Las experiencias de un adolescente en busqueda de su propia identidad y de modelos de masculinidad de los que aprender como orientar su sexualidad, es de lo que trata esta película, que si uno se para a verla con calma es envolvente y conmovedora. Es cierto que para los espectadores cuya sensibilidad no esté demasiado desarrollada puede ser una película algo aburrida. Pero para quien sepa captar los matices del sentimiento verá en ella una historia apasionante, llena de personajes peculiares y entrañables. En suma, si es una película muy recomendable, pero hay que sentarse ante la pantalla con una actitud distinta a la que se adoptaría para ver una película de acción o de aventuras. El entretenimiento está garantizado, pero hay que saber ver y escuchar.

Me gustó porque aunque el ritmo el lento, es la historia llena de ternura de una familia ideológicamente progresista en las décadas posteriores a la Guerra Civil. Gente que quiere a los suyos (homosexuales incluídos) y no acepta ni las falsedades de la Iglesia, ni del régimen. La música (El lalala, el Bimbón...) es la que nos va indicando el paso de los años. Los diálogos están bien construidos y emocionan sin acudir demasiado a los trucos típicos del melodrama.

La comedia casposa tuvo muchas ramificaciones en los 70 y 80. Algunas de ellas tenían algo de gracia, pero esta es realmente espantosa por todo: los estereotipos, mala fotografía, chistes nada graciosos incluso para los fans de Ozores y compañía, actores pésimos. Como se ve en el poster, se amenazaba con una segunda parte que por suerte nunca salió a la luz, por razones obvias. Muy mala.

Lo siento. He visto todas las películas de Almodóvar. Algunas me parecieron geniales y otras no tanto, pero esta en mi opinión es la peor de todas. Desde la primera imagen en que aparece la protagonista embuchada en un traje acrílico ceñido color piel ¿por qué no haberla puesto desnuda directamente, con pequeñas señales tal vez de que esa sea su nueva piel? Y la trama primero parece inquietante e intenta atrapar con los dilemas de la bioética que plantea, pero se desarrolla de una forma que se hace secuencia a secuencia más aburrida y más anodina. Un rollo patatero, vamos.