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Críticas de Silvio de Arabia
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
9
22 de noviembre de 2019
104 de 120 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película me ha dejado un vacío existencial considerable al salir de la sala de cine. El argumento tiene que ver, pero la interpretación de Marta aún más. Dale una oportunidad, vela, y luego, si eso, ven a leerme y te explico por qué me gustó tanto.

Empecemos ya, ¿vale? El argumento es sencillo. Trata sobre una relación entre una mujer de treinta y nueve años y un quinceañero. Ya hemos visto esto antes en Verano del 42 (con playa incluida), El Lector (con nazis incluidos) o La pianista (con perversiones sadomasoquistas incluidas). Vale, pero ¿qué aporta esta?
Pues que es delicada, es inteligente, está cuidada y sabe mezclar todo lo bueno que tiene para que en conjunto todo sepa mejor:

1) EL TRATAMIENTO DEL DOLOR. Hay un profundo dolor latente en el personaje de la protagonista. Es una mujer que perdió a su hijo y ahora cree que ha podido encontrarlo diez años después, asentado como hijo de otra familia.

2) LA SUTILEZA EN LA NARRACIÓN. La película podría caer en lo grosero en muchos momentos. En algunos puntos sería facilísimo embarrar, de hecho. Pero no lo hace. Fluye. Y en buena parte es gracias a Marta Nieto. Creo que la comunicación con Sorogoyen ha debido de ser extremadamente cercana, porque Marta parece saber qué quería el guionista y director en cada momento y sabía cómo dárselo. Me he fijado en las reacciones de sus ojos y sus labios cada vez que alguien hablaba con ella y mentaba cualquier mínimo detalle que atendiera a su dolor personal. Le cambiaba de forma muy sutil el gesto, de una forma natural. Daba la sensación de ser un personaje vivo y real, solo por su forma de estar.

3) LA FOTOGRAFÍA. La parte encargada de encontrar las localizaciones del filme y elegir los momentos idóneos de luz me parece que ha hecho un trabajo admirable. Madre tiene una estética de cielos nublados, mar revuelto, hojas de principios de otoño y días que se acortan. Recuerda, a su manera, a ciertas obras del Allen más bergmaniano, como Septiembre o Interiores. Es una película idónea para ver una de esas tardes tristes del último verano, en una casita junto al mar. (Esta es una apreciación muy personal, pero ¡es que no quiero ser objetivo!).

Esos serían los tres puntos principales que más llaman mi atención. Ahondemos en más cosas.
Ven, vámonos al spoiler, que tengo traca. Había gente en la sala que salió decepcionada, diciendo no haber entendido nada, tachándola de lenta (?!) y preguntándose cómo había ganado tantos premios. Y me apetece contarte a ti por qué a mí me parece tan soberbia. Vamos al spoiler:

**Nota antes de irnos al spoiler:
No sé el peso habitual de Nieto, pero el estado mental de Elena parece reflejarse muy bien en la delgadez de la actriz, que acerca su físico al de personajes como el de Bale en El maquinista (sumido en la culpa), el de Gyllenhaal en Nightcrawler (un ser canino) o el de Phoenix en Joker (un enfermo pisoteado).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Silvio de Arabia
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9
11 de octubre de 2021
173 de 300 usuarios han encontrado esta crítica útil
INTRODUCCIÓN
Titane es uno de los estrenos de este año que más he disfrutado, si no el que más. ¿Por qué? Por muchas razones. Voy a subir la película al elevador y voy a desguazarla un poco. Si nunca has visto una película por debajo, mejor que salgas del taller. Vuelve cuando la hayas visto.

PREÁMBULOS
En el historial del puñado de críticas que llevo escritas aquí, parece ya un fetiche de mi cosmovisión cinéfila, pero, ciertamente, en esta película el tema principal es la búsqueda de la identidad. La búsqueda de un lugar en el mundo, como hijo, como padre, como ser humano, como mujer, como hombre y como individuo en relación con otros.

