Para cualquiera que haya visto la serie las cosas están ufanamente claras: la primera temporada fue brillante, la segunda lo fue más bien poco y la tercera fue la mejor. No porque el arco argumental fuera potente (que también) sino por la excelsa dimensión de sus personajes, algo que se echa de menos en muchas otras series, que parecen funcionar casi por inercia. En su tercera entrega Forbrydelsen araña algo más que la superficie de sus protagonistas: los ahoga, los despelleja (con perdón), los hunde en el fango.
¿Qué tiene Forbrydelsen para poseer esa calidad? Desde luego no puede decirse que el tema sea especialmente original, la tele está a reventar de series sobre asesinos perseguidos por inefables policías y viceversa. Lo que Forbrydelsen desarrolla sin miedos es la mala baba. Empezando por su protagonista. Esa tensión permanente en su rostro, en sus gestos, ese chicle que castiga a base de un abuso mandibular notable, esa mirada. En torno a ella, como complemento, giran un enjambre de personajes. Todos ellos no tienen ningún problema en desafiar al espectador. Esa mentalidad nórdica, fría -si se quiere-, es perfecta para convertir una serie de procedimiento policial en algo mucho más voraz.
El brutal esfuerzo de construcción de la trama es el otro gran acicate de Forbrydelsen. De hecho los guionistas de la serie son capaces de olvidar que compiten con el inacabable universo anglosajón y esa fe en su propio talento les lleva donde ningún producto danés había estado antes.
Citado de Toni García.

Para el espectador que no leyó en la ficha el género y la sinopsis de la película o que lo leyó pero se arriesgó sabiendo que no le iba a gustar, entonces conociendo y puliendo el resultado de su análisis mientras la ve, probablemente comentara que esta película le resulto aburrida, tediosa y pretensiosa en busca de elogios, incluso la verá como un plagio del cisne negro, sin embargo son muy diferentes.
En el cisne negro son combinaciones de emociones constantes y poco convencionales (locura, paranoia, tristeza, frustración, etc.) del inconsciente, provocadas por la presión de alcanzar la consagración o reconocimiento a través del personaje que hace a los dos cisnes, igualando o mejorando a quien en su tiempo lo hizo, haciendo participe al consiente a través de los medios que sean necesarios para lograrlo.

En Birdman es sucumbir ante el "álter ego" (una personalidad ideal) sobre tu "yo superior" (el que te representa tal como eres) en una lucha constante, en donde el "álter ego" toma como escenario y protagonistas al mundo exterior (el real) y el "yo superior" toma como escenario y protagonistas al mundo ficticio (teatro) aceptando las circunstancias y consecuencias por parte del "yo superior" pero ignorándolas por parte del "álter ego" y todo para buscar una reconciliación en ambos lados hasta la última consecuencia, la cual resulta la menos esperada para el "yo superior" y la más satírica para "álter ego".

Para los que sí se percataron del género y sinopsis, la película les resulta un pequeño gran detalle hacia el espectador que gusta de una buena dosis de drama, sátira y comedia negra, bajo una buena dirección, guion, fotografía y buenas actuaciones.
Para no perder tu tiempo en ver algo que no te gusta y después perderlo aún más en criticar negativamente (por las consecuencias de tus actos) algo que desde un principio conocías el resultado, primero lee el género y la sinopsis de la película, antes de tomar una decisión.