Basada en la novela, (Best seller), de Lisa Genova, y un producto claro
de cine independiente, dirigido por Richard Glatzer y Wash Westmoreland.

Con menos de 5 millones de Dolares de presupuesto, Julianne Moore,
se lanza a la muy dificil tarea de dar vida a la doctora Alice Howland,
quien se ve afectada por un tipo especial de Alzheimer, y siendo una
mujer culta, preparada, académica y resolutiva, se enfrenta a una
realidad irrevocable... ...perder lo que mas atesora y su significado
en la vida... ...su conocimiento.

El film se mantiene con un ritmo rápido sin ningún tipo de
melodramatismos ni maniqueos, en una sobresaliente y lucida
interpretación, que muestra como Alice va desapareciendo
lentamente en su interior.

Con Kristen Stwart, una de sus hijas, que estudia actuación, y cubierta
por una aceptable interpretación de Alec Baldwin, Julianne Moore les
demuestra a los escépticos como se debe interpretar un papel que se
clava en el corazón a medida que avanza, porque Alice es un todo que
absorbe la pantalla íntegramente, con una emotiva actuación que no se
extralimita ni se queda corta... ... en su punto exacto.

El guión, perfecto para un film que solo necesita 99 minutos para
expresar una historia tan convincente como trágica, sin escenas de
relleno y sin hacer trampas.

"STILL ALICE" es Julianne Moore en estado puro, sin conservantes
ni colores añadidos.
Ella lleva el ritmo ascendente del film con un pulso de acero, bajándose
el telón, y con un final que dignifica toda la historia.

Nada le sobra, nada le falta.

La segura ganadora actriz de todos los premios que se darán en los dos
primeros meses del 2015... ... salvo sorpresa monumental.

El director David Mackenzie, disfruta y se beneficia del guión de Taylor Sheridan, quien le escribió a Denis Villeneuve los diálogos de "Sicario", y ahora, en este film, desplaza una paleta de gris plomizo sobre la tristeza, melancolía, desencanto y efímeras esperanzas, mezcladas con el amor filial y el desamor conyugal.

Este es el trasfondo de "Hell or high water", con un pésimo título en castellano como "Comancheria". (Hubiera sido mejor, ser fiel al significado del original, "pase lo que pase" o, "contra viento y marea"), que plasma una realidad dolorosa en los sentires humanos, como es el desarraigo, la injusticia, una impotencia ante un sistema capitalista que los han despojado de una posibilidad ante un futuro mejor, la inescrupulosidad de los bancos, y los deshechos de las pequeñas ciudades del Sur y el Oeste de Texas, tras los cambios sufridos por la economía indiferente al pueblo americano en el siglo XXI.

Por encima de esto, cabalga una muy buena película, cual western actual y de corazón triste, a pesar que, los personajes y la historia, te introduzcan en una muy animada, empática y por momentos, optimista andanza de asaltantes perseguidos por la justicia local, un marshall, elevado por Jeff Bridges a un nivel interpretativo de altos quilates, con un acento texano, que lo convierte en la figura del film sin atenuantes, pero dejando el auténtico protagonismo a un implosivo Ben Foster, quien ejerce una de sus mejores "performances" de su carrera, casi un renacer histriónico, que al lado de su hermano, divorciado y con hijos, encarnado por un extra-eficiente Chris Pine, nos llevan en un recorrido de asaltos bancarios, persecuciones bien concebidas, diálogos directos, algunos hilarantes, otros breves y de fuerte denuncia, que por lo breve, pueden pasar desapercibidas.

"Comancheria", es un film crepuscular en todo el sentido global,como Western y como una nación que se ha olvidado de ser humana.

Bridges es la imagen que atrapa, pero Foster y Pine son las diferentes visiones de lo que puede ser llamado moral, de lo que es correcto o incorrecto, de lo justo o lo injusto, y a fin de cuentas, solo hay que aceptar el hecho de que, "yo soy yo y mi circunstancia".

Sin ser un drama que te salpica, simplemente se te inocula inadvertidamente, entre la acción, los tiros necesarios, y una pequeña clase de como blanquear dinero, "Hell or high water" es una de las mejores películas del año, pues es el compendio de muchas cosas, y hasta nos ofrece un desenlace fuera de lo habitual.

Un film sin bostezos, atrayente, dinámico, interesante y maduro, como quien pudiera decir que, "No es un país para pobres", pero es una película para dos públicos, los que ven la pantalla entretenidos, y los que captan las rudas verdades de quienes desean una vida digna, y su lucha, con las armas que se tengan, por la supervivencia.