He leído ya algunos disparates de gente que salió frustrada porque creen que es una mala copia de Crash (1996). He leído sobre gente que se ha desmayado por las escenas de violencia y sobre tipejos que se reían desaforadamente en esas mismas escenas (menos mal que en mi sala solo estaba yo). Finalmente he dejado de leer. Me apetecería, eso sí, poder revisionar algunas partes de la peli otra vez. Pero lo que recuerdo es lo que hay. Y con eso trabajamos en esta crítica.
OJO:
—Como decía, no es Crash porque una mujer acaricie un coche.
—No es Promising Young Woman (2020) porque una mujer cace a hombres.
—No es Christine (1983) o Holy Motors (2012) porque haya coches personificados que puedan tener relaciones con personas o engendrar el mal.
—No es Gaspar Noé porque haya un grupo de bomberos cachas bailando en una nave, o Tarantino porque las escenas de violencia sean tan divertidas como rítmicas.

No es nada de eso y, sin embargo, lo es todo y más y mejor. Pero es que no solo eso. También es Rabia (1977) y Mi querida señorita (1972). Y aquí es cuando ya nos quedamos todos ojipláticos, ¿a que sí?

CONTRATIEMPO:
Esta crítica me ocupa tres folios en interlineado simple. Llevo una hora ordenando mis ideas y resulta que no caben aquí. No me voy a complicar la vida, mira. Si quieres que te desmonte el bloque motor y pidamos las piezas a Alemania..., visita mi blog, que al final (feb22) me hice uno para colgar la dichosa crítica: silviodearabia.wordpress.com.

En el spoiler desgrano algunas ideas centrales de la película. No está todo. Puede que sea algo fragmentario, pues me parte el discurso. Yo concibo la película como un díptico Alexis/Adrien con dos mundos, a la vez que dos dicotomías sexuales (hombre/mujer - mujer/hombre) y materiales (ser humano/máquina). En el spoiler enfrento las tensiones especulares que se establecen entre conceptos y desarrollo las que me apetece. Pero no está completo.

Aquí añado dos cosas o dos pistas:

«Wayfarer Stranger» y «Nessuno mi può giudicare» son la esencia de la película, los pilares básicos, una declaración de intenciones estructural absoluta. Leed bien (y escuchad) esas dos maravillosas canciones.

Y otra cosa más.
Una de las frases del final de Holy Motors, pronunciada por una limusina personificada:

«Los hombres ya no quieren más motores; ya no quieren más acción».
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Silvio de Arabia
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7
22 de julio de 2023
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta noche (21-22 julio) he tenido la suerte de ver esta peli en La 2. De otra manera, habría tardado mucho en llegar a ella. Y no me arrepiento, aunque en el coloquio previo ya amenazaban un poco con que el espectador fuese flexible al verla para poder disfrutarla. Mal asunto...

Pero qué película. En algunos momentos me he reído a carcajada limpia. Vayamos por partes. La sinopsis:

Un chuleta sevillano se escapa del talego, conoce a un trilero, quema un puticlub y, antes de quemarlo, roba bicarbonato, porque, según él, tanto comer judías pintas le ha destrozado el estómago. Él, el trilero y una prostituta inician un viaje por la Andalucía occidental (hacia el mar, por supuesto) en busca de la Diana (no la de Montemayor, sino su parienta). Entre tanto, se paran por ahí a beber, a ronear y a liarla, mostrando las carencias y vergüenzas del sistema español de la época. Encuentran a gente, la pierden, la reencuentran, pierden el coche, lo interceptan...

En todo esto hay ecos de muchas «road movies» clásicas, incluso anticipaciones. Pero también hay una declarada sátira de estados, al estilo de Gracián o Cervantes. Pero todo aderezado con mucho canalleo, flamenco, flamenco-rock, gente auténtica y diálogos naturales.

El apartado musical es increíble. De García Pelayo había visto Manuela (basada en un libro, por cierto) y era una delicia en ese sentido. Aquí se repite. Incluso al principio, con el trilero, hay un cameo del Silvio. Según creo haber oído, G.P. venía del videoclip. Y no me sorprende. Sabe lo importante que es la música para construir una buena escena.

