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España España · Donostia
Críticas de Jmpg2012
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Críticas 123
Críticas ordenadas por utilidad
8
30 de septiembre de 2012
168 de 255 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay dos maneras de enfrentarse a Lo imposible: con prejuicios de cinéfilo maleado, del tipo "me quiere hacer emocionar a golpe de música y primeros planos de llanto, muy visto", o la de dejarte llevar por un épica historia de supervivencia excepcionalmente filmada. Reconozco que pertenezco al segundo tipo. La película me enganchó desde el mismo comienzo, que narra lo cotidiano, la familia durante su llegada al hotel, pero con sutiles premoniciones de desastre. Repito, Bayona dirige lo imposible con maestría.
Fui zarandeado por el tsunami y agitado por la emoción del desastre familiar y a su lucha por la supervivencia totalmente entregado. Sólo tuve algún destello de prejuicio cinéfilo en una larga secuencia central llena de casualidades y de dilatación del tempo, pero acabé llorando en la resolución como quería el director.
Un director que no tiene nada que envidiarle a los directores americanos de películas de desastres. Hasta tal punto que es una película de efectos especiales en la que no tienes la sensación de que haya efectos especiales. No hay ni un sólo plano que te haga pensar en un potente ordenador generando efectos. Es de una naturalidad sobrecogedora en el apartado técnico, lo que permite que el drama se viva con una intensidad libre de "sospechas informáticas" y puedas entregarte a la épica de la historia sin reticencias.
El espectador de cine del siglo XXI está ya muy baqueteado por su consumo masivo de "audiovisuales", pero Bayona sortea todos los obstáculos y convierte una historia directa, sensible, emotiva, telúrica en una catarsis emocional que te deja fundido. El director no tendrá problemas para financiar su siguiente película. Esta segunda obra lo ha colocado sin dudas en el top ten de los directores del orbe.
Jmpg2012
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7
25 de septiembre de 2012
59 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de ver la película en el festival de cine de San Sebastian. Se ha llevado una ovación de un minuto, con el director y los actores presentes y sonriendo al respetable. Al salir he oído las clásicas conversaciones que decían eso de "un poquito lenta". Está claro que Trueba no tiene vocación de mayoritario. La ha hecho en francés, en blanco y negro y sin banda sonora (salvo sobre el último plano). De ahí quizás lo de "lenta". Narra la relación pigmaliónica ente el artista y la modelo. Aunque no lo dice está claro que el escultor es Aristide Maillol, una especie de revisitador del clasicismo griego con pulidas y estilizadas figuras femeninas. Más arquetipos de la belleza mediterránea que retratos veraces. Y la modelo no es otra que Dina Vierny, que dedicó el resto de su vida a reivindicar la obra del artista a la que ella había prestado el cuerpo.
Trueba dice en las entrevistas en las que se le quiera oír que, en una época en la que no se leen diez líneas seguidas, el propone este "lento" relato que combina la relación entre la experiencia del artista y la vitalidad de la modelo con el nacimiento de una obra de arte. El regusto en la materia, en la morosa recreación de un dilatado proceso de creación recuerda, claro, al sol de membrillo. Y un poco de Erice se me cuela por la mente como referente de esta obra. Una buena obra para un festival, con una poética que puede atraer a ese público que se gusta en las obras de Malick o en el último Haneke. Cine con pocos adornos muy lejos de los blockbusters rompetaquillas.
Jmpg2012
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7
22 de noviembre de 2015
56 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jessica Jones abre una franquicia Marvel que huye del traje de malla ceñido de los superhéroes más conocidos. Como lector de los cómics no puedo evitar constatar las diferencias. El cómic es más otoñal, la protagonista está más perdida, pero como en la serie de televisión, no hace ostentación de sus poderes, aunque tampoco los oculta si llega el momento. En los cómics algunos superhéroes hacen algún que otro cameo en la historia, se ve la mansión de los Vengadores, aparece el capitán América, los políticos se codean con los Cuatro Fantásticos, etc. En la serie todo esto ha desaparecido, al menos en la primera temporada, aunque se hace referencia, así como de pasada a “otros” personajes con superpoderes o a la invasión extraterrestre que sufre Nueva York en la primera película de los Vengadores. Pero poco más. Es casi un noir con toques fantásticos, en una city totalmente contemporánea. A diferencia del cómic, en el que la protagonista está un poco en decadencia, pasada de kilos y más solitaria, en la serie de televisión Jessica Jones es más atractiva y resolutiva que la Jones original.

Sin embargo, como producto televisivo, fuera de similitudes o semejanzas, es una serie muy sólida. Sobre todo en lo que al antagonista se refiere. Como decía Hitchcock, la película es mejor cuanto mejor sea el malo. Y este malo se sale. Ha pasado a formar parte de la galería de malos de la ficción. Killgrave, que en los primeros capítulos se deja ver relativamente poco, luego va ocupando más espacio y peso en la trama, hasta convertirse en casi lo más interesante de la historia. David Tennant lo interpreta fenomenalmente. Tiene, a mi juicio, más matices que la protagonista, cuya historia previa nos van contando a través de breves flash backs hasta completar el puzzle de su pasado. En ocasiones pienso que estaría bien ser Killgrave, una especie de educado Hannibal Lecter que no necesita comer a sus víctimas, sólo que hagan su voluntad sin pensárselo dos veces.

No me he aburrido ni un solo minuto, aunque en ocasiones he pensado que la trama se volvía demasiado infantil -más que nada en lo que respecta al policía, y hasta ahí puedo leer sin hacer spoiler- para un adulto que ya peina canas. Y es que aunque me crié con el universo Marvel, ahora me aburren un poco los héroes vestidos con trajes de colores, y agradezco personajes más adaptados a ese tono negro y melancólico que tiene Jessica Jones. Un gran acierto de Netflix que me ha llevado a encerrarme en casa con provisiones para devorar esta primera temporada mientras fuera llovía.
Jmpg2012
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7
27 de septiembre de 2013
37 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me voy a citar a mí mismo, que está muy feo, cuando escribí en filmaffinity sobe El día de la bestia: “Personalmente, no soy un fanático de los guiones de Alex de la Iglesia y Gerrikaetxeberria. Empiezan de forma espectacular, se desarrollan con una dinámica acelerada, pero llena de lagunas de credibilidad y acaban de una manera presuntamente climática pero que a mí me dejan frío”. En esta ocasión acabé mareado porque es un final con varios falsos finales y golpes dramáticos montados a gran velocidad para que no se vea que no tiene ninguna lógica. Se supone que la película tiene una gráfica de intensidad ascendente. Empieza en pico y va hacia arriba constantemente, aunque en realidad el director bilbaíno no mantiene el pulso con el ritmo y se le va un poco de las manos en el tramo final. A mí me da la sensación de que, en el tramo final, el director debería haberse olvidado de chistes, alivios cómicos como Segura, que no vienen a cuento y centrarse en algo más parecido al terror para que la película ganase en fluidez narrativa. Pero es sólo una opinión.
Por lo demás, es una buena película, graciosa, acelerada y con un corte transversal de actores del cine español que va a contentar a todo el mundo. Mario Casas para las adolescentes, Hugo Silva para las treintañeras, Pepón Nieto para las abuelitas, Areces y Segura para los amiguetes, Maura y Pávez para los maduritos y Carolina Bang… bueno, en el papel de la bruja morbosa, sólo para heteros. Alex es un genio del marketing, de eso no cabe duda. La llegada de la troupe de la Iglesia a Donostia fue como dijo Rebordinos, el director del festival, una “bendita locura”.
Estilísticamente, la película me pareció un cruce entre el día de la bestia y la comunidad. Con lo que tiene la primera de rituales satánicos, la figura del elegido y la amenaza del apocalipsis y con lo que tiene la segunda, de llegada de un grupo de personajes “normales” a una comunidad cerrada y amenazadora. Salvo lo objetado anteriormente, merece la pena pagar una entrada para ver, aunque sólo sea la estremecedora secuencia en la que con la música de baga biga higa de Mikel Laboa, con una letra que parece un sortilegio en una lengua preternatural, un grupo de zanpanzares hacen sonar sus badajos al ritmo de un loco aquelarre. Grande ahí, Alex.
Jmpg2012
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8
2 de enero de 2014
36 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece que la película surgió del chispazo creativo de uno de los hermanos. "¿Por qué no hacemos una película que empieza con una paliza a Dave Van Ronk en el callejón de un garito?". Dicho y hecho, así empezó la génesis creativa del primer fin que veo este año. Dave van Rock fue un músico folk que pateó todas las calles de Nueva York inasequible al desaliento. Justo antes de la llegada de Dylan, que revolucionó el género y lo llevó a su esplendor. Dave van Rock es el trasunto loser de Dylan, el que preparó el caldo, pero Dylan puso la guinda, los fans y el éxito millonario. Obviamente al tratarse de una película de los hermanos Coen asistimos por enésima vez a la epopeya lírica y humorística del descenso a los abismos de un personaje, un perdedor, claro, que carece de familia, solidas relaciones o éxito profesional. Este es el personaje que, cuando los Coen son creadores de sus propios guiones, nos cuentan una y otra vez. Ellos mismos reconocen que cuando adaptan novelas, suelen ser fieles a ellas. Por eso las han elegido. De ahí surgen películas como Muerte entre las flores, No es país para viejos o Valor de ley, que parten de un género, pero lo subvierten con la mirada Coen. En cambio, cuando ellos son los autores absolutos vuelven a cantarnos la balada de un perdedor. A mi estas historias -Un tipo serio, El gran Levobsky, El hombre que nunca estuvo allí- me producen un efecto vitalizante. Mi vida es infinitamente mejor que la de esos personajes.

No obstante, hay en A propósito de Llewyn Davis mucha lírica. Los hermanos reconocen que no hay que verla como un biopic de Dave von Ronk, porque Oscar Isaac, el protagonista absoluto, que está en cada plano de la película, la ha hecho suya y se ha mimetizado con el personaje. En principio buscaban un músico que supiese actuar, pero dado que la película dependía tanto de la capacidad actoral del protagonista, decidieron invertir la premisa. Buscaron a un actor que supiera cantar. Y ahí destacó Oscar de manera clara. De hecho, algunos han calificado la película como musical folk. Aunque otros prefieren definirla como road movie circular. Porque la película acaba y empieza en un bucle. Como si el protagonismo estuviera condenado a eternizar su legado a base de bolos y noches en sofás ajenos.
Jmpg2012
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