Una muy buena puesta en escena de una de las obras más aclamadas de Àngel Guimerà. El guión, aunque adaptado, mantiene viva la intención trágica de su autor original, con algunos giros que sorprenderán al público conocedor de la obra literaria. En algunas ocasiones suceden curiosidades extrañas que pueden despistar al espectador: puesto que la historia original transcurre a finales del siglo XIX, uno no se espera encontrar una radio en la película. Pero esto no es mas que fruto de la adaptación (y actualización) a los tiempos en los que se rodó la cinta.

He llegado a ésta serie después de seguir el boom del personaje de Miranda Sings en Youtube, y aún estoy buscándole el sentido. El proceso de trasladar la ficción viral al nuevo marco televisivo provoca que toda la frescura se pierda por el camino. Aunque sorprende el deje dramático que toma la serie, las intenciones del qual aún estoy tratando de encajar. No sé si eso es lo que pretendía Colleen Evans, pero ha logrado convertir un personaje hilarante, cómico y fresco, en un ser que logra transmitirte todas las vergüenzas ajenas habidas y por haber, un sentimiento enorme de incomodidad, y una profunda tristeza, remarcada por el igualmente triste elenco de personajes secundarios. La sensación general al finalizar la visualización de la serie es algo totalmente opuesto al sentimiento con el que la empecé a ver. Sin duda, la revelación de Colleen Evans apunta maneras para convertirse en una gran guionista dramática, que, si de eso se trata, logrará sus objetivos hacia el público con creces.

Claramente, ésta Leyenda no ha nacido para ser el salvador de éste musical. Una pena que la producción se haya visto mermada al elegir un protagonista por su nombre y no por sus capacidades vocales. Legend será muy apreciado dentro de su registro, pero no para una ópera rock (con, además, tantos y tan brillantes precedentes). Su inexpresividad actoral y su rango vocal más cercano al soul que al rock, se aleja precisamente de ésa alma desgarrada que le otorgaron Rice y Webber al personaje. Un riesgo que podría pasar más desapercibido en algún personaje secundario con un par de líneas cantadas, pero no en el puntal que se supone debe sostener todo el peso del espectáculo. Jesús se ve fácilmente eclipsado por los personajes que lo rodean y por una puesta en escena muy bien jugada.