Esta es una muy buena película que indaga en un terreno no muy transitado, como es el comportamiento de quienes sacaron sus ventajas de la ocupación nazi que buscaba el exterminio de los judíos. La lista de Schlinder nos mostraba la dualidad del comportamiento de un hombre, que si bien hizo su negocio con los criminales, también salvó con sus actitudes a cientos de personas que de otro modo hubieran terminado en los hornos crematorios. Poklosie va por otro lado, no se trata de un hombre, sino de un pequeño grupo de campesinos que desde hace décadas convive -sin gran remordimiento- con un secreto espeluznante, protagonizado por ellos en los años 40, cuando el nazismo se expandía por Europa.

Intrigado por la huida de su cuñada (con sus hijos) a Chicago, el protagonista decide emprender el regreso a Polonia para saber de boca de su propio hermano los motivos del abandono. de su esposa. A partir de allí el director va descubriendo capa por capa de una historia que finalmente se develará trágica, y sacará a la luz no sólo el asunto del pasado, sino algunos resentimientos que permanecieron dentro de una olla de presión durante años.

Una vez descubierto el horror, habrá que lidiar con el dolor del pasado, y allí los hermanos se enfrentarán a un dilema que los pondrá a prueba. Si la verdad revelada es cruel, hacerla pública en una aldea en la que aún conviven los cómplices de aquellos actos tiene un costo que no todos están dispuestos a pagar.

La película es cien por cien recomendable. Más en el spoiler.

A partir de hoy me agendo este nombre: Colm Bairéad. Un director que tiene esa sensibilidad para contar historias no puede pasar desapercibido.

La protagonista es una niña (Catherine Clinch) que apenas habla a lo largo de más de una hora y media de película, pero su gestualidad es tan intensa que sus palabras son innecesarias.
La historia es sencilla: unos padres bastante disfuncionales, ante la llegada de un nuevo vástago, sin alimento suficiente para criar a todos sus hijos, decide entregar a la pequeña Cáit a una pareja que reside en otra zona de la Irlanda rural. Esa pareja está compuesta por una prima de la madre de Cáit y su esposo, un hombre de pocas palabras, que vive para el trabajo y para la solidaridad con sus vecinos.

En esos meses del verano, la niña descubre un mundo diferente, alguien realmente se preocupa por su bienestar. Pero la ganancia es recíproca, esa pareja veterana también encuentra un motivo para la risa y el disfrute, que habían perdido hace algún tiempo por una tragedia que vamos conociendo en los detalles que el director nos va dejando ver lentamente.

La niña agradece como puede, aun en silencio, colaborando con las tareas de la casa, y, con sus gestos, va permeando la dura capa que esconde la humanidad del áspero hombre rural.

En el spoiler cuento algunas escenas puntuales.

Estupendo drama dirigido por Rodrigo García, que versa sobre una familia que se reúne en la finca y los olivares donde reside y trabaja el padre, Leo, muy bien interpretado por Daniel Giménez Cacho.

Allí van llegando las hijas de Leo, cada una con sus historias a cuestas: la destacada profesional, con un trabajo muy bien remunerado en Estados Unidos, la más joven, en conflicto con sí misma y sus elecciones de vida, y la del medio, Julia, en plena crisis matrimonial.

La historia fluye con buen ritmo, y se acelera de forma dramática una vez que Leo les da la noticia inesperada, que produce un efecto distinto en cada una de las afectadas. Estoy hablando en femenino, y eso es injusto, porque Benny (Ricardo Selmen), el hijo de Leo, hermano de las otras tres, es un puntal de la película.

Una vez enterados todos de la oferta que Leo ha recibido por el negocio familiar, que incluye la finca en la que todos nacieron y tienen vívidos recuerdos de su niñez y adolescencia, se desatan los conflictos y reproches, de las hijas para con el padre, y viceversa. Pero siempre flota en el aire una sensación de que hay mucho afecto, a pesar de los desencuentros.

No falta el humor, que amortigua los momentos más tensos. La música acompaña sin estridencias, y por allí aparece Roberto Carlos, recreado por la memoria de las hermanas.

