Una serie de notable calidad visual y ritmo narrativo, con actores ajustadísimos a sus papeles, en especial un destacado Luca Argentero que pasa de la felicidad al dramón con plena credibilidad, y con un guion lleno de efectos melodramáticos de probado éxito en el género de serie médica, con los hilos del amor y la soledad, la pérdida de los seres queridos, la acechanza omnipresente de la muerte entre la vida. En fin, un éxito popular evidente. ¿Peros? Tal vez es la previsibilidad del final de los capítulos y que rebusca giros para sorprender y encandilar al espectador, poniéndoselo demasiado fácil.

Destaca en lo positivo por su calidad audiovisual, con una escenografía y unos medios técnicos de extraordinario nivel, más propios de una producción 'blockbuster' que de una serie. Las interpretaciones son muy ajustadas a los personajes trazados por los guionistas, sin nadie que desentone.
En lo negativo, tiene un guion muy confuso y poco dramático en varias de sus tramas. Los cambios de género y raza de varios de los personajes respecto al original parecen gratuitas concesiones a lo 'políticamente correcto'. Lo peor es la escasa fidelidad a la compleja obra de Asimov, mucho más interesante e inspiradora que esta adaptación, que parece una versión monumental de 'Star Trek' entremezclada de moralina psicohistórica.