Esta no es una película de terror sino un horror de película, que es algo muy distinto. No sé muy bien por dónde empezar a... criticar? Precisamente lo difícil es encontrar en esta cinta algo que elogiar. Empezando por diálogos ridículos, planos inconexos, secuencias cansinas, música desquiciante, personajes patéticos y un color de sangre que parece sacado de la selección holandesa de fútbol, pasando por la acentuada ausencia de guión y acabando con un final de lo más cutre y explotado, sólo queda decir que el mejor actor ha sido el perro lazarillo.
Este ladrillo soporífero en el que al visionar cada secuencia no puedes enterarte bien de lo que ves, por estar todavía dándole vueltas en la cabeza a lo que acabas de presenciar para encontrarle un sentido, no sólo agota la paciencia sino que pide a gritos un final urgente para poner fin a tanta incapacidad cinematográfica.

Enternecedora y trágica, brillante y conmovedora, hipnotizante y envolvente, así es Hisroshima Mon Amour, una película imprescindible en la definición de cine para poder ser testigo de la poesía en movimiento, las imágenes que narran, la música que flota y envuelve todo a su paso por las secuencias. Resnais puede ver más allá, donde diferentes artes se unen y conviven, gritan y susurran, ocultan y enseñan significados, sentimientos, expresiones y sobre todo recogen la esencia de la vida.

Wim Wender acierta de pleno al mostrar los comienzos del séptimo arte con sus tropiezos y aciertos en la elaboración de esa magia que es el cine: ilusiones encadenadas. Los recursos cinematográficos que emplea ilustran de manera excepcional la propia historia que nos es narrada, al tiempo que sirven de vehículo al pasado. Un pasado que es narrado de primera mano, un testimonio emocionante, fascinante por momentos y delicioso como un pastel de cine... relleno de cine.

La película prometía, la verdad. Los primeros minutos de metraje son intrigantes y la factura visual me retrotrajo al visionado de filmes de cine negro y nombres como Jacques Tournier, André de Toth o Edgar G. Ulmer revolotearon por un instante en mi cabeza. Qué va... se esfumó como cualquier rastro de Scorsese en la cinta. No logro identificar siquiera un solo plano que pertenezca a su propio estilo. Es más, la cinta parece estar dirigida por otra persona y no por el otrora creador de Raging Bull, Taxi Driver, After Hours, Goodfellas, Casino...
Luego, cuando empezó a sonar esa música absolutamente incoherente y escandalosa a medida que se aproximaban a la entrada supe que algo iba mal. Y así fue... lo que prometía la película se tornó en predecible, las actuaciones en sobreactuaciones (DiCaprio no acaba de hacer un personaje creíble y siempre tengo la sensación de que la interpretación le queda grande como un traje 2 tallas por encima de la suya que intenta llevar con la mayor dignidad posible...) y el guión en un mero "voy a engañaros y luego a explicaros todo". No hace falta, gracias...

No me esperaba esto de tí, Darren...
La única película que me faltaba por ver de este director (valorado por mí) me ha sorprendido a modo de decepción por varios motivos: históricamente incongruente, confusamente narrada, ridículamente sentimental y aburridamente pretenciosa.
Es de esas películas que deseas se aclaren un poco (no mucho, sólo lo justo para poder darle un voto de confianza) o en su defecto que termine ya de una vez para no tener la sensación de haber estado perdiendo el tiempo. No me interpretéis mal, la película en líneas generales se entiende o más bien se adivina lo que quiere transmitir. Sé que no hay que buscarle las cosquillas, pero coño... lo del look monje budista en posición flor de loto en la burbujita harta lo suyo además de no pegar ni con cola en el resto del metraje. Una película no puede sustentarse sólo en la estética visual que no voy a negar que es bella en su factura sino que debe progresar y no repetirse como una mala digestión... y encima, alucinógena.
Me sorprende ver tanta crítica excesivamente positiva hasta lo incomprensible. Está claro que el superávit de pajas mentales rebosa por doquier.
P.D: yo fui de los que se aburrieron.