Con secuencias muy bien logradas, y ciertos diálogos que no están por casualidad, y citas con trasfondo, este film es de aquellos que te sorprenden, te abrazan, y al final sales pensativo, pero satisfecho de saber que se
ha atestiguado algo importante.

No se pierdan "Hell or high water" (Comancheria), pues hasta su banda sonora, sin mucha alharaca, pone la guinda sobre el pastel, un dulce con poca azúcar, pero con diversos sabores, uno de ellos,la satisfacción de haber hecho un buen trabajo.

Deseo recalcar la interpretación de Jeff Bridges, un perfecto Marshall texano a punto de jubilarse, y dos desarrollos histriónicos explosivas y por momentos,muy emotivos y tiernos de Ben Foster y Chris Pine.

" INSISTO"... ..No la dejen pasar ni la subestimen, la recomiendo personalmente como una agradable sorpresa cinematográfica de este año, poco publicitada, pero con un valor indiscutible.

Cuando se requiere la objetividad, en nombre de la honestidad y el obrar con justicia, al separar la aceptación, el agrado y la satisfacción merecidamente obtenida, surge esa sensación de tristeza y resignación, inevitable sin duda alguna, si se desea ofrecer una visión libre de influencias personales, porque resulta poco placentero la necesidad de hacer señalamientos puntuales, los cuales ejercen un peso específico sobre lo que pudo llegar a ser. "la excelencia", y por ende bajar el listón a un film que, siempre prometía durante su metraje la etiqueta de excelso, y que no lo fue, a causa de un parámetro imprescindible en cualquier director que desea contar una historia, su óptica personal de ella, y es eso mismo lo que descuidó Del Toro.

Al presentar los personajes es fundamental, además de básico, que previamente hayas amado a todos y a cada uno de los elementos que van a llevar la trama sobre sus hombros, y de esa forma, repartir con exactitud quirúrgica cuanto nivel de emotividad se le debe y pueden llevar los personajes, la repartición de la intensidad requerida, y dejar muy en claro la razón y la motivación que cataliza el desenvolvimiento histriónico en alguna secuencia dada, y en la narrativa total del conglomerado dramático, que conforma la solidez del trabajo que se ha de realizar.

Es precisamente, en ese aspecto, donde Guillermo Del Toro se traiciona así mismo al distraerse del vector fundamental, queriendo tocar diversos elementos que no aportaban peso específico a la historia, además de perjudicar al personaje de Richard Jenkins, quien se tornó en un elemento poco definido, sin llegar a ser una caricatura, pero sin la energía que se requería y sin la constancia de un carácter acorde con el papel, sólido, porque la cámara siempre amó a Sally Hawkins.

Fue una comunión perfecta, y una interpretación extraordinariamente difícil, que siempre fue desde lo optimo a lo soberbio, razón por la que se tiene que recalcar, hasta el éxtasis que, "La forma del agua", es la forma que moldeo esta actriz de un nivel magnificente, hasta llegar al instante en que era imposible no empatizar con "Eliza Esposito", sin que uno no se sintiera enamorado de Sally, de su interpretación, de su esfuerzo y de su enorme convicción, impregnando toda la sala con una libertad histriónica avalada en un férreo, "puedo porque creo que puedo", y no solamente puede, Sally Cecilia Hawkins, vence y convence al ofrecer una clase magistral interpretativa, y se merecía el Oscar®, siendo absurdo si se duda sobre ese punto, pues ella consigue el inestimable logro de convencerte de la veracidad y la autenticidad de su amor por la criatura anfibia, que es diferente a aceptar, alegremente, lo muy cuestionable de esa relación, pero el amor que eclosiona desde la británica hacia el aforo de la sala, apoyada solamente en el lenguaje de signos, es incuestionable.

Del Toro desperdicia tiempo para "complacer a algunas minorías" y no cuida a todos los personajes, no los ama por igual, no intensifica las emociones para un desaprovechado, Doug Jones, quien le suplicaba con desespero que se afinara con el pincel, dotándolo del nervio y la flema necesaria.
Simplemente, que se hilara mucho más fino con el guion.

"La forma del agua" exigía de Del Toro la reciprocidad del "anfibio" a los fulgurantes interpretativos de "Eliza", y no dejarla sola con el muy buen hacer de Michael Shannon, quien jamás decepciona, y ofrece su entrega, su convencimiento a su rol, pero Del Toro deja a la deriva a Jenkins, quien hace lo mejor posible en la camisa de fuerza que le ha escrito su director, y por ahí se pierde mucha agua, pero no su forma ni su fondo.