Hay una escena grabada con el helicóptero, similar al inicio de Manuela, y también hay un marinero que dice ser apasionado de los helicópteros (por cierto, ecos de El último deber, de Hal Ashby, en esta subtrama). En el guion existen ciertos guiños o correspondencias internas o externas que me han hecho gracia. Por ejemplo, el título de mi crítica. Esa frase la dice el prota, Miguel Ángel Iglesias, cuando se llevan arrestado al marinero. En la vida real, Iglesias fingió tener fobia al verde para librarse de la mili. Su compi, el trilero, es el hermano del director y fue mánager de grupos como Triana o Smash, donde estuvo el Silvio, que hace el cameíto: el único capaz de ganar a un trilero. Y el propio Iglesias estuvo en algunas de esas bandas. Me parece una maravilla que esos elementos se juntaran para hacer algo así. Pero eso son factores ajenos a la película. Sigamos.

Hay ecos visuales, al menos, así me lo parecen a mí, de muchas otras películas. Por ejemplo, juraría que en El lute 1 o 2 hay un plano en el que Arias aparca un coche en un poblado gitano, y juraría que ese mismo plano es casi exacto a uno en el que el prota va a un poblado gitano en nuestra peli. Hay muchas cosas que me son familiares, aunque no puedo justificarlas ahora mismo como es debido, sin cotejar.

Una de las cosas en las que más me fijo: la naturalidad en los diálogos. Cumple. Cumple muy decentemente, aunque a veces parece exagerado, pero yo no sé cómo hablaban los quinquis de Sevilla en los ochenta. La intención es buena. En cambio, a menudo hay un problema con el sonido, que también sucedía en Manuela, y es que parece que algunas escenas están dobladas. El sonido parece no haber sido captado a la vez que la imagen. No soy especialista en sonido. Pero basta con ver que los labios no están sincronizados con la voz.

Otro punto fuerte que tiene es el humor. La escena en la que interceptan el coche robado es para morirse. Tumban a dos civiles y le dicen al tipo que les robó el coche que se cante algo. Este no sabe cantar, pero sabe contar chistes. Y se pone a contarles un chiste de mariquitas, sin pies ni cabeza, a los dos guardias civiles, en ese casposo tono de los cuentachistes andaluces de la época. Una maravilla. Son elementos que parecen sacados de un cómic. Parecen inspirados en Fritz, el gato y sus aventuras de drogas y folleteos, y se anticipan al Maquinavaja. Igualmente, hay una escena donde el prota, su amigo algo más pringado y una prostituta rubia, deciden robar un maletín de cocaína a un malote. ¿No hizo eso años después Tony Scott con el guion mutilado de Tarantino en True Romance?

Pensando, no logro acordarme de una tradición PREVIA de «road movies» en España. Incluso Viaje a ninguna parte es posterior. Sólo se me ocurre Los farsantes (1963) de Mario Camus, que marca un itineraro de perdedores. Más allá, tendría que irme a Italia con Il Sorpasso. Pero ahora mismo, no se me ocurren referentes fuertes previos (que seguro que los habrá). Quizás Con el viento solano podría entrar en esta categoría, pero son géneros distintos, aunque reúne algunas características similares relativas al lumpen. Pero, siendo la de Camus cine pre-quinqui, yo no diría que Corridas de alegría, por época, fuese cine quinqui. Me parece algo totalmente distinto al concepto de cine quinqui. Nada que ver, por ejemplo, con Deprisa, deprisa, del 81, u otras más infumables. Llamémoslo «comedia quinqui»...

En cualquier caso, volviendo a la película, me parece un guion auténtico, con las ideas claras. En algunos momentos aburre alguna de las paradas (la del maestro y la del yate, por ejemplo), pero pasan rápido. La fotografía es cojonuda. Algunos planos, como en Manuela, son muy significativos a nivel estético y semiótico (el hecho de que los personajes duerman casi siempre lindando a una fiesta en la habitación contigua, por ejemplo), etc. No creo que sea una película casposa, como hacían ver en el coloquio previo, diciendo que era una forma lumpen de retratar a los lumpen... Creo que es más elaborada y capaz de lo que puede parecer.

