En toda road movie quienes comenzaron el viaje no son los mismos al terminarlo. Y este deambular por ciudades norteamericanas en los comienzos del '60, se convierte en mucho más que un viaje de conciertos. Dr Don Shirley es un sobresaliente pianista, pero su dilema está en tener que dar menos para encajar en el entorno. Ama la música clásica pero no lo contratan para hacerla, es negro pero sus estudios y status no se condicen con sus hermanos de raza que lo miran como a un total extraño. Hasta que se cruza con Tony. Un descendiente de italianos que también debe enfrentarse con prejuicios, pero con una actitud mucho más combativa junto a la calidez que le imprime el gran Viggo Mortensen - guiños "cuervos" en que se lo reconoce tan argentino-, y haciendo un cambio en sus propios prejuicios, descubrirá que modificar perspectivas de vida tiene que ver con saber callar sin perder jamás la dignidad.

Sobrecogedora. De lo mejor que vi en meses por el planteamiento posible de una realidad asfixiante. Cuando los poderosos "arreglan" los destinos ajenos, cuando se alardea de "los cambios necesarios por el bien de todos" y todo se reduce al beneficio de una minoría privilegiada. A nivel técnico cuenta con una belleza de fotografía y vestuario que son admirables, la adaptación del guión es impecable, pero el verdadero soporte reside en la ENORME Elisabeth Moss. Transmite de una manera tan categórica su desesperación y la determinación por no aceptar las reglas, que una queda exhausta con cada capítulo.

El tema es bastante sensible como para tomarlo a la ligera. La historia posible de amor entre una adolescente de 13 años y un hombre en la treintena...Ella lo vive con la intensidad de saberlo prohibido,y él..con la inconsciencia de dejarse llevar por su deseo. Cuesta no enfurecerse en ese manejo de los sentimientos de la joven. Ella se siente "diferente" en su grupo y oculta lo que sabe que sería cuestionado por sus pares. Pero él no asume la responsabilidad del adulto que es, y aunque pida perdón y haya pagado en la cárcel su abuso, hay algo en su mirada que deja siempre la duda de su sinceridad. Ben Mendelsohn es un maestro en estos personajes conflictivos (recordarlo en Bloodline) y Rooney Mara sabe transmitir esa incapacidad de poder avanzar en la vida,mientras se clava una y otra vez en el alfiler que la lastima.

Por momentos uno se siente viendo esos videos de casamiento de amigos puramente por compromiso y preguntándose hasta cuándo durará esto? Cuando parece que la historia se encauza, nuevamente más escenas prescindibles,sólo tolerables en una filmación familiar. Pretende transmitir un discurrir cotidiano con gente común, pero es todo taaaaaan estirado que si no fuera por Anne Hathaway, la película hubiera pasado absolutamente inadvertida para el 98% de los humanos terrícolas.

Muchísimas expectativas para un film de Guillermo del Toro, que viene pisando ídem. Y si se quiere nadar en la fantasía e imágenes sesentosas con luminosidad azul,es la película ideal. Pero por momentos el director queda tan fascinado de su obra, que las escenas se alargan innecesariamente, o como duda de si entendimos quién es el verdadero monstruo de la película, lo hace ya una caricatura de la maldad a un actorazo como es Shannon. Muchas alegorías y una banda de sonido que parece estar hecha por Woody Allen.