales'.

Lo más curioso de todo es que su mayor arma para conseguirlo no es su ágil y efectivo trabajo de puesta en escena, a través del cual consigue que la película tenga siempre una gran frescura pese a su enfoque principalmente dramática, o en el gran trabajo de su trío protagonista -quizá Faist sea el que menos oportunidades tiene para lucirse, pero todos cumplen con creces-, sino la banda sonora de Trent Reznor y Atticus Ross, ganadores en su momento del Óscar por su trabajo en 'La red social'.

La fuerza de la música es evidente y hay multitud de escenas a lo largo de la historia del cine que no serían lo mismo sin el tema que acompaña a las imágenes, pero en 'Rivales' casi parece que se vaya un paso más allá, ya que resulta esencial para entender ese estado de ánimo tan peculiar de la película. Es como si por dentro todo fuera un frenesí incontrolable y al mismo tiempo eso se trasladase de forma más relajada a la actitud de sus personajes.

Eso da una dosis de intensidad muy concreta a las imágenes que idea Guadagnino a partir del guion de Kuritzkes -especialmente vigoroso todo lo referente a los propios partidos de tenis, que rebosan energía visual-, siendo la pieza básica para que 'Rivales' en ningún momento se sienta tan convencional como podría haber acabado siendo en otras manos. Y también resulta muy importante para que sea un espectáculo tan sexy pese a que el sexo en sí mismo sea básicamente inexistente -sí que hay algún desnudo, pero es algo situacional más que cualquier otra cosa-, aunque ahí el fuego que transmiten sus protagonistas sea lo realmente vital.

Por lo demás hay algún que otro detalle llamativo -que los tres protagonistas interpreten versiones de sus personajes con hasta 13 años de diferencia puede ser estirar un poco en exceso la credibilidad de lo que propone-, pero en líneas generales es una película muy satisfactorio que demuestra que Hollywood todavía sabe hacer muy buen cine comercial cuando se lo propone.

Puntuación: 6 sobre 10.
Echedey Rueda
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