Julia, interpretada por Cassandra Ciangherotti, es la rebelde que enfrenta y cuestiona a su padre, pero al mismo tiempo es capaz de comprender las necesidades de éste. El personaje está muy bien logrado, tiene una gran profundidad, muchas contradicciones, y la actriz le aporta credibilidad.

Mariana (Natalia Solián) es la menor de las mujeres, rebelde, disruptiva, pero a la vez insegura, poco comprometida con las decisiones que va tomando, sea con la elección de sus parejas o con las consecuencias de sus actos. Solián también convence.

Rebecca (Ilse Salas) es la hermana mayor, autosuficiente, exitosa, confrontativa con su padre, pero al mismo tiempo insatisfecha, emocionalmente frágil. El personaje es rico, admite varios matices, y Salas supera la prueba con nota. Cuando se entera del mayor secreto de su hermana menor, sale lo mejor de ella, actuando como una madre que intenta guiar a sus hijos. Los rasgos de insatisfacción se hacen evidentes cuando emprende el regreso con su marido e hijos.

Benny, el hijo que padece sindrome de Dawn, dota a su personaje de una ternura conmovedora, con sus sentencias simples, pero profundas, con genuina ingenuidad, pero a la vez con agudeza en la observación de las conductas familiares.

Maribel Verdú (Clara) es un personaje secundario en la historia, pero adquiere importancia cuando empieza a descubrir que ese hombre que está a su lado, tal vez nunca haya dejado de amar a su ex esposa y madre de sus hijas/o. La sobremesa, cargada de ironías, preguntas y algunos gritos, es el arma que dispara las dudas de Clara.

El final está muy bien, pero lo dejo para la zona prohibida.

Hay una escena de esta breve película que me maravilló. Cuando el niño se acerca al globo e intenta tomarlo de la piola, como forma de apoderarse del objeto que le da placer, el globo se retira, vuelve, se retira... no se deja atrapar.
Pareciera que el objeto intentara decirle al niño que no hace falta apropiarse uno del otro para caminar juntos. Son unos pocos segundos, pero son imágenes con mucha poesía y sensibilidad.
La película rezuma poesía, ternura, inocencia, y aunque también nos muestra el lado oscuro, la discriminación, la envidia, el egoísmo (si tu eres tan feliz con tu globo, pues te lo pincho, y ven a la manada), el final es esperanzador.

En síntesis, muy recomendable para cualquier edad y en cualquier tiempo, escribo esto 57 años después que Lamorisse padre presentó su trabajo, en tanto Pascal, si aún vive, ronda los 61 años; ojalá haya encontrado su globo rojo, que al cabo es lo que todos buscamos en la vida.

Salud.

No sé por donde empezar a comentar esta telenovela colombiana con héroe yanqui de protagonista.
Dice que está basada en una historia real, y no hay porqué dudar de ello -aunque obviamente, en la recreación de hechos verídicos, se permiten licencias, al punto que muchas veces el hecho real y la película casi no tienen puntos en común-.

La película no me sedujo en ningún momento, no me creo ninguno de los personajes, a saber: el policía bueno, redentor de la humanidad, interpretado por Caviezel; el narcotraficante arrepentido, a pesar de la gran interpretación de Bill Camp, que te resulta tan simpático como ridículo, o Giselle, la reina de la belleza, metida a reclutar menores junto a una banda de mafiosos estereotipados.

La narración tiene muchos puntos débiles, tal vez el más frágil es la incursión del héroe, desarmado, en un territorio selvático desconocido, plagado de seguridad y hombres armados, lugar al parecer dominado por la guerrilla (retratada como un grupo de energúmenos que compran niñas para su satisfacción sexual), al que no entran ni el ejército ni la policía.

Edulcorada historia, políticamente correcta, que rechina bastante con las referencias religiosas, justo cuando muchos representantes religiosos están presos por no acatar el mandato sugerido en el filme: "Los niños de Dios no están en venta".

A favor: pone de relieve un asunto muy cruel y delicado, como la explotación sexual de niños, extraídos mediante engaños de sus entornos familiares pobres (cuando no directamente mediante el secuestro), y de un mercado mundial que consume la prostitución infantil, lo que da sustento al asqueante negocio.

En contra: elige un camino lineal y fácil para contar la historia; carece de un argumento creíble; manipula las emociones de manera burda, apelando a que el espectador sienta empatía con la narración.

Más en spoiler.