La vida puede ser maravillosa; es el concepto que forja el ADN de “Regular Show”. La mágia que puede transformar un momento cualquiera en un momento especial, esa es la materia prima con la que está fabricada esta fantástica serie de animación. Qué tienen en común con nosotros un mapache y un pájaro de 23 años. Unos seres que trabajan precariamente limpiando un parque, en el que además viven; ambos sin demasiada ambición por labrarse un porvenir y con unas ganas increíbles de disfrutar la vida.

Encontrarte un capítulo en la T.V probablemente se trate de uno de los mejores momentos de cualquier día común del año. Esos días de los que no hablas con nadie y que pudieron no transcender absolutamente en tu vida. Esos son los días que realmente refresca un capítulo de “Regular Show”.

La honestidad de esta serie está fuera de toda duda. Mordecai y Rigby, los protagonistas, acaban perpetuamente sufriendo desdichas por los pecados más comunes del fuero humano. Envidias, mentiras, miedos, complejos, deseos, fantasías, son la gasolina que mueve las aventuras de “Regular Show”. Y en la búsqueda de la mejor solución para todos, todos los personajes de la serie demuestran una constante bondad, inherente al ser humano, y sin embargo alejada de impuestas estupideces alienantes tan desgastantes en la animación para el público joven.

Es tremendamente refrescante encontrar un producto de estas características que retoma con buen criterio conceptos tan interesantes como la psicodelia y lo onírico. Comer pizza, visitar un zoo abandonado, gastarle una broma a alguien, estropear una barbacoa, jugar videojuegos, el escenario de unas aventuras grunge para todos los públicos. Posmoderna y sincera. Divertida e inteligente. Ha sido gratificante poder encontrar un refugio de estas características.

Había una vez... Si todavía no has visto esta película y estas revisando las criticas buscando una respuesta, tal vez deberías primero hacerte una serie de preguntas. Magia, Irlanda, leyendas, folklore, romanticismo y cuanto te apetece sumergirte en las aguas profundas de estos sentimientos. A mi me ha gustado mucho. Es una película sencilla y personal, si te apetece darte un chapuzón en en una vieja historia de irlandeses adelante.

Necesitaría más espacio del que existe en Internet para expresar la naturaleza de un personaje como Bubbles. No es una serie de personajes, son toda una serie de personajes. Tardaría más que Galdós en escribir los Espisodios Nacionales que en describir las corruptelas de Clay Davis. Llevo mucho tiempo relamiéndome con las palabras que necesitaría este post. Qué se puede decir. Desde luego que “The Wire” no es una serie de entretenimiento y no sé si se podría decir con claridad que es arte.

Si hacer de lo particular algo universal es una de las grandes quimeras del cine, misión cumplida. Si hay que hacer de los créditos de inicio en una serie una carta de presentación brillante, no se puede hacer mejor. Las drogas, el periodismo, la política y el resto de pandemias y miserias varias del mundo occidental en una versión actualizada. A mi personalmente Frank Sobotka me ha recordado mucho a Felipe González y Tommy Carcetti a Zapatero, pero carcajadas aparte, eso es personal.

No hay cánones, no hay patrones, es lo que hay. Hay violencia y miseria. Hay calles, pero no son como las de Taxi Driver. Hay sindicatos, pero no es como la Ley del silencio. Es realismo, pero ni siquiera es social, es otra cosa. Esta no es una serie ni de sobresaltos, ni de finales en alto. Cada vez que llegan los títulos de crédito se sienta una cátedra que todavía no está en las universidades, pero si en las esquinas de Baltimore.

Como si esto fuera la presentación de un disco de Hip-hop, solo puedo decir que: me cago en la madre que parió a Scott Templeton por no respetar, y que grande eres Gus. Me quedo con Kima, con Carver y con Bunk. Aprecio el estilo de Avon y descorché un botella de cava a la salud de Stringer Bell. Quién coño necesita héroes cuando existe alguien como Omar Little. Te gusta el western, espera a ver el duelo con el hermano Mouzone. Huye a Nueva York o a Filadelfia, escóndete en el campo o emborráchate encima de un ataúd y sal a la calle a vomitar. Haz lo que quieras, y si quieres darte una vuelta por Baltimore pásate por “The Wire”, quizás al principio no lo tengas muy claro, pero descuida; que penetrará por todos tus poros.

Hay películas que uno se sale de uno mismo, y se encuentra en la pantalla. El nivel interpretativo es tan descomunal, como las verdades que se cuentan en esta película. El rojo de Beatty sabía muy bien lo que estaba haciendo, y es por esto que la película tiene un sentido especial. En el fondo es una especie de realismo social pero a la norteamericana. Muy recomendable, descubrir que en el fondo, el cine sirve para esto, para reflexionar, para vernos reflejados. Para ver, quienes somos, de donde venimos, y sobre todo, a donde vamos.

El impresionante peliculón que se marca Sam Raimi es de esas cintas inolvidables bien construida, bien armada y cosida por dentro que no acabo de entender bien por qué no alcanzan su debida nota en este foro, pero bueno, como hablamos de cine, respeto para todas las opiniones.
En mi humilde opinión todo es perfecto. Un inicio en cuatro tercios y en blanco y negro donde nos sitúan en la polvorienta Kansas y donde comenzamos a descubrir las no virtudes de nuestro querido Oz. La trepidante construcción de un guión que impide que un solo minuto del largometraje nos aburra y la perfecta transición al mundo colorido.
Enorme el casting que gira entorno a un Oz un tanto canalla que tendrá que batallar entre bellezones del calado de Mila Kunis, Rachel Weisz y Michelle Williams. La sala vibró con cada giro del guion, con cada guiño del personaje, entre la magia y el fraude, entre lo bueno y lo malo, lo verdadero y lo falso, siempre con matices y variaciones y sin excesivos maniqueísmos.
No entraré en valorar los efectos especiales, ya que finalmente son una herramienta al servicio de la historia y no al revés como en las cintas de Michael Bay. Lo que si diré es que lo más importante de la película que tiene un alma y un corazón gigantes es que plantea una cuestión de fondo importante y de valores humanos, el debate entre la grandeza y la bondad, y eso, damas y caballeros, después de singulares aventuras y queridísimos personajes que pueblan la película me produjo una enorme satisfacción por haber pagado esta entrada de cine.