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Críticas de cinedeautor
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Críticas 48
Críticas ordenadas por utilidad
8
9 de diciembre de 2015
55 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada vez más y más vemos cómo aparecen películas que su objetivo es retratar la realidad social en la que se encuentra un país. Algunos directores tienen más suerte que otros y consiguen realizar la película con total libertad a la hora de mostrar las injusticias. Otros, sin embargo, tienen que recurrir a mecanismos ingeniosos para que su trabajo se salte la censura y pueda ser estrenado, aunque sea, fuera de sus fronteras. Este es el caso, por ejemplo del iraní Jafar Panahi, que, por querer contar las absurdas leyes que impone su Gobierno, ha sido condenado a no poder salir de su tierra natal, haciendo de su casa una cárcel. Deniz Gamze Ergüven, sin embargo, es turca pero desde la adolescencia vive en París. A pesar de ello, y como condición de ser mujer, ha visto la necesidad de dar a conocer la situación en la que se encuentran todas solo por el mero hecho de no ser hombres. Una injusticia que ya el propio iraní retrató en Offside (Fuera de juego) y que va a tener varios elementos en común con Mustang. A parte de haberse lleavdo la ovación de la mayor parte de los festivales de todo el mundo, recibió también el Premio Lux, que lo otorga todos los años ni mas ni menos que el Parlamento Europeo. El presidente de la cámara, Martin Schulz, aprovechó la ceremonia para lanzar un mensaje en contra de lo que preocupa actualmente: “Tenemos que defender nuestra diversidad, ahora que la barbarie y los enemigos del pluralismo luchan para destruir nuestra cultura”.

Las clases han terminado y con ello se da la bienvenida al verano. Entre la tristeza derivada de la despedida de una profesora que se muda y la alegría del comienzo de las vacaciones, las cinco hermanas y sus amigos marchan hacia la playa para pasa un rato agradable antes de volver a sus casas. Se bañan, se ríen, juegan con otros chicos y se divierten sin pensar en nada más. Hacen lo que unos adolescentes deben hacer. O eso es en la teoría porque esa tarde marcará un punto de inflexión en sus vidas. Será el último día donde disfruten de esa etapa tan bonita como es la infancia. Una vecina ha visto cómo se subían a hombros de unos jóvenes, viéndose obligada a informar a su abuela por ese hecho tan obsceno. Esta última y su hijo -el tío de ellas- decide castigarlas duramente prohibiéndolas salir de la casa durante todo el verano. Así pues, su propio domicilio se convierte en una prisión en las que unas rejas puestas adrede las separa de la libertad. También, para evitar posibles actos impuros, deciden esconder todos los objetos que puedan pervertir las mentes de las niñas. Ordenadores, peines, maquillaje, teléfono, son algunas de las cosas que ya no podrán usar. Junto a eso, no falta la prueba de la virginidad que deben hacerse. Llegar pura al matrimonio es sagrado para ellos. Ya no les queda nada salvo que asistir a clases particulares de cocina y limpiar la casa, mientras que su familia decide cuándo deben casarse con un joven al que ni siquiera conocen.

La película está contada desde el punto de vista (y la voz en off) de la más joven (12 años), Lale, que verá cómo cada una de sus hermanas van desapareciendo de su vida al tener que aceptar los matrimonios impuestos por las familias. Aun es muy pequeña para entender el porqué esa falta de libertades, pero es la que guiará la rebeldía contra esas restricciones. Ahí queda su gran empeño por convencer a sus hermanas de ir a ver un partido de fútbol, sabiendo que su padre no le deja ir por, según él, ser demasiado violento para una mujer. Esta parte recuerda mucho a la película Offside (Fuera de juego), de Jafar Panahi. La diferencia es que en Irán es el propio Gobierno quien no permite ir, mientras que en Turquía son las familias, aunque por ley las mujeres puedan acceder a un estadio. Los intentos por escapar irán en aumento y harán todo tipo de artimañas con el de fin de escaquearse unas horas de la casa. Sobre todo las mayores, a las que este encarcelamiento ha hecho que se alejen de sus respectivos novios, que no renunciar a ellos, puesto que tendrán encuentros a escondidas y mantendrán relaciones sexuales; a pesar de que ello signifique hacer el amor “por detrás” para birlar la ley de castidad que las obliga a ser vírgenes hasta el matrimonio. Las abuelas y las tías se darán cuenta con el tiempo de las escapadas de las niñas, pero aquí se pondrá de relieve la importancia de los lazos familiares y hará que unas personas que desempeñan a rajatabla su papel en la sociedad, criticando a las que no lo hacen, sean capaces de esconder los escándalos de las jóvenes.

Deniz Gamze Ergüven realiza un trabajo que recuerda mucho a Las vírgenes suicidas, de Sofía Copolla, y en mucho menor medida a Canino, de Yorgos Lanthimos. La primera por ese espíritu rebelde que tienen las hermanas de hacer todo cuanto les obligan; a la vez que se cuenta la etapa que va desde la adolescencia hacia la madurez. En el caso de Mustang es mucho más precoz esta fase, debido a que los matrimonios impuestos requieren que uno deje atrás una etapa que todavía no había disfrutado. Es, sin duda, un atentado contra la niñez. La segunda por ese encarcelamiento en su propia casa. La ventaja que había en Canino radica en que los hijos no eran conscientes de esa restricción, por lo que veían su casa como si fuera un mundo. En cambio, las cinco hermanas actúan con el mismo ingenio que Tim robbins en Cadena perpetua. En aquella maravillosa película, la libertad estaba representada en zihuatanejo; mientras que en Mustang es la propia Estambul, la ciudad del multiculturalismo y donde las tradiciones medievales han quedado en un segundo plano.

- Sigue en spoilers por falta de espacio -
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedeautor
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7
30 de octubre de 2015
37 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paolo Sorrentino ha querido repetir la fórmula que le llevó a ganar un Oscar con La gran belleza. En ella, contaba la angustia existencial de un escritor reconocido en medio de una Roma salvaje, llena de excesos, tal y como ya la había retratado Fellini en La dolce vita. Dentro de esta comedia alocada se escondía una crítica feroz hacia la alta sociedad y sus modos de vida.

Ahora en Youth, decide reflexionar sobre la vejez y el paso del tiempo. Donde antes había locuras y juergas, ahora hay tranquilidad y meditación. Los dos protagonistas hacen balance de toda una vida; de lo que han conseguido, de aquellos amores fallidos, de lo que se arrepienten y de los que nunca pudieron hacer. Hace ya tiempo que están alejados del primer nivel en el mundo del arte, ya sea por decisión propia (Fred Ballinger) o por fracasos (Mick). Y es que la película es un canto a la vida, a las ganas de vivir y a no desaparecer. A que te recuerden y a no ser olvidado a pesar de lo que lograste. El pasado está ya muy lejos, de la misma forma que si lo estuvieras mirando a través de un prismático al revés, y casi es irreconocible, pero aun queda mucha vida por delante.

Fred Ballinger ha dejado el escenario por el campo; ha sustituido la batuta por un pequeño plástico. La música le privó de la realidad durante mucho tiempo, olvidando cosas más importantes. Pero ahora es libre para dirigir la vida a su antojo, como si de un concierto se tratase; dándole ritmo a los sonidos de la naturaleza y silenciando aquellos que no le gustan.

Otro de los personajes que acompañará al dúo protagonista es Jimmy Tree ( Paul Dano ) un actor de renombre al que le recuerdan solo por hacer de robot en una película que él detesta. A diferencia de Mick, que se pasa horas trabajando en el guión de la que será su última película junto con un equipo de guionistas, Jimmy se pasa el día contemplando a todos los que le rodean; como si fuera él ese abuelo que ya no tiene nada que hacer. Y es que la juventud a la que hace alusión el título no es al mero físico, sino a las ganas de sentirse con fuerza y seguir adelante.

Sorrentino continúa creando ambientes pomposos, muy cuidados y en perfecta simetría. Incluso mete un videoclip a modo de sarcasmo por las diversas críticas que decían que sus películas eran meras piezas musicales. Dejando un lado el tema de la vejez, también incluye críticas -aunque escasas- a otros temas, como es el de la preferencia social a la belleza antes que a la inteligencia, o el de la evolución de la televisión que le va comiendo el terreno al cine. Poco ha quedado de los diálogos ingeniosos e ironicos de Jep Gambardella.

A diferencia de La gran belleza, aquí parte desde un planteamiento simplista – vejez vs juventud- y lo adorna con florituras musicales que parecen únicamente puestas para disfrute del espectador. Ya no hay escenas freneticas y todo parece estar más contenido. Se sigue apreciando – menos, aunque hay algo- la esencia de Fellini pero esta vez más cercana a Ocho y medio y no a La dolce vita, como la escena donde Mick ve a todas sus musas. Además, el resto del elenco parece que está presente con el único objetivo de terminar en un gag. Ahí queda la imitación de Maradona, de la pareja de abuelos que no se habla pero que no puede estar separados el uno del otro, o del resto de personas hospedadas en el hotel. Sin olvidar la última escena de Jane Fonda cuando está subida al avión o la breve aparición de Paloma Faith. La historia del desengaño amoroso de Rachel Weisz no nos acaba de encajar al igual que su posterior intento de romance con el alpinista; solo nos sirve como vehículo para llevarnos al pasado personal de Fred Ballinger.

Youth ha perdido la frescura que tuvo La gran belleza pero sigue siendo de un gran disfrute sensorial y además, para los que acabaron saturados con la vida de Gambardella, esta es menos irritante.

https://cinedeautorblog.wordpress.com/2015/10/30/la-juventud-youth-la-giovinezza/
cinedeautor
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9
9 de enero de 2016
32 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comentar una película del genio tejano siempre es muy delicado, puesto que defender sus películas puede que lleve a uno a enemistarse con quien creías tu amigo. Probablemente sea uno de los directores más polémicos del panorama actual; pero, a diferencia de otros como Lars Von Trier o Gaspar Noe, cuyos objetivos son provocar al espectador, Malick divide a la gente por las formas de estructurar una historia. Su filmografía vive en una continua metamorfosis artística cuyo fin único parece que es el de despojar de todo protagonismo a los propios protagonistas. Es decir, que las imágenes hablen por sí solas y que los actores sean meros objetos que ayuden a comprender las ideas que están en el aire. Esto es lo más cercano que tiene uno a la poesía, solo que en este caso sería visual. Cada plano aparentemente ordinario está provisto de grandes significados y es a partir de esos fragmentos donde radica la esencia de la película. Hemos visto cómo en los últimos años, han sido varios los directores que han querido imitarle. Podemos nombrar a A.J. Edwards, estrecho colaborador suyo, que el año pasado se estrenó como director con The Better Angels para contar la infancia de Lincoln. Tan maravillosa como olvidada. Afortunadamente, Malick es de los pocos directores (americanos) que siguen considerando el cine como un arte plástico y no tiene ningún problema en experimentar en cada una de sus películas para seguir evolucionando como artista y creador de historias. Y es que es muy interesante estudiar la evolución en sus obras desde que empezó en con Malas Tierras, un film narrativamente convencional, hasta su último proyecto, To the wonder, donde la radicalización de su lenguaje se había llevado al extremo. Huelga decir que los enemigos de este director, sobre todo desde el estreno de esa obra maestra que era El árbol de la vida, ni se molesten en visionar cinco minutos de Knight of Cups, al igual que los desconocedores de su obra al completo. Terrence es como el colegio, hay que empezar desde el primer curso e ir avanzando poco a poco hasta llegar a comprenderle. Los amantes de su última etapa -la que empieza con El árbol de la vida- disfrutarán con ella.

"Había una vez un joven príncipe cuyo padre, el rey de Oriente, lo envía a Egipto para encontrar una perla. Pero cuando llega, el pueblo le sirve una taza. Al beberla, se olvida de que era el hijo de un rey, se olvida de la perla y cae en un profundo sueño". Él es el príncipe y su padre el rey. La perla representa el sentido de su vida, aquella meta a la que uno aspira alcanzar para ser feliz. Pero la realidad le absorbe, le atrapa y, como si fueran arenas movedizas, le hunden hasta la profundidad de la oquedad. Y le hacen ser consciente de que lo que observa no es fruto de su imaginación a través de terremotos. Vaga por la calle intentando responder las incógnitas de su vida. ¿Cuáles fueron aquellos sucesos que le marcaron para siempre? ¿Qué le deparará el destino? Es por ello que, vencido de buscar la pieza que le falta, busca respuestas en una médium para que le ayude. Pero no hay futuro en él, todas las cartas sacadas por la bruja representan su oscuro pasado. Aquel que intenta olvidar; porque, al igual que la joven manchada de pintura negra y con varias especies de caretas que sale al comienzo de la película, es imposible ser otro completamente nuevo. Puede aparentarlo pero no convertirse en alguien que no quiere ser en el fondo (" Todos estos años viviendo la vida que ni siquiera conocía"). En realidad Rick podría ser el protagonista de La dolce vita o de La gran belleza. Ese Gambardella que asistía a fiestas con gente adinerada y despreocupada de los asuntos terrenales. Una especie de semidiós que tiene absolutamente todo al alcance de su mano. Esta idea viene representada a cargo del español Antonio Banderas, personificando la lujuria.

Nueve cartas del tarot son las sacadas por la bruja (el Caballero de Copas, la Luna, el Ahorcado, el Ermitaño, el Juicio, la Torre, la Alta Sacerdotisa, la Muerte y la Libertad). La primera representa la obra en global (y da nombre al film) y las otras ocho dan título a los capítulos en los que se divide la película. De esas ocho, cinco tienen que ver con desencuentros amorosos que tuvo en el pasado: Luna (Imogen Poots), el Juicio (Cate Blanchett), la Alta Sacerdotisa (Teresa Palmer), la Muerte (Natalie Portman) y la Libertad (Isabel Lucas). Las tres que quedan corresponden a la relación conflictiva con su hermano, con su padre y a los excesos que ha tenido en su vida. De este modo, la película constituye un continuo flashback contando las experiencias funestas de Rick. Primero sus distintas relaciones amorosas, de las que sale mal parado. Ya sea por su forma errónea de amar ("Tú no quieres amor, tú quieres experiencias"), de sucesos imprevisibles o de amores no correspondidos. Segundo cuenta las relaciones conflictivas con un padre al que ya no comprende, a pesar de los esfuerzos de este último por impedir que se aleje, y cuenta de la misma forma el tenso vínculo que tiene con su hermano, al cual le acusa de la muerte de su otro hermano: Billy. Traumas, sin duda, que le empuja a experimentar y llenar el vacío de un falso contenido, como son las mujeres (o prostitutas) con las que pasa la noche o las discotecas a las que acude. Pero en realidad está dentro de una cárcel rodeada de rascacielos que hacen de frontera entre él y la libertad. Encarcelado en una ciudad llena de adornos -No sabemos en determinados momentos si está en un escenario o en la propia calle- pero sin alma, y que ensucia hasta el mar que tiene al lado. Es por ello que Malick radica la redención en la naturaleza. En cada roca, en cada árbol, en el bosque o en una carretera sin un aparente destino situada en medio del desierto. Los aviones, tantas veces observados por Rick, sobrevuelan ambos territorios y viajan sin complicaciones a través de los dos mundos: El infierno y el paraíso.

- Sigue en spoiler sin spoilers-
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedeautor
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8
24 de septiembre de 2015
28 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre es difícil plasmar en la pantalla un tema tan doloroso como es una enferdad, sobre todo cuando el perjudicado es un adolescente. El riesgo de caer en la sensiblería y en el llanto fácil es muy alto. Algo similar le ocurrió a Bajo la misma estrella, que probablemente fue la película que más salas de cine inundó con las lágrimas de miles de espectadores.

Yo, él y Raquel se aleja de esa fórmula. No quiere que nadie tenga un pañuelo durante las casi dos horas que dura la película. Al contrario, quiere que te rías y te diviertas. Leyendo la sinopsis puede chocar pero la realidad es que su fórmula está rozando el universo que creó el imaginativo Wes Anderson. Porque, ¿en qué se basa uno para decir esto? Pues en que todos los elementos característicos del director texano los podemos encontrar fácilmente aquí. Estoy hablando, sin duda, de la colorida y cuidadísima puesta en escena, de los personajes tan característicos como extravagantes, de los diálogos llenos de un humor sutil, de la división por capítulos o, ya si nos metemos en la parte técnica, de los movimientos rápidos de cámara, de la unión de una escena con otra mediante barridos o de los planos atípicos pero muy ingeniosos. Todo está milimétricamente colocado y compenetrado. Se nota que Alfonso Gomez-Rejon ha trabajado con directores de la talla de Alejandro Gonzalez Inarritu o Martin Scorsese.

Ya nos dice Greg varias veces durante la película que no va a ser la típica historia de amor y enfermedades: "She survives... Don´t freak out". El motivo es que la trama no gira en torno a ella sino en torno a él. La enfermedad es simplemente una excusa para ver el proceso evolutivo de Greg. Hasta el momento solo había sido un crío que no sabía el futuro que le aguardaba y que simplemente se dedicaba a crear cortos junto con su "co-worker" Earl imitando los grandes clásicos del cine con los que se crió. Esas películas clásicas también nos indican, de forma indirecta, la personalidad suya. En su habitación tiene un poster de Los 400 golpes, film que ve de hecho en un momento dado. Y es que Greg tiene mucho de Antoine Doinel. Justamente la parte que sale es la última escena, cuando Doinel está en la playa y se da cuenta que empieza una nueva vida, pero no sabe el futuro que le deparará.

La amistad con Rachel producirá un cambio en él y conseguirá empatizar por primera vez en su vida con alguien - conocer una amistad de verdad-, donde realmente tenga sentimientos hacia la otra persona.

Si la película, en sus dos terceras partes, está envuelta en una comedia, tomándose con cinismo incluso la enfermedad (doomed relathionsip), es porque Greg inicialmente no siente nada por Raquel y solo será a medida que más está con ella cuando el drama (la gravedad del asunto) y sus sentimientos irán ganando en importancia.

Y después de estar una hora y media con sonrisas y carcajadas, el último tercio de la película está dominado por la tristeza y las lágrimas. Es, sin duda, un final maravilloso y que pone la guinda al pastel de lo que viene siendo una de las películas del año.

https://cinedeautorblog.wordpress.com/
cinedeautor
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7
10 de octubre de 2015
23 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debido a la grave crisis económica que vive Europa en la actualidad, se han hecho muchas peliculas para denunciar la situación de miles de familias que no tienen recursos suficientes para poder vivir dignamente. El año pasado en Cannes se presentaron dos películas que trataban este tema; la belga Dos días y una noche, de los hermanos Dardenne y protagonizada por Marion Cotillard – papel que le valió para llevarse el premio a mejor actriz en dicho festival y una nominación a los oscars -, y la española Hermosa juventud. La primera tocaba algo tan delicado como es el despido y la segunda hacía una reflexión sobre la juventud actual que no tiene estudios y es incapaz de adentrarse en el mundo laboral. Las tres películas dan una visión de estos problemas desde una perspectiva cuasi documental.

El director pone la cámara al hombro de Vincent Lindon y se encarga de probarle una y otra vez para ver si tiene la resistencia necesaria que requiere el mundo actual. Así, tendrá que vivir humillaciones en entrevistas de trabajo, ver cómo le critican en una práctica de un curso que no vale para nada, aguantar discusiones sobre el precio de una pequeña casa de verano que puso a la venta pero que los interesados no quieren ofrecerle mas de un cantidad irrisoria, etc. Además, y para ponerle más obstáculos en su vida, tiene un hijo discapacitado que requiere de muchas atenciones, pero, justamente, será él y su mujer los que le den la fuerza suficiente para seguir luchando en busca de un trabajo.

Tras una pequeña elipsis, nos encontramos a Vicent Lindon trabajando como encargado de seguridad en un gran almacén y en ese momento se dará un giro completamente. Será él quien tenga que humillar, por motivos laborales, a las personas que pilla robando. Entonces aquí se encuentra con el dilema moralque plantea la película: ¿Tiene que realizar actos que están encontra de sus principios para mantener el trabajo?

Stéphane Brizé propone un estilo realista, rozando el documental, con actores no profesionales salvo el portagonista. Con cámara en mano y sin banda sonora, siempre estamos pegados a Vincent para que veamos todo como si fuéramos él. Entra pronto en las escenas y sale tarde de ellas, y es en estos momentos donde más se muestra la sensación de realidad.

Se aleja del sentimentalismo barato aunque toma decisiones que pueden tambalear esta visión naturalista. La enfermedad del hijo y el suicidio de una compañera de trabajo torpedean un poco este trabajo honesto sobre una realidad que viven muchos trabajores.

https://cinedeautorblog.wordpress.com/2015/10/10/la-loi-du-marche/
cinedeautor
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