No es un peliculón que te cambie la vida. Es cómica y, por tanto, deforma su realidad. Pero tiene muy claros los moldes que homenajea, y es sincera con lo que retrata, y divertidísima; además de constituir un retrato delicoso de un mundo que, lamentablemente, como el Madrid de los golfillos de Saura o tantos otros, ya no existe.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Silvio de Arabia
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You (Serie de TV)
Serie
Estados Unidos2018
6,3
11.094
Greg Berlanti (Creador), Sera Gamble (Creadora) ...
7
15 de enero de 2020
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
(Hay algún spoiler hasta la segunda temporada).

Seré sincero. Tenía muy pocas ganas de ver esta serie. El cartel tenía pinta de telefilme y la sinopsis tampoco era muy prometedora. Mucha gente sin bagaje cinematográfico serio estaba hablando de ella y, sobre todo, mujeres adictas a chorradas de Netflix. Se me encendieron muchas luces rojas. Algo así pasó con Hannibal, el seductor psicópata interpretado por Mads Mikkelsen, con Dexter o, si me apuras, con el encantador Patrick Jane de la procedimental El mentalista. Es decir, una serie con un personaje masculino guapo, con alguna habilidad especial (o mortal), creado por los guionistas con un solo propósito:
SE-DU-CIR.

Pues bien. Es justo eso. Pero tiene algo más: me pareció muy divertida. El monólogo interior del protagonista es profundamente irónico por momentos. Joe, más que a Hannibal o a Dexter (que, por cierto, esta última aún no la he visto), me recuerda muchísimo al mundo interior del protagonista de Lolita. La única diferencia con Humbert Humbert es la siguiente:

Humbert ha reflexionado mucho sobre su naturaleza y sabe que está recreando un amor veraz y bonito con cada niña a la que seduce; PERO, al mismo tiempo, sabe que es un depredador. Sabe que lo que hace no está bien y que las estrategias que utiliza para conseguir esas dosis de «amor» son las tretas de un hombre adulto que manipula una mente infantil. Y que ahí no hay amor ni leches. Hay un monstruo abusando de una cría.

Pero Joe no es consciente de eso. Él no se tiene a sí mismo como un depredador. Si se considera como un depredador, es de una forma tan sutil y a través de unas ironías tan finas que difícilmente sé distinguirlas en la pasión de sus monólogos interiores. Sin embargo, Joe es capaz de juzgar actitudes similares a la suya y condenarlas. Pero parece que no es capaz de ver que otros hacen lo que él. Y, repito, si es capaz de ver esa realidad y asumirla, pertenece a un discurso tan irónico que difícilmente puedo defender con rotundidad esa tesis.

Ese tipo de desarrollo del personaje le aporta mucho a la historia. Pero también tenemos puntos flacos. Es una serie pensada para el gran público y, por tanto, es excesivamente condescendiente con la inteligencia de sus espectadores. Es MUY explícita. Busca explicarse mucho. Hay «flashbacks» que aportan información sobre el personaje y son ricos. Pero explícitos. En la primera temporada, los que explican la relación con su mentor... Bueno. Se podría hacer mejor. Veamos un ejemplo de la primera temporada:

Hay un momento en el que Joe está hablando con Paco, el niño-vecino-lector, y discuten sobre Frankenstein. Inician un pequeño debate sobre la naturaleza del mal y la responsabilidad: ¿es malo el monstruo?, ¿es más malo el doctor Frankenstein por haberlo creado?, etc. Y, justo después, introducen otro flashback, obligándonos a conectar de una forma muy burda la metáfora de Frankenstein con la historia personal de Joe y su tutor, el antiguo dueño de la librería. Ese tipo de cosas infantilizan el relato hasta decir basta y te hacen sentir imbécil. Pero... ok.

En la segunda temporada las ironías son más abundantes y divertidas, y algunos «flashbacks», aunque continúan, no son tan explícitos y aportan mucho valor a la historia en tanto que nos abren y diseccionan al protagonista. Desde un punto de vista freudiano, la relación de Joe con las mujeres a través de su relacióm con su madre es bastante certera a mi parecer y, como digo, enriquece mucho la construcción del personaje. Hay quien dice que la segunda temporada cayó en picado. Yo creo que, al revés: mejoró.

La segunda temporada parte de la misma premisa que la primera: una mujer-presa-target, un vecino-niño al que ayudar, un trabajo discreto como librero, que nos permite seguir adentrándonos en el personaje a través de sus gustos: sus lecturas... Todo igual, pero en Los Ángeles**.

Sin embargo, creo que esta vez hubo un desarrollo inesperado en la relación de Joe con su «presa», similar a lo que nos encontramos en Death Proof. You podría haber sido una obra casi perfecta, si se hubiera realizado de otra manera, con otro director, un guion más pulido y una estructura díptica como la de Death Proof. Realmente habría sido algo maravilloso. Pero está claro que la gallina seguirá poniendo huevos de oro indefinidamente, hasta que algún productor de Netflix empiece a perder pasta porque ya solo queden los cuatro fanáticos de siempre pidiendo renovación a cualquier precio.

En la segunda temporada también las referencias literarias son algo más sutiles y pueden aportar más. Pero sigue tirando mucho de clásicos de la literatura universal para explicar el desarrollo de la historia. Eso implica una serie de lugares comunes TAN COMUNES que, una vez más, infantiliza la historia. Que si Frankenstein para el monstruo, que si El conde de Montecristo para la venganza, que si Don Quijote para el caballero, que si Crimen y Castigo para la culpa, etc.***.

En conclusión, tal y como me dijo una amiga cuando le pregunté: «Es mala, pero entretenidilla».

Tenía razón. Yo añadiría que es irónica y divertida y que podría haber sido mucho más de lo que es. Pero, aún así, puede que te lo pases fetén, como yo me lo he pasado. Debo de ser un enfermo mental, pero empaticé bastante con Joe. La serie es bastante maniquea en ese sentido en la primera temporada para que te posiciones de su lado. En la segunda ofrece algo más de matices (y por eso me parece más interesante). Aún así, ¡a tope con Joe siempre!
(Los guionistas consiguieron seducirme, efectivamente).
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Silvio de Arabia
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7
22 de septiembre de 2021
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película, sin ser brillante, quizá merezca más nota que mi siete, aunque solo sea por la vida que insufla su mensaje.

Ya desde el inicio arrancaba con una dedicatoria a uno de los Monty Python. No recuerdo si el mismo que hace el cameo más adelante. Eso ya es una declaración de intenciones. El primer punto de un manifiesto.

He leído por ahí referencias a Amélie. Bueno. Yo la veo más heredera de algunos disparates locos de los Monty. Quizá esa secuencia maravillosa en la que la protagonista sube una escalera de caracol infinita podría asemejarse a algo de Amélie, pero creo que sobre todo por los efectos de CGI, con lo que no sería una locura relacionar esas bellas imágenes con, por ejemplo, La invención de Hugo o mil pelis más así. Eso es lo de menos. Es más patente una herencia con los Monty, o —estoy pensando— con algunas de las de Terry Gilliam, ideológicamente hablando, más que formal.

Esta cinta es un canto a la juventud perdida, pero también a la esperanza. Por eso es tragicómica, porque conviven en ella lo positivo y lo negativo de forma orgánica. Al mismo tiempo, es una brutal crítica contra el sistema; a nosotros como sociedad, como individuos, con nuestras faltas; pero, sobre todo, al sistema, como ente estructural y jerárquico.

Las estructuras de poder que rigen nuestras vidas: los padres, los médicos, las fuerzas coercitivas, la burocracia... (Ejem, Brazil..., ejem, 12 monos...).


A partir de aquí, al spoiler. Voy a desglosar un poco elementos que me parecieron definitorios. Léeme cuando la hayas visto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Silvio de Arabia
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