Se tiene que amar a todos los personajes...Del Toro, solo fue cortes con "Giles", mientras que el doctor, Michael Stuhlbarg, le da la contraparte a Shannon con eficiencia y temple cuando se requirió la energía, en el instante
preciso, ni antes ni después.

A Octavia Spencer, se le agradece su profesionalismo y su entrega para sacar, hasta toda la punta que fuera posible, del lápiz que le negó el guion del mexicano, aunque, tanto su nominación, como fue también con la de Jenkins, pertenece al gastado capitulo de los criterios de "la academia" de Hollywood.

Con respecto a la dirección artística esta fue correcta y nada mas, siendo su banda sonora original un gran deleite, realmente preciosa, al igual que en algunas, no pocas secuencias, en donde la fotografía es hermosa.

Finalmente, solo me resta decir que uno no se debe entristecer por lo que no ocurrió, en su defecto, considero totalmente permisible y válido alegrarse porque, "The shape of water", ... ¡¡ sucedió !!.

Robert Duvall y Robert Downey Jr. destacan en sus interpretaciones para impedir que el film se hunda como un ancla, gracias a un guión demagógico y manipulador que no es apto para diabeticos por lo edulcorado de la trama,hecha a conciencia como un ejercicio de estilo, dirigido a espectadores sensibles y amantes del melodrama.

"El juez", no solo es un trabajo largo,es una patio de recreo donde no hay más disciplina que el talento del ex-iron man, y la veterania del, siempre nunca suficiente bien valorado,ex-consiglieri de Don Corleone, necesitando la ayuda de su amigo, Billy Bob Thornton, para asegurar la llegada a puerto de una trama que flota sobre una espesa miel, manipulada geneticamente, para triplicar su dulzor empalagante con música melancólica, que surge cuando se proyectan filmaciones en "super 8" de tiempos de infancia,incitando a todas esas cosas que están reñidas con la lógica y las emociones reales, razones sobradas que su director aparta a un lado como quien barre el suelo y esconde el polvo debajo de la alfombra, tan solo para ahorrarse el trabajo de ofrecer al espectador un verdadero choque de resentimientos con desenlace limpio, aunque su sabor sea agridulce en el mejor de los casos.

Si parece extensa esta crítica no se olvide que la película es muchísimo mas larga y plagada de algodón de azúcar

.Un film de sobremesa bien promocionado para atrapar a incautos que pasen por la taquilla de chocolate para ser bañados con caramelo líquido.

"El juez" no es un mal film,es un film que se derrite con la espera de un proyecto que pudo haber sido excelente y se quedo en complacencia barata de los gustos hipercaloricos del norteamericano común.

Los 7 magníficos es un claro ejemplo de como hacer un "remake" de un clásico, sin perder el timón,

Esta película funcionó, simplemente porque solo tomaron la esencia del arco argumental, y se dedicaron a hacer un film entretenido, y el experimento les salió redondo, pues es una obra sin pretensiones, y además
con un guión muy aceptable, amen de un elenco al que se le dieron diálogos para su lucimiento, reforzado por una buena dirección,a tal punto, que cuando surge el "score" de Berstein, con los créditos finales, uno esboza una pequeña sonrisa nostálgica y de complacencia.

Un buen trabajo porque se sabia a donde querían llegar,y jamas realizar una imitación del original americano, y muchísimo menos de la obra maestra de Kurosawa.

Antoine Fuqua, quien ya habia dirigido a Washington y Howke en "Training day", y al mismo Denzel y Haley Bennet en "Equalizer", vuelve a llamarlos para estar seguro que tiene lo que se necesita, además de contar
con Vincent D´onofrio, quien se ensilla su rol, complementando a Chris Pratt.

Un buen trabajo que no decepcionó, de hecho, cumplió, y es un film recomendable, con guiños a la realizada con McQueen y Brynner, pero solo eso, algunas citas, la esencia del anterior, y alejándose de calcar los planos, decidiendo utilizar a un elenco multicultural y multiracial que no desencantó.

Yo la recomiendo para pasar el rato y entretenerse sin golpes de pecho.

El mejor "remake" del año. Estos magníficos no generaban una añoranza al pasado, en cambio, el bodrio de "Ben-Hur, incitaba siempre a la comparación y, de ahí su fracaso,donde quedará, como esperpéntico recuerdo, el "Freeman Rastafari", que no venia a cuento.

Las nuevas generaciones no necesitan "remakes", necesitan sangre nueva y calidad, y quizás el único "remake" que, tiene todo a su favor para superar abiertamente a la original, es "Papillon", algo sencillo de batir, tan solo necesita un guión semejante a la novela, ni mas ni menos.