He puesto a esta serie un 10, a sabiendas de que lo no lo merece, pero esta crítica es tan personal como mi pasión por todo lo que venga de la Tierra del Sol Naciente.

Podría empezar diciendo cosas como que a partir de la primera saga (que no pasaría de una gamberrada con artes marciales y misticismo de fondo) la serie perdió fuelle, al esfumarse ese humor bizarro del que inicialmente hacía gala; que "Bola De Dragón" acabó convirtiéndose en una parodia de sí misma, en la que los personajes coleccionaban muertes y resurrecciones, y la presencia de las bolas mágicas que le dan nombre iba difuminándose para dar lugar a combates eternos, cada vez más "flipados"...

Pero creo que no me equivoco si afirmo que esta serie fue el rompehielos que abrió el camino al manga y anime en España (y me atrevería a decir que en todo Occidente)...

Aún recuerdo cuando, siendo un chavalín, oí hablar de unos dibujos en que un crío con rabo de mono pegaba h*st**s como panes, y, en cuanto me puse ante la TV, simple y llanamente, aluciné pepinillos con algo que, desde luego, no me esperaba de unos dibujos animados, cuando lo más violento que había visto la muchachada de mi generación eran los mandobles de He-Man, tan inofensivos como las balas del Equipo-A.

No fue, ni mucho menos, la primera serie en llegar del país del ofuro y el ramen, pero sin duda, se puede hablar de un antes y un después de "Bola De Dragón" en España.

L@s de mi generación (ya con veintimuchos) jamás podremos olvidar aquellas tardes frente a la "tele", esperando que terminases aquellos tanteos interminables, deseosos de que empezasen las tollinas entre nuestros guerreros rubios favoritos.

La mecha ya estaba prendida. A partir de entonces, el interés por los dibujos japoneses no hizo sino crecer; vinieron "Los Caballeros Del Zodíaco", "Robotech", "Campeones",... y, con esas series, unos cómics en blanco y negro llenos de frescura y originalidad. El espaldarazo definitivo vino con "Akira", tanto en su versión impresa como, sobre todo, fílmica... pero esa es otra historia.

Ya nada sería igual.

En esta reseña queda patente que critico con el corazón, pues, aunque el panorama nipón está plagado de series claramente superiores, sin duda es esta la que permanecerá siempre en el corazón de todo friki, otaku, o como se quiera decir...

Este 10 va por todas esas "ondas vitales" en el patio del cole.

[Ante todo, he aquí mi primera crítica en Filmaffinity, así que disculpen la inmadurez de la reseña]

Excelente serie de entre las pocas comedias potables que hoy se facturan en los USA (mi favorita junto a "How I Met Your Mother" y "The Big Bang Theory").

El Karma y la lista de errores a enmendar del gran Earl (parece mentira que Jason Lee, actor fetiche de Kevin Smith fuese skater profesional; yo no lo imagino ya sin bigote y cazadora militar) nos sirve de excusa para presenciar un desfile de "onvres" y "munheres" envueltos en situaciones plenas de vicisitud (y sordidez).
Un Condado de Camden que por derecho propio ya es un segundo Springfield, sirve de marco a estos "rednecks", que con sus andanzas en ocasiones nos arrancarán más de una sonrisa, y en otras nos dejarán perplejos con sus ocurrencias y embolaos. (Más de una vez no he sabido distinguir si lo que me produce esta serie es gracia, vergüenza ajena, o espasmos previos al estallido craneal)

Lo que hace tan recomendable a esta serie es, aparte de un peculiarísimo sentido del humor (absurdo y surrealista como en pocas ocasiones he visto), el acidísimo sarcasmo que desprende en su manera de retratar a la América más profunda (y, por extensión, a toda la "white trash" americana, y su subcultura).

Una serie muy inteligente con humor muy absurdo, tierna en su justa medida, y tan divertida que hace que sus 20 mintuos pasen en un suspiro.

A destacar los fabulosos cameos en cada episodio (genial Juliette Lewis en la 2a temporada), el montaje (con flashbacks fantásticamente traídos), y el entrañable hermano de Earl: Randy, interpretado por ese inmenso actor (en todos los sentidos) que es Ethan Suplee.

No os la perdáis si sóis de los que la almibarada (aunque igualmente genial) "Friends" os produce urticaria. "Me Llamo Earl" es la anti-stcom americana.


P.D.: Personalmente, me es imposible ver esta serie comiendo; de hecho no recomiendo esta práctica a menos que se quiera morir de atragantamiento por carcajada.

He aquí mi película favorita, una cinta que para mí es un auténtico fetiche cultural, y que considero como lo más cercano a la película perfecta. Una película que es casi un tratado filosófico.

Basada en la novela de Philip K. Dick, "¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas?", (autor de novelas también llevadas al cine, como Desafío Total, en la que trata el tema de la identidad personal y humana).
Un film que, si bien en su momento pasó con más pena que gloria, no tardó en convertirse en una auténtica película de culto, revelándose como una de las cintas más influyentes en lo que a fantástico / sci-fi se refiere.

Quizá sea una película algo lenta, y esa fue la razón por la que fracasó comercialmente en su momento, pues en su estreno el público esperaba acción futurista, y se encontró con una cinta tan densa como fascinante.

Un auténtico referente de las pocas películas que realmente son "ciencia - ficción pura" (aunque las hay más "duras"), con múltiples lecturas, cargada de símbolos y mensajes, y que se enriquece con cada visionado. Una película que, en cada versión (Original estrenada en 1982, Montaje del Director, y Edición Definitiva) añade matices y alimenta el debate de si realmente Rick Deckard es o no un replicante.

Tengo que reconocer que soy un afortunado por haber podido redescubrirla en una sala de cine y en V.O.S., ya que por edad me fue imposible disfrutar de su estreno, aunque la descubrí en mi adolescencia, y desde entonces no pude olvidar una obra de tanta fuerza.

Blade Runner, dejando a un lado su impresionante y prodigioso diseño artístico (que a día de hoy sigue vigente) , parte de una premisa totalmente factible para divagar sobre qué es lo humano... qué hay en nosotros que nos hace tan especiales si una "máquina" resulta ser "más humana" (con todo lo que ello conlleva) que nosotros mismos.
Y es a través de los replicantes, "humanos" llevados al extremo, que se intentan vislumbrar los misterios de nuestra existencia, nuestras inquietudes y miedos, y todo lo que nos hace tan humanos.

A un guión que roza la perfección, con abundantes referencias filosóficas y hasta bíblicas, se le suma un diseño de producción de matrícula (como ya he dicho), una fotografía preciosista gracias a la cual vemos un futuro en decadencia (que a mí me resulta cada vez más cercano), y unas actuaciones memorables: con un Harrison más Ford que nunca, un Joe Turkel que es la encarnación de los deseos últimos del hombre, en su afán de emular a un Dios que ha creado y matado, y un Rutger Hauer sencillamente perfecto en su representación del súper hombre nietzscheano, un replicante más humano que Deckard, que Sebastian, y que tú y yo.

Con una frase inicial que ya iguala en popularidad e iconicidad a la célebre "En un lugar de La Mancha...", resulta obvio que discutir a estas alturas sobre si La Guerra De Las Galaxias es una buena o mala película es tan absurdo como discutir sobre si Super Mario Bros. es un buen videojuego, o si los Rolling Stones son un buen grupo.

Pues al margen de su indudable valor cinematográfico, estamos ante la cinta que dio origen al "movimiento friki"; una película que demostró que la tienda de cómics es tan importante o más que la taquilla a la hora de recaudar. Un film que inauguró una nueva forma de ver el negocio cinematográfico.

En cuanto a su valor cinematográfico, suelo decir, bromeando, que sólo le falta una cosa para ser la película de aventuras perfecta: zombies.

Al astuto lector no hará falta decir que fue esta la primera película en mostrar un "futuro" sucio, polvoriento (de segunda mano diría... y, para muestra, un Halcón), lejos del festival del metacrilato que solían ser los anteriores films de sci-fi.

Sólo achacaría un fallo a esta cinta: algunas transiciones (las cortinillas de Tatooine son una buena muestra) han quedado algo desfasadas.
Por lo demás, un film mil veces disfrutable, con unos FX asombrosos para la época (hay que ver la trilogía original sin retoques digitales: otro de los desvaríos del Tío Lucas, y para mí otro "fallo"), y un ritmo tremendo, al servicio de una historia tan inolvidable que ha pasado a formar parte de nuestra cultura.

Pese a ser una actualización de las epopeyas clásicas, Star Wars tiene una magia que ni el paso del tiempo ha podido arrebatarle; una aventura sin parangón en que futuro y pasado se entremezclan para dar lugar a una trepidante historia de las de antes, en un escenario del mañana, contada como nunca.

Poco se puede añadir a lo ya dicho acerca del inefable Dr. Henry Jones Jr. y sus andanzas. Seré breve:

Para mí, esta es sin duda alguna la mejor de la ya pentalogía de Indy (sí: considero al maravilloso juego "Indiana Jones And The Fate Of Atlantis" como cuarta parte de la saga). Y es, por supuesto, la película de aventuras definitiva.

Una película tan redonda como el pedrusco que persigue a nuestro Indy al principio, escena que ya es icónica para el séptimo arte y la cultura pop. Una cinta donde ni sobra ni falta nada. Pura evasión que no cede un segundo al aburrimiento. Puro cine, pues... ¿no es para esto para lo que se creó el cine?

Sencillamente y como ya he dicho: cine en estado puro. Puro entretenimiento, pura aventura... puros